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CaixaBank defiende que las ayudas a los clientes vulnerables sean temporales y que aplique a un “perímetro reducido”

La entidad catalana ganó 2.457 millones hasta septiembre, casi la mitad que el mismo periodo del año anterior, por el impacto de la fusión con Bankia

Josep Catà Figuls
Caixabank
Torres de CaixaBank en Barcelona.

CaixaBank obtuvo un beneficio contable de enero a septiembre de 2.457 millones de euros, lo que implica una reducción del 48,8% con respecto al mismo periodo del año anterior. Este recorte se debe, ha explicado la entidad bancaria en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), al impacto contable extraordinario derivado de la fusión con Bankia: en los nueve primeros meses de 2021, el resultado positivo fue de 4.801 millones de euros, ya que incluía una aportación positiva a efectos contables de 4.300 millones por el fondo negativo de comercio, conocido como badwill, y otros resultados extraordinarios asociados a la operación. Al desaparecer esa aportación en las cuentas de este año, el resultado sufre un retroceso, pero el banco destaca que, sin contar este efecto, los beneficios crecieron un 17,7% hasta el tercer trimestre, por el incremento de la actividad y el ahorro en costes que se deriva de la propia integración con Bankia. Los títulos de CaixaBank han perdido un 7% en la sesión bursátil de este viernes.

Uno de los puntos que han centrado la rueda de prensa de presentación de resultados del consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, ha sido la negociación entre Gobierno y banca para acordar ayudas a los clientes financieros vulnerables. En este sentido, el ejecutivo ha defendido que se trate de medidas temporales, no permanentes, al tratarse de una crisis muy concreta. Además, considera que los que lo pasen mal será un grupo pequeño de hipotecados: “Acuerde lo que se acuerde, tiene que aplicarse a un perímetro reducido, a los más vulnerables”, ha asegurado Gortázar.

En la rueda de prensa, en su sede en Valencia, ha añadido que el grupo está “en plena forma”. “La volatilidad y la caída de los mercados han tenido un impacto, pero la actividad comercial ha sido fuerte, la morosidad presenta una buena evolución y el resultado también”, ha señalado, apuntando que la entidad se fija en la visión proforma de las cuentas, la que hace la comparación con los resultados del año anterior sin tener en cuenta los impactos extraordinarios de la fusión. “Es lo que representa mejor la realidad económica”, ha remarcado. En este sentido, la entidad destaca la solidez de su negocio, con unas ratios de rentabilidad similares a las de 2021 (con una rentabilidad sobre los recursos propios del 8,4%, aún inferior al coste del capital), la importancia de los recursos de clientes (hasta 612.504 millones de euros, que aunque representa una reducción del 1,2%, implica una captación neta de casi 11.000 millones) y las sinergias que se han conseguido tras la fusión con Bankia el año pasado, lo que ha permitido reducir gastos de administración y amortización recurrentes un 5,9% (los gastos de personal caen un 8,5%, tras las salidas pactadas en el ERE que llevó a cabo la entidad para dimensionar la plantilla después de la integración de Bankia).

Gortázar ha destacado que la mejora del resultado se ha conseguido gracias al impacto de los ingresos, que en los nueve primeros meses del año fueron de 8.647 millones (un 2,7% más). Aunque el margen de intereses pesa en negativo (-0,4%) y caen los ingresos de participadas (-34,7%), el resto de ingresos sube un 6,9% (destacan los ingresos por comisiones, que aumentan un 2,1% por el incremento de la actividad, los ingresos por los ahorros a largo plazo, un 3,6% más, y los seguros de protección, un 12,7% más). “Por lo tanto, por ahora no estamos beneficiándonos de la subida de tipos de interés del Banco Central Europeo, aunque lo haremos en el futuro. Se trata de una evolución muy sana que depende todavía de nosotros, no de los tipos de interés”, ha subrayado. La partida de ingresos por dividendos (132 millones que incluyen los dividendos de Telefónica y BFA por 38 y 87 millones respectivamente) cayó un 13,6%, y el resultado atribuido a las participadas un 43,5%. Esto último se debe, explica la entidad, a la salida del capital de Erste Group Bank y a que desde enero de este año Bankia Vida se registra por el método de integración global.

El margen de explotación sin extraordinarios fue de 4.096 millones, lo que implica un aumento del 14% en la visión proforma de las cuentas, o del 23,1% si se tiene en cuenta el efecto de la integración. Ese crecimiento, explica la entidad, se ha conseguido gracias al crecimiento del margen bruto (+2,7%) y a las sinergias que han permitido reducir costes. La ratio de capital CET1 se sitúa en el 12,4% tras el impacto extraordinario del programa de recompra de acciones Share BuyBack (-83 puntos básicos, correspondientes a la deducción total del importe máximo autorizado de 1.800 millones de euros). La entidad asegura que ha logrado una generación orgánica de capital en los nueve primeros meses del ejercicio de 92 puntos básicos, y cuenta con unos activos líquidos totales de 141.981 millones y con un Liquidity Coverage Ratio (LCR) del 276%, “muy por encima” del mínimo regulatorio requerido del 100%.

Con respecto al crédito, la cartera ha crecido hasta los 351.462 millones de euros, un 3,4% más, y el aumento se registra tanto en empresas como en consumo e hipotecas. El consejero delegado ha querido fijar su atención en el mercado hipotecario: “Tenemos todos la preocupación sobre el impacto de la subida de tipos en la capacidad de pago de nuestros clientes, pero aunque la cuestión es importante, esta situación no tiene la gravedad de la crisis anterior, ni mucho menos”. En este sentido, ha destacado que la cartera hipotecaria, de 125.000 millones, está compuesta en un 60% por hipotecas concedidas antes de 2012, y que el 70% son a tipo variable. “Esperamos que puedan volver a hacer frente a pagos como lo hicieron en el pasado”, ha dicho en referencia a que estos créditos ya fueron puestos a prueba en la anterior crisis, y se pagaron. De las nuevas hipotecas concedidas en 2022, el 90% son a tipo fijo, “por lo que no tendrán el problema de la subida de la cuota”. Gortázar ha recordado que la tasa media del esfuerzo de los hogares destinado a la hipoteca está por debajo del 25% de los ingresos, y que la previsión es que la subida de tipos incremente este esfuerzo hasta el 30%, mientras que en la crisis de 2008 era superior al 50%.

Sobre la morosidad, otra de las preocupaciones que el sector bancario afronta ante la subida de tipos y las dificultades que vienen a causa de la inflación y la crisis energética, Gortázar ha destacado que la mantienen a raya. En los nueve primeros meses del año la ratio de morosidad fue del 3%, en niveles mínimos desde 2008, mientras que los saldos dudosos se han reducido en 2.000 millones, hasta los 11.643 millones. Con todo, el consejero delegado ha admitido que en 2023 habrá un deterioro de la morosidad “razonablemente moderado”. “El entorno económico se deteriora, pero tenemos una serie de razones para pensar que el impacto en España será menor que en otros países europeos: No estamos en una burbuja inmobiliaria y tenemos una mejor dinámica del mercado laboral. Vamos a tener sin duda un 2023 que no va a ser bueno, pero no tenemos que ser catastrofistas”, ha remarcado. CaixaBank dispone de un fondo colectivo de provisiones por importe de 1.257 millones de euros, que se ha mantenido estable en el trimestre, teniendo en cuenta que las “incertidumbres macroeconómicas todavía están latentes”, y porque la entidad ya hizo una previsión importante en tiempo de pandemia. “Hubo un movimiento muy relevante de prudencia y de acumular provisiones durante el covid”, ha dicho Gortázar. Sobre la evolución de los préstamos parcialmente avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO), un 28% del total ya ha sido amortizado o cancelado, y del resto, un 95% está ya amortizando principal y solo un 4,4% está clasificado como morosidad.

Gortázar no ha entrado a valorar la situación política y las negociaciones para sacar adelante los presupuestos, pero sí ha sido muy crítico con el impuesto temporal a la banca con el que el Gobierno quiere sufragar parte de las medidas para hacer frente a la inflación, y que se espera que salga adelante antes de que termine el año. El consejero delegado de la entidad lo ha definido como una “prestación patrimonial” al estar referida a los ingresos que obtenga la banca y no a los resultados. “No me parece lógico y mucho menos perpetuarlo en el tiempo”, ha dicho sobre la posibilidad de que este tributo sea permanente. CaixaBank mantiene su estimación de 450 millones de euros de impacto del impuesto para el primer año.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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