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El sector gasista calcula que el biometano podría cubrir la tercera parte de la demanda en España

La patronal Sedigas urge a aumentar las interconexiones con el resto de Europa tras años de retraso en el Midcat

Ignacio Fariza
El presidente y la secretaria general de la patronal gasística Sedigas, Joan Batalla y Naiara Ortiz de Mendibil, este martes en Madrid.
El presidente y la secretaria general de la patronal gasística Sedigas, Joan Batalla y Naiara Ortiz de Mendibil, este martes en Madrid.Emilio Naranjo (EFE)

El gas barato, una constante durante décadas, ha sido el principal factor detrás del frenazo en la expansión del biometano: la alternativa renovable ha sido, por sistema, sustancialmente más cara que su par fósil. La explosión de precios en el último año, sin embargo, ha cambiado por completo las tornas: ya compite de tú a tú en costes, con la península Ibérica como uno de los países con mayor potencial de desarrollo. En esta coyuntura, la patronal sectorial Sedigas ha calculado este martes que la tercera parte de la demanda en España se podría cubrir con combustible procedente de desechos biológicos, aguas residuales o residuos orgánicos domésticos e industriales.

“Ya hay una hoja de ruta, como reclamábamos desde hace años, pero debemos ser más ambiciosos: el potencial de generación es de más de 120 teravatios hora (TWh), lo que quiere decir que un tercio de la demanda total y cerca del 60% de la demanda industrial podría ser sustituida”, ha subrayado Joan Batalla, el presidente de la asociación que reúne a las principales empresas del sector gasista, en el cónclave anual del organismo. “No es una ambición que defendamos solo nosotros, sino que la propia Comisión Europea habla de duplicar el biometano de aquí a 2030. España puede y debe asumir el liderazgo europeo″, ha insistido.

10% en 2030

La expectativa, sin embargo, choca con la realidad actual. Hoy por hoy, el aprovechamiento del biometano es mucho menor en España que en la mayoría de países vecinos. Y aunque hay —según el conteo de Sedigas— alrededor de 200 proyectos “preparados para materializarse en los dos próximos años”, España únicamente cuenta con cinco plantas inyectando biometano a la red. Pese a ello, la patronal gasista ve en biometano “el presente, atendiendo a que es una tecnología madura, y el hidrógeno, el vector energético del futuro”.

La organización empresarial basa sus cifras en las proyecciones del Ejecutivo comunitario, que calcula un “potencial técnico” de generación de biometano en España de 122 TWh, frente a un consumo total de 378. A la vista de estos datos, la patronal cree que las autoridades nacionales “deberían marcarse como objetivo” que el 10% de toda la demanda gasista se cubra con esta fuente renovable ya en 2030.

La hoja de ruta de los Veintisiete pasa por duplicar los objetivos actuales de producción hasta los 35.000 millones de metros cúbicos, lo que permitiría cubrir la cuarta parte del gas que se consume hoy en la UE. La inversión requerida para lograr ese objetivo rondará los 37.000 millones de euros de aquí a 2030. “El biometano puede destinarse a usos industriales, generación de electricidad y calefacciones, reemplazando directamente al gas natural”, se lee en el último plan de la Comisión Europea para dejar de depender de la energía rusa, presentado hace dos semanas.

Más interconexiones

Con seis regasificadoras (las instalaciones en las que este combustible se devuelve a su estado natural), España es el país europeo con mayor potencial de importación de gas natural licuado del Viejo Continente. Eso, en las actuales circunstancias —en plena desconexión de Rusia— es un gran valor que, sin embargo, queda sometido a un potente cuello de botella: la debilidad de las interconexiones con el resto de Europa. Dos proyectos están llamados a suplir esa carencia: el gasoducto Midcat, que debería atravesar los Pirineos, paralizado desde hace años; y la conexión Barcelona-Livorno bajo el mar Mediterráneo, que el Ejecutivo comunitario acaba de poner encima de la mesa pero que no estará disponible a corto plazo.

“Es imprescindible avanzar en el despliegue de infraestructuras para el aprovechamiento de los gases renovables y hay que seguir ampliando las interconexiones del sistema gasista español”, ha reclamado este martes la secretaria general de Sedigas, Naiara Ortiz de Mendíbil. Esas interconexiones podrían, según la patronal, “convertir a España en puerta de entrada del gas renovable en Europa”.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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