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El efecto divisa da un respiro a las empresas españolas más internacionalizadas (y ahoga a otras)

La caída del euro frente al dólar, el real brasileño o el peso mexicano ayuda a las cuentas de resultados de las firmas con fuerte presencia internacional, pero perjudica a las más intensivas en energía y materias primas

Vista de la Torre Bancomer, del BBVA, en la Ciudad de México, en noviembre de 2020.
Vista de la Torre Bancomer, del BBVA, en la Ciudad de México, en noviembre de 2020.Nayeli Cruz Bonilla

La divisa ha sido durante años un lastre para las empresas españolas con presencia exterior, sobre todo para aquellas con inversiones en Latinoamérica, donde trimestre a trimestre la devaluación de la moneda solía restar algo de brío a la cuenta de resultados. Pero la tendencia se ha invertido. En el último año, el real brasileño se ha apreciado un 20% frente al euro, y allí es donde el Banco Santander, la principal entidad española, logra sus mayores beneficios. Telefónica, a través de su filial Vivo, e Iberdrola son allí grandes operadores del mercado. Algo parecido ha sucedido en México, donde el peso se ha revalorizado en torno al 13%, beneficiando de nuevo al Santander y a Iberdrola, pero también al BBVA, líder del mercado bancario.

La evolución en Estados Unidos es otra fuente de buenas noticias para las grandes empresas españolas, entre ellas la banca. El billete verde le ha llegado a recortar al euro un 14% —la moneda del Viejo Continente se cambiaba a mediados de este mes por 1,04 dólares— debido a que la Reserva Federal está subiendo los tipos de interés más rápido que el Banco Central Europeo. Eso está provocando que el cambio se acerque a una paridad que no se ve desde 2002. En ese viraje del efecto divisa hay una notoria excepción: el hundimiento de la lira turca sigue golpeando al BBVA, dueño de Garanti, el mayor banco del país.

“El euro se ha depreciado en parte por la guerra de Ucrania, que le afectará más que al resto previsiblemente. El FMI ha rebajado su previsión de crecimiento para 2022 y espera una inflación mayor. Todo esto afectará un poco más a Europa que a Norteamérica o Latinoamérica, donde el impacto será neutro o incluso positivo”, explicaba el consejero delegado del Banco Santander, José Antonio Álvarez, en la presentación de los resultados del primer trimestre de la entidad.

El real brasileño ya hace crecer la cuenta de resultados. La diversificación geográfica del banco dibuja un cuadro casi simétrico en la contribución de sus tres grandes áreas: Europa (34%), que ha rebotado con fuerza este trimestre, Sudamérica (30%) y Norteamérica (27%). Y si se mira por mercados, Brasil y Estados Unidos se mantienen como los motores del negocio del grupo y son los que más aportan a los beneficios. De ahí la importancia de la apreciación sobre el euro tanto del real como del dólar para el Santander.

La entidad que preside Ana Botín también está presente en México, aunque el grupo financiero español que se puede ver más beneficiado por el efecto que tenga el peso mexicano es el BBVA. El banco cosechó casi la mitad de sus ganancias en el primer trimestre en este país (777 millones de euros). Así, un peso fuerte supondrá una bocanada de aire para sus cuentas.

No le ocurre lo mismo al BBVA con su filial turca Garanti, de la que ya posee el 86% del capital tras la oferta pública de adquisición para hacerse con el control de la entidad. La lira ha sufrido una devaluación importante en los últimos meses, lo que ha afectado a esta operación para bien y para mal: por un lado, el banco ha pagado menos por la parte que no poseía de Garanti, aunque del mismo modo su valor en libros también es menor, así como la capacidad de generación de resultados. Al menos mientras la divisa del país siga en los valores actuales, algo que tanto el presidente, Carlos Torres, como el consejero delegado, Onur Genç, consideran una oportunidad por su potencial revalorización.

Los grandes transatlánticos bancarios cuentan con otro punto a su favor para los próximos meses en la inminente subida de tipos en Europa: el BCE ya ha adelantado que a finales del tercer trimestre ya dejarán de estar en negativo, y eso ayudaría a que los márgenes de las entidades mejoren. La incertidumbre generada por la invasión rusa de Ucrania ha puesto a la banca española en alerta, no por su exposición directa, sino por las consecuencias para la economía en su conjunto, dado que un menor crecimiento repercute en sus resultados. Sin embargo, las entidades que tienen una parte de su negocio al otro lado del Atlántico llegan mejor pertrechadas a esas turbulencias.

Problemas para las importaciones

Los efectos de los cambios de valor de las divisas tienen su cara y su cruz. Como explica Joan Tristany, director general de Amec, la entidad que aglutina a empresas industriales internacionalizadas, es cierto que un euro débil vuelve más competitivas a las compañías españolas al poder vender en el exterior a un precio más barato. Incluso en los países de la zona euro se ven beneficiadas, porque las competidoras estadounidenses ofrecen sus productos más caros. Fuera del ámbito de las empresas exportadoras o establecidas en otros países el impacto es muy distinto. Especialmente por el efecto del encarecimiento de materias primas clave como el petróleo y el gas, que se pagan en dólares, y por tanto provocan subidas de precios en el combustible y la electricidad.

”La cuestión de la energía es muy crítica a nivel de país. Porque no es solo un factor productivo, sino un bien de consumo. La usamos las familias, y con este tipo de cambio tiene un impacto global sobre los hogares, los salarios o el precio de los productos de consumo. Nos lleva a una escalada de la inflación”, afirma Tristany, que recientemente visitó una metalúrgica para la que las materias primas y la energía suponen el 70% de sus costes.

¿Un efecto temporal?

Leopoldo Torralba, economista de Arcano Economic Research, explica que en ciertos casos incluso las empresas con intereses fuera no notarán con tanta fuerza el efecto divisa, porque tienen coberturas financieras para disminuir su exposición a sus movimientos. Es el caso de Telefónica, que ha estado emitiendo deuda en reales brasileños. Además, Torralba advierte de que el impacto positivo para las empresas españolas de monedas como el real brasileño o el peso mexicano podría ser algo temporal. “Las divisas latinoamericanas tienen sus riesgos específicos y debemos ser cautos con su evolución futura. Los países emergentes tienen mucha exposición a las materias primas, una parte importante de sus ingresos depende de su precio, y eso puede ser engañoso, porque aunque a corto plazo sí que han subido, creemos que irán cayendo conforme pasen los meses”, apostilla.

De esta forma, un retroceso en el precio de las materias primas iría acompañado de otro de las divisas emergentes. Para Torralba, el fin de las restricciones pandémicas y la crisis inmobiliaria china desinflarán el precio de los metales y la energía. “A todo esto hay que sumarle el hecho de que tienen menos recursos sanitarios y menos tasa de vacunación, lo que aumenta los riesgos para la recuperación”, concluye.

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