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La gasolina bate por segunda semana consecutiva su récord de precio

El diésel acaricia su pico de 2012, cuando el petróleo cotizaba a 120 dólares por barril frente a los 90 de hoy

Ignacio Fariza
Un hombre reposta carburante en una estación de servicio.
Un hombre reposta carburante en una estación de servicio.

La secuencia es inequívoca: nuevo máximo histórico de los carburantes de automoción, nuevo golpe para el bolsillo de los consumidores, nuevo alimento para la espiral inflacionista. La gasolina reedita, por segunda semana consecutiva, su récord histórico de precios, según la última edición del boletín petrolero que publica este jueves la Comisión Europea. El diésel, por su parte, queda a menos de un céntimo de esa cota: si hace una semana alcanzaba el quinto valor más alto desde que hay registros, ahora es el segundo más elevado.

Con el precio de la gasolina disparado hasta casi 1,56 euros por litro y el diésel a un solo paso de los 1,45 euros que constituyen su techo desde que hay datos, llenar un depósito estándar (55 litros) de gasóleo A —por mucho el carburante más consumido en los surtidores españoles— cuesta hoy 79,4 euros frente a los más de 85,7 de uno de gasolina sin plomo 95. En lo que va de 2022, la gasolina acumula un repunte del 5,3% y el diésel, del 7,2%.

El acelerón de ambos combustibles es una mala noticia para el bolsillo de los conductores, para quienes llenar el depósito de su coche es hoy entre un 25% y un 30% más caro que hace un año, y para el Índice General de Precios (IPC). Tras el alza de la electricidad y el gas natural, la inflación recibe un nuevo empujón procedente del flanco energético.

Márgenes más altos de las gasolineras

Los máximos de los carburantes llegan, lógicamente, en un momento de precios altos del petróleo, la principal materia prima en su proceso de producción: el barril de brent, el de referencia en Europa, ha pasado de 20 a más de 90 dólares por barril en menos de dos años. Sin embargo, ese nivel queda muy lejos de su pico histórico, alcanzado en julio de 2008 —casi 150 dólares por barril— y, también, del nivel que exhibía en septiembre de 2012, de cuando data el anterior récord de la gasolina y el gasóleo.

A pesar de que la escalada de los últimos meses ha sido especialmente acusada en el caso español —es el país en el que más subieron los precios en 2021, según los datos agregados por la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas— , los carburantes de automoción siguen siendo notablemente más económicos en España que en la media de la zona euro y de la UE: los 1,56 euros por litro de gasolina palidecen, por ejemplo, en comparación con los 1,82 euros de Italia. Lo son, sin embargo, por una cuestión fiscal: los impuestos que gravan los carburantes son menores que en la mayoría de Estados miembros.

Los márgenes brutos de las estaciones de servicio, permanecen, en cambio, superiores a los de la media del resto de países que comparten la moneda única: 2,5 céntimos en el caso de la gasolina y 1,2 céntimos en el caso del diésel, según los últimos datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC, el regulador del sector). También en niveles notablemente más altos que en Francia: 10,1 y 8,9 céntimos, respectivamente. El reciente auge de las gasolineras de bajo coste ha elevado la presión competitiva en el sector, pero de momento es insuficiente para cerrar la brecha con los países vecinos. En comparación con Alemania, sin embargo, el margen de los surtidores españoles es inferior tanto en la gasolina (2,1 céntimos menos) como, sobre todo, en el gasóleo (7,4 céntimos).

Petróleo al alza

A futuro, son pocos los elementos que invitan al optimismo sobre el precio del gasóleo y la gasolina. Con la inversión en exploración de nuevas bolsas de crudo en niveles históricamente bajos y los principales países exportadores restringiendo artificialmente su producción, la presión parece garantizada por el lado de la oferta. Al menos, hasta que la eclosión de los vehículos eléctricos y los aviones de hidrógeno sea una verdadera realidad que escore del mercado los modelos de combustión y lleve al petróleo pase a un discreto segundo plano. Aún tendrán que pasar años.

Del lado de la demanda, la recuperación económica —con un impacto de la variable ómicron que ha quedado a años luz de lo que predijeron los más agoreros— y el paulatino regreso de los movimientos aéreos añadirán una dosis adicional de picante. La Agencia Internacional de la Energía (IEA, dependiente de la OCDE) sitúa el consumo actual al filo de los 100 millones de barriles de crudo al día, no tan lejos de las cifras de antes de la pandemia. El resultado de esta coyuntura —oferta contenida; demanda claramente al alza— es un nivel de inventarios históricamente bajo tanto en Europa como en Estados Unidos.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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