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Falta vidrio para tanto vino: las bodegas también pagan el precio de la crisis de suministros

Bodegueros, fabricantes y distribuidores sufren un incremento de los costes de las materias primas y retrasos en las entregas hasta tres meses. “Tuve que cambiar el tipo de botella para no perder ventas”, cuenta un afectado

Matteo Allievi
Botellas de vidrio en una bodega riojana.
Botellas de vidrio en una bodega riojana.VINCENT WEST (Reuters)

Carlos Rubio envasaba su vino de crianza en una botella bordelesa de 300 milímetros de altura y de color canela. Antes de Navidad, su proveedor de confianza le comunicó que no la volvían a fabricar hasta marzo. “Afortunadamente, puedo contar con otro productor, aunque tengo que hacer los pedidos con un mes de antelación. Desde junio, los distribuidores están retrasando todas las entregas porque las fábricas de botellas de vidrio no son capaces de abastecer toda la demanda”, comenta el gerente de Corral, una bodega riojana de tamaño medio. La fuerte demanda de vino como consecuencia de la recuperación pospandemia, la escalada de los precios de la energía y la congestión en la cadena de suministro han encarecido los costes de las materias primas y menoscaban su abastecimiento. Una preocupación en la que coinciden bodegueros, fabricantes y distribuidores de España, Italia y Francia, los tres mayores países productores de vino en Europa.

Desde finales de verano los profesionales del sector vitivinícola han registrado varios problemas de aprovisionamiento de todos los materiales necesarios para el envasado: vidrio, cartón, madera, cápsulas, corcho. El director general de la Federación Española de Vino (FEV), José Luis Benítez, ha señalado que la tensión afecta sobre todo a los formatos especiales de botella, como las que llevan un sello con el nombre de la empresa o que cuentan con características particulares de forma y peso. Es el caso de Gabriel García Agudo, administrador y sumiller de Linaje Garsea, una bodega de Burgos que envasa alrededor de 300.000 botellas cada año. Este cantinero no podía almacenar su vino de Crianza 2019 porque las entregas de la botella troncocónica que suele emplear están retrasadas hasta mediados de año: “Tuve que cambiar el tipo de botella para no perder un año de ventas. Los clientes no querían asumirlo, pero al final lo aceptaron a desgana”. Además, con respecto a las botellas que tiene en el almacén, señala que los precios han incrementado entre un 10% y un 20%.

La Asociación Nacional de Fabricantes de Envases de Vidrio (ANFEVI) descarta un desabastecimiento de materias primas y atribuye la falta de suministro que han experimentado algunos envasadores a un fuerte pico de la demanda, que se debe a múltiples factores. “Más marcas quieren embotellar en vidrio porque es más sostenible. Luego, con la reapertura de horeca (acrónimo de hoteles, restaurantes y caterings), muchos envasadores que durante la pandemia dejaron de pedir vidrio lo han vuelto a demandar todos a la vez. Por último, frente al encarecimiento de la energía, muchas empresas hacen acopio de envases por miedo a una subida de precios”, detalla la secretaria general de la organización, Karen Davies.

ANFEVI asegura que en ningún momento ha parado la producción de 19 millones de botellas y tarros diarios, al formar parte de las actividades esenciales. Sin embargo, el ritmo de producción es insuficiente para satisfacer la demanda. Davies recalca que es un problema transitorio y que se resolverá previsiblemente en la primera mitad de este año. “Las fábricas intentan absorber los aumentos de las tarifas, aunque cualquier subida brusca del precio de la energía o del embalaje tendrá que ser trasladada al coste del producto. Eso lo queremos evitar, porque el envasador lo pasaría al consumidor final”, añade.

Si la preocupación por el vidrio es circunstancial, algunos bodegueros concuerdan en que la industria más afectada es la del cartón. El gerente de Corral indica que los productores de papel y celulosa no dan abasto, de ahí que los costes subieran entre un 30% y un 40%: “Con la pandemia crecieron mucho los pedidos online, con lo cual aumentó la demanda de cajas”. El grupo Barón de Ley también sufrió un incremento de precio en el cartón, aunque solo en torno al 10%. “Nuestros proveedores nos están comunicando que en los próximos meses el aumento será parecido. Al parecer, no es un problema que se solucionará a corto plazo”, anota el director de compras, Diego Fernández.

Los embaladores también anotan retrasos en las entregas

La ampliación de los plazos de entrega ha llegado ya a las empresas de embalaje, que reciben la materia prima hasta con tres meses de retraso. El responsable adjunto de Gráficas Digraf, Álvaro Sendino, explica que el cartón que se utiliza en el sector vitivinícola es sofisticado y de mucha calidad, con un 95% de fibras vírgenes. “Tenemos cartón comprado hasta mayo, algo que antes era impensable, lo que nos crea un posible riesgo de un incremento bestial del inventario. La situación se ha complicado aún más y no hay previsiones de que vaya a mejorar para junio, como decían”, cuenta. Sendino entiende que después del parón provocado por la covid hubo un repunte de la demanda, pero no lo considera un motivo suficiente para explicar esta tensión en el mercado. “Los costes de los transportes inciden también, porque tenemos muchos cartones que vienen de China. Es una situación insostenible”, agrega.

Aunque es un problema global que afecta todo el sector vitivinícola europeo, cada compañía tiene sus políticas de abastecimiento. “Seguramente alguna ha sido más previsora que otra y, al tener más margen de negociación, ha hecho que sus proveedores le prioricen”, matiza el director general del Grupo Rioja, Iñigo Torres. Barón de Ley estima que no están acusando las dificultades que hay en el sector por tener abastecedores estables y por haberles comunicado sus previsiones de necesidades con antelación. “En el primer trimestre de este año pedimos al departamento de compra que fuera más diligente que nunca en adelantar los pedidos”, comenta Fernández. El grupo bodeguero Marqués del Atrio informa de que, aunque los plazos de entrega de algunos materiales se han ampliado hasta casi dos meses, la producción no está comprometida. No obstante, su director de marketing, Eduardo Peña, cree que esta situación ha puesto muy de relieve la capacidad de planificación de las áreas de producción de las bodegas: “Meses atrás hicimos bastante acopio de materiales, incluso más de lo normal. La precisión de estos cálculos es la que garantiza que puedas tener suficiente abastecimiento”.

Los postes para viñas han duplicado su valor

Las bodegas francesas también ven con preocupación el encarecimiento de los insumos. Pascal Vautier, gerente de compras de Champagne Castelnau, apunta que el material más afectado por la crisis de abastecimiento es la madera. “Los productores de palés han contingentado las ventas para cada país europeo, porque en los últimos años Estados Unidos ha aumentado mucho sus compras en Europa. Además, la pandemia ha frenado la producción”, comenta.

Además de los materiales de envasado, todos los elementos que componen la estructura del viñedo se han disparado un 30%. Laurent Cabrol, viticultor independiente y dueño de un terreno de ocho hectáreas en el departamento de Hérault, ha pedido unos postes de hierro de cara a la próxima temporada, pero no sabe ni si llegarán. Remi Dumas, productor que da su cosecha a la cooperativa Les Cotaux de Montpellier, encargó en marzo a su distribuidor una intercepa (herramienta que permite el control químico del suelo reduciendo el uso de herbicidas) y espera recibirla esta semana. En la industria vitivinícola francesa, el repunte de las materias primas echa gasolina al fuego tras sufrir una vendimia desastrosa este año, con una reducción de la producción de casi un 30% en comparación con 2020. Las fuertes heladas en abril y las lluvias de verano han asestado un golpe más a la agricultura del país, ya afectada por la caída de las ventas por la crisis del coronavirus.

Dos viticultores durante la vendimia en Francia
Dos viticultores durante la vendimia en FranciaJean-Pierre BOUCHARD (Gamma-Rapho via Getty Images)

También para los viticultores italianos el alza de los costes es un cabo suelto. La lista de precios de insumos de Frescobaldi, una bodega de la región Toscana que lleva más de 700 años, no deja lugar a dudas. Un poste de metal, que en diciembre de 2020 costaba 3.200 euros, a finales de 2021 valía más de 5.000 euros. De igual manera, un alambre de acero casi ha duplicado su valor, pasando de 380 euros a más de 600. “Parece que el mercado ha enloquecido: hay una gran fiebre de embotellado y la producción de los materiales auxiliares no satisface el tirón de la demanda. Nos piden que hagamos un almacén hipotético, pero es muy complicado predecir las ventas”, considera Nicoló D’Afflitto, director técnico de la bodega. Este enólogo atribuye parte de la responsabilidad de la falta de abastecimiento a las grandes compañías que han acaparado esas mercancías en grandes cantidades, sin preocuparse de que hubiera suficiente aprovisionamiento para todos. Bruno Cordero, director general de la bodega piamontesa Terre da Vino destaca un encarecimiento del 10% de los barbados (plantas de vid que estimulan el crecimiento de las raíces) y de los fertilizantes orgánicos del 20%, lo que se debe principalmente a un aumento del precio del gas.

Según el coordinador del sector vino de la Alianza Cooperativa Alimentaria italiana, Luca Rigotti, el parón de la actividad provocado por la covid-19 complica aún más la lectura de esas dinámicas de mercado. “Durante el confinamiento la gestión de las operaciones diarias con la debida cautela para preservar la salud de los trabajadores hizo que las empresas perdieran competitividad”, destaca el experto.

Todos los bodegueros consultados por este periódico advierten de que están intentando asumir los aumentos de costes para que no se trasladen a los clientes. Pero coinciden en que, si la situación no se regulariza pronto, se verán obligados a revisar los precios al alza. Según el presidente de la Organización Internacional de la Viña y del Vino, Pau Roca, el vino a granel —el que se distribuye sin marca— será el primero que tirará para arriba. Asimismo, el vino blanco, que se almacena por menos tiempo que el tinto, puede que se vea más afectado. La Semana Vitivinícola informa de que desde mediados de enero de 2020 hasta el mismo período de este año, el precio medio del vino blanco en España por hectólitro ha subido más de 10 euros, pasando de 25 a 36. “No habrá un fuerte repunte, pero cuando se empieza a hablar de subida de precios, ya es tarde, porque el mercado se anticipa a los hechos”, concluye Roca.

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