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Teresa Ribera emplaza al sector privado a implicarse en la transición ecológica

La ministra señala en un acto en Barcelona que “no puede ser que en un contexto tan loco como este haya a quien le va estupendamente bien la cuenta de beneficios”

Conferencia moderada por la directora de El País Pepa Bueno con Teresa Ribera, Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España, Francesco La Camera, director general de IRENA y Jaume Collboni, Primer Teniente Alcalde de Barcelona.
Conferencia moderada por la directora de El País Pepa Bueno con Teresa Ribera, Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España, Francesco La Camera, director general de IRENA y Jaume Collboni, Primer Teniente Alcalde de Barcelona.Massimiliano Minocri
Marc Rovira

La energía se ha ganado a base de dar sustos un lugar preferente en la lista de preocupaciones ciudadanas. Recibos de la luz disparados y respiración contenida por si la guerra de Ucrania empuja a Rusia a cerrar la llave de paso del gas. El escenario ha zarandeado los cimientos de un modelo energético que ya sufría achaques y ha puesto al descubierto la necesidad de impulsar una reforma que esquive la dependencia de suministradores poco fiables y priorice las fuentes energéticas limpias. En ese contexto, la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, lanza un aviso a navegantes: “No puede ser que en un contexto tan loco como este, de precios desbocados, haya a quien le va estupendamente bien la cuenta de beneficios”. La vicepresidenta tercera del Gobierno verbalizó su advertencia en Barcelona, donde este viernes protagonizaba una de las conferencias del React, un foro con expertos nacionales e internacionales para debatir y reflexionar sobre el futuro económico y la sostenibilidad. Ribera puso de relieve que los beneficios aludidos, “luego se traducen en dividendos”, precisó, deben contribuir a soportar las cargas que conlleva la “transformación social”. “Es imposible afrontar la transformación si no nos damos cuenta de que debe ser una equitativa”, precisó.

El React, donde también compareció la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, buscaba poner sobre la mesa los retos que supone la transición ecológica y la reducción de emisiones. A preguntas de la directora de EL PAÍS Pepa Bueno, que ejerció de moderadora en uno de los debates del día, Ribera sentenció que activar un cambio en el modelo energético supondrá un esfuerzo, pero es innegociable. Y la carga debe repartirse entre el sector público y el privado, manifestó. ¿Cómo incentivarlo? “Puede haber iniciativas de las propias empresas o puede ser a través de una invitación para que se haga”, dijo, antes de poner de relieve que siempre queda la posibilidad de recurrir a “un sistema fiscal” que abogue por garantizar un retorno de las ganancias. “Queremos que haya un reparto equitativo de ese esfuerzo”, dijo.

“Es muy importante entender que hay que actuar para cambiar el sistema”, manifestó Francesco La Camera, director general de IRENA, la agencia internacional de las energías renovables. La eólica y la fotovoltaica se presentan como los motores del salto energético, dos aliados para mitigar la amenaza de la carbonización y las concentraciones de CO2. “El mercado nos empuja a un nuevo sistema energético, hace falta actuar ya mismo”, advirtió La Camera, al tiempo que ponía de relieve que “es crucial la colaboración entre diversos niveles de gobierno”. Jaume Collboni, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, admitió que las ciudades desempeñan un rol importante en la transición energética y la reducción de la contaminación. “El 60 o el 70% de las emisiones las generan las grandes ciudades, tenemos una obligación moral”, convino.

Preguntada sobre si el inestable escenario actual puede posponer la apuesta por la economía verde, la ministra Ribera fue tajante: “es importante no desviarse del camino, seguir y acelerar”, dijo. No obvió que se pueden introducir ”flexibilidades” en países que lo requieran. No parece ser el caso de España ni de Portugal, dijo. “Estamos bien posicionados, no tenemos una fuerte dependencia del gas ruso y deberíamos aprovecharlo”, consideró.

Los planes para buscar alternativas al inestable suministro energético ruso ha implicado el rescate de un proyecto que quedó aparcado en 2019: el gasoducto MidCat. Fue diseñado para unir España y Francia a través de Cataluña, pero quedó abandonado por los altos costes que implicaba. El Ejecutivo no esconde que la infraestructura ha recobrado interés. “No es una solución para la crisis actual, pero sí es parte importante de la agenda de descarbonización”, precisó Ribera.

Mientras Bruselas valora la propuesta para poner tope al precio del gas, buscando una carambola que deshinche la tarifa eléctrica, la responsable de la cartera de Transición Ecológica apuntó que “cuanto más consenso haya para esa propuesta, más fácil será que haya una respuesta favorable por parte de la Comisión Europea”.

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