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Andrés Sendagorta (Instituto de la Empresa Familiar): “En España hay seguridad jurídica, pero falta previsibilidad”

El ejecutivo, que preside la multinacional de ingeniería Sener, defiende a las compañías tras la polémica por el anuncio del traslado de Ferrovial: “Me duele que el presidente de mi Gobierno hable así de los empresarios”

Andrés Sendagorta, presidente de la multinacional de ingeniería Sener y del Instituto de la Empresa Familiar (IEF).
Andrés Sendagorta, presidente de la multinacional de ingeniería Sener y del Instituto de la Empresa Familiar (IEF).Santi Burgos
Jesús Sérvulo González

La polémica decisión de la multinacional española de construcción e infraestructuras Ferrovial de trasladar su sede a Países Bajos para cotizar en Wall Street ha desatado la ira del Gobierno. El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, lanzó hace unos días: “Los empresarios tienen una enorme responsabilidad con la sociedad en la que nacen y desarrollan su actividad. En España hay ejemplos extraordinariamente positivos de grandes empresarios comprometidos con su país. Desde luego, tras este anuncio, no es el caso del señor [Rafael] Del Pino”. Otros miembros del Gobierno acusaron al presidente de Ferrovial de adoptar la decisión por “interés personal” para pagar menos impuestos. E incluso le tildaron de ser poco “patriota” porque, argumentan, la constructora ha crecido en España al calor de las obras públicas: en las últimas décadas se adjudicó más de 9.000 millones de euros en contratos públicos. Lo cierto es que los motivos esgrimidos por la empresa para irse a Ámsterdam han sido algo confusos y no han terminado de convencer. El episodio ha evidenciado la enorme distancia que se ha abierto en el último año entre La Moncloa y los empresarios, que empezaron la legislatura en una especie de luna de miel y la están acabando muy alejados.

En este contexto, el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), una organización de empresas de la que forman parte Inditex, Mercadona, Acciona, Puig o Gestamp, entre otras, emitió esta semana un comunicado reclamando al Gobierno que “evite descalificar a empresas y empresarios por decisiones adoptadas en el legítimo ejercicio de su libertad empresarial”. El presidente de esta asociación de compañías de origen familiar es Andrés Sendagorta (Madrid, 64 años), quien también dirige Sener, la multinacional de ingeniería vasca, fundada por su padre y su tío. Sener factura cerca 1.000 millones de euros al año y cuenta con cerca de 2.500 empleados en una treintena de países. Antes de tomar las riendas de la empresa, Sendagorta fue oficial de la Armada y piloto de combate, formado en la Marina de Estados Unidos. Recibe a EL PAÍS en las oficinas de la asociación, en la plaza de la Independencia de Madrid, una de las zonas más exclusivas de la capital.

Pregunta. El IEF suele tener un perfil bajo. Pero esta semana han reclamado al Gobierno que recupere el clima de respeto y diálogo con los empresarios y que no haga descalificaciones. ¿Qué se ha roto?

Respuesta. Creo que las cosas estaban llegando a un punto en el que teníamos que decir algo. Entre otras cosas, para hacernos reflexionar a todos sobre dónde estábamos llevando este tema [la polémica decisión de Ferrovial y la reacción del Gobierno]. Las cosas estaban tomando un cariz que nos parecía que debemos pararnos y reflexionar. Primero sobre el discurso. No tenía ningún sentido descalificar así a los empresarios. Sentémonos y dialoguemos, porque este país ha demostrado que si lo hacemos podemos llegar a grandes soluciones. Esta situación es una pena. Yo no he visto ningún sitio en Europa en el que personas del Gobierno descalifiquen a los empresarios.

P. ¿Por qué han reaccionado ahora y no cuando hace un mes miembros del gobierno calificaron a Juan Roig, presidente de Mercadona, como “capitalista despiadado”?

R. Al principio pensamos, quizás a alguien se le ha escapado o no ha pensado muy bien lo que estaba diciendo. O, simplemente, se ha calentado. Dijimos, vamos a esperar un poco. Pero cuando el nivel de descalificación ha sido tal que el daño se podía cronificar, entonces sí nos hemos puesto más nerviosos. Tenemos un tesoro como país, y cuidado, porque lo podemos estropear.

P. ¿Cree que en España hay inseguridad jurídica?

R. No. Hay seguridad jurídica y lo digo de forma contundente. Pero es cierto que el Gobierno tiene que estar pensando qué medidas necesitan esas compañías para que puedan competir. No con un señor que está en Soria o en Sevilla, es que van a competir en el mundo globalizado. No diré nunca que haya que legislar para beneficiar a los empresarios. Lo que digo es que legislemos para que esos empresarios puedan competir en ese mundo global.

“El nivel de descalificación ha sido tal que el daño se podía cronificar”

P. Sin embargo, cada vez hay más empresarios que aluden a esa inseguridad jurídica. ¿Cree que subir impuestos o que los trabajadores recuperen derechos crea inseguridad jurídica?

R. No. Yo pienso que hay seguridad jurídica en España y además lo digo de forma contundente, pero falta previsibilidad, sería muy de agradecer que la hubiera. Porque las empresas tenemos que hacer planes a largo plazo.

P. Hace seis meses su discurso en la clausura del congreso del IEF fue casi premonitorio. Decía: “Nosotros somos de aquí, no nos vamos a ir”. Pero Ferrovial se va.

R. Lo seguiría diciendo porque me parece maravilloso vivir en un país como este, con una Constitución, un ordenamiento jurídico y que está en Europa. A mí me gusta vivir en un país donde se puedan tomar decisiones por criterios empresariales y eso es lo que ha pasado con Ferrovial. Evidentemente, yo preferiría que no ocurriera. Pero eso nos debe hacer reflexionar a todos qué tenemos que hacer para que grandes, medianas y pequeñas compañías que necesitan unas herramientas se las pongamos a su disposición. Si una empresa necesita cotizar en la Bolsa de Nueva York para atraer capital e inversores porque va a hacer grandes obras, oiga, tendré que buscar una fórmula para que pueda hacerlo sin irse porque el empresario probablemente está pensando en el bien de la empresa y eso incluye en las personas que trabajan ahí, inversores, sus clientes, todo el mundo.

Andrés Sendagorta, presidente del Instituto de la Empresa Familiar
Andrés Sendagorta, presidente del Instituto de la Empresa FamiliarSanti Burgos

P. Sener tiene filiales en 30 países. ¿Se han planteado trasladarse?

R. No me lo quiero plantear, pero es que no lo necesitamos.

P. ¿Y cree que va a haber más traslados?

R. No, ahora no creo. Pero tenemos deberes por hacer y creo que los tenemos que hacer juntos. Nos tenemos que sentar el Gobierno y el mundo empresarial y buscar mejoras que permitan que las empresas sigan creciendo. Yo quiero convertirme en una empresa global. Me gustaría tener ese problema de tener que cotizar en la Bolsa de Nueva York. Porque toda empresa debe querer crecer. Y si no, es una empresa enferma. Entonces bendito sea que tengamos cada vez más problemas de ese tipo. Pero pensemos en las soluciones.

“Creo que se han cometido errores, quizá también de los empresarios”

P. En los últimos meses se ha enfriado la relación entre la empresa y el Gobierno. ¿Cuándo surge esa desafección?

R. Creo que ha sido paulatino. Pero a mí no me gusta ser dramático. Yo tampoco diría que hay desafección. Efectivamente, se han cometido algunos errores. Probablemente también por parte de los empresarios, pero creo que no debemos dejar de hablar, dialogar, y eso se ha cortado un poco.

P. El Ejecutivo asegura que recibe y atiende a los empresarios ¿Cuál es el problema entonces?

R. Me encanta escuchar eso, porque yo no digo que no nos escuchen, pero creo que tenemos que profundizar mucho más. Podemos ayudar muchísimo más a las instituciones, al Gobierno, aunque luego tome las decisiones que considere, porque es lo que le corresponde. Tenemos que trabajar juntos, como se ayudó con la covid. Pero sí que notamos que no cuentan con nosotros. Se puede discrepar en algunas cosas, pero seguro que en otras podemos ayudar.

P. ¿La tensión entre los empresarios y el Gobierno tiene que ver con que estemos en año electoral?

R. Claro, pero eso es lo natural. A mí me encanta que haya elecciones, me encanta vivir en mi país, donde hay libertades y pasan estas cosas. Pero, ya sabemos lo que pasa cuando hay elecciones. Por eso digo que no me gusta dramatizar demasiado.

P. La CEOE señaló que hay una campaña de desprestigio contra los empresarios. ¿Considera que es verdad?

R. Yo no lo creo. Creo que hay cosas que se han dicho que no deberían decirse.

Claro que afecta que estemos en año electoral. Por eso a mí no me gusta dramatizar demasiado

P. Pero cada vez más se alude a esa imagen de los empresarios del puro y de la chistera...

R. No he visto puros y chisteras en todos los viajes que he hecho. El presidente del Gobierno hizo sus viajes del Peugeot [durante las primeras del PSOE], pero yo también he hecho bastantes miles de kilómetros para visitar casi todas las organizaciones territoriales del IEF. Lo que he visto es gente absolutamente comprometida. No he visto ni puros, ni chisteras. No he visto ningún empresario de todos los cientos con los que estado, que no esté pensando en sus trabajadores, en sus clientes, en sus proveedores y mucho más. Por eso, duelen esas palabras desde el Gobierno. Yo no lo calificaría de indignación, pero si de un cierto dolor. A mí me duele que el presidente de mi Gobierno hable de así de los empresarios. Me duele y lo digo.

P. Desde el verano pasado el presidente del Gobierno ha señalado directamente a algunos empresarios. Aludió Botín, a Galán y a Del Pino. Dijo que hay poderes ocultos que impiden llevar a cabo su agenda. ¿Qué ha cambiado?

R. La verdad es que yo nunca he visto poderes ocultos. Me gustaría verlos. Tengo auténtica curiosidad, pero no he visto poderes ocultos. He visto empresarios, unos más pequeños, otros muy grandes, generaciones diferentes pero todos empeñados en sacar adelante sus empresas. Eso es lo que yo he visto. Por eso no entiendo muy bien cuál es el objetivo de decir eso. No sé quién se va a beneficiar de eso.

P. ¿Qué piensa cuando se acusa a Ferrovial de no ser patriótica porque se van después de haber recibido miles de millones en contratos públicos?

R. A mí hablar de patriotismo me parece delicado. He trabajado muchos años vida rodeado de personas que se juegan la vida. Todos los días he visto sacar náufragos de pesqueros que estaban a punto de hundirse [fue comandante de la Marina]. He visto sacar inmigrantes y la cara de pánico de esas personas. A mí no se me olvidan esas personas que, poniendo en riesgo su vida, me han enseñado lo que es la vocación de servicio. A mí repartir carnés de patriota me cuesta. Yo sé lo que es el servicio público, lo llevo dentro.

“Tenemos que sentarnos y buscar soluciones que nos permitan crecer”

P. Pero, ¿cree que una empresa que ha recibido 9.000 millones en contratos públicos no tiene cierta deuda moral?

R. Yo creo que lo importante es que las empresas vayan bien. Me parece mucho más importante que las empresas no tengan un marco jurídico adecuado en el cual por decisiones empresariales se tengan que mover.

P. Cuando salieron las empresas de Cataluña no hubo tanto revuelo.

R. Podríamos pensar por qué ahora sí y antes no. A mí me dio mucha pena cuando ocurrió lo de lo de Cataluña. Primero porque soy vasco y he vivido una temporada tremenda en el País Vasco, donde había personas que estaban empeñadas en que te fueras de allí. Ellos decidían quién merecía ser vasco y quién no. Probablemente yo tengo una sensibilidad especial de aquella época tan dura en la que en la que mi familia decidió que somos de aquí y somos españoles y de aquí no nos sacaban. Esas cosas me cuestan. Me dolió lo de lo de Cataluña. Yo hubiera preferido que las empresas se quedasen en Cataluña. Es más, lo que hubiera preferido es que no hubiesen tenido la necesidad de irse de Cataluña por una situación tremenda.

P. Los empresarios siempre hablan del sector, de otros empresarios, de directivos, de los inversores, pero pocas veces aluden a los trabajadores.

R. Pues a mí me parece clave. Suelo decir que las empresas al final llegan a donde llegan sus personas, sus trabajadores, ni más, ni menos. Por otra parte, mirando al futuro, creo que algunos tenemos problemas a medio plazo: tenemos un enemigo silencioso pero brutal que se llama natalidad. El verdadero peligro para el futuro de nuestra sociedad es el índice de natalidad que tenemos. La batalla por el talento va a ser una batalla a muerte. El otro día me decía un director de personas que ahora cuando entrevista a alguien, esa persona le entrevista a él. Si queremos atraer a las mejores cabezas a nuestras empresas, tenemos que hacer muchas cosas.

P. Como lo fue a Sener el año pasado.

R. Ha ido bien. Están pasando cosas que no nos habían pasado nunca y es que las cuatro áreas fundamentales en las que estamos están en ebullición: la energía, las infraestructuras, la defensa y el aeroespacial.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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