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Renault estima la pérdida de medio millón de vehículos en 2021 por la falta de suministros

El grupo francés reduce un 31% la comercialización de automóviles hasta el tercer trimestre, aunque ingresa un 12% más

Dani Cordero
falta suministros renault
El logotipo de Renault a las puertas de la fábrica del grupo en Ravenay, en Francia.LOIC VENANCE (AFP)

La falta de suministros, con los componentes electrónicos a la cabeza, continúa siendo el principal quebradero de cabeza de la industria de la automoción. Renault, el tercer mayor grupo europeo del sector, ha anunciado este viernes que prevé dejar de fabricar este año medio millón de vehículos a causa de la imposibilidad de suministrar a sus fábricas, que han tenido que reducir producciones y, como en el caso de España, activar expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) para capear el temporal. La cifra supone perder uno de cada siete vehículos de los que el consorcio francés produjo en 2019, antes del estallido de la pandemia, cuando vendió en torno a 3,8 millones de vehículos.

En el tercer trimestre el impacto fue de alrededor de 170.000 unidades y aunque se prevé que la escasez de componentes vaya reduciéndose paulatinamente, los cálculos de Renault no bajan ya del medio millón para el cierre del año. La patronal europea de componentes cifraba en junio en 500.000 vehículos menos el golpe que soportaba entonces la industria debido a la rotura de existencias de los semiconductores, provocada sobre todo por la pandemia, que en diferentes fases ha obligado a cerrar plantas en todo el mundo. A eso se ha sumado el incendio de la planta del fabricante japonés Renesas, la sequía en Taiwán y las heladas en Texas, que también han reducido la producción de chips.

Esa situación está provocando que las marcas automovilísticas tengan que dilatar sus plazos de entrega y que muchos de sus potenciales clientes, impacientes, estén pasando al mercado de segunda mano para adquirir su coche sin esperas. Renault asegura que su cartera de pedidos está en cifras récord de los últimos quince años: tendría asegurados 2,8 meses de ventas. Entretanto, sus existencias están lejos de las 470.000 unidades del año pasado, al situarse en cerca de 340.000 vehículos.

Esa buena posición a futuro, para cuando se resuelva una situación que los fabricantes consideran que se prolongará durante 2022, es una de las lecturas positivas que se hace de la situación. La negativa es que Renault vio cómo en el tercer trimestre del año sus ingresos caían un 13,4%, hasta los 9.000 millones de euros. Sus ventas mundiales, por su parte, se desplomaban un 22,3% en el periodo, hasta los 599.027 vehículos entre julio y septiembre. En el acumulado del año, las ventas superan los dos millones de unidades, un 2,8% menos. El desplome todavía es mayor (un 31,8%) si se compara con 2019, antes de la pandemia.

Pese a esas reducciones, Renault mantiene la misma dinámica que el resto de la automoción: menos coches, pero mayores ingresos. El motivo es la política de destinar los suministros existentes a los vehículos que aportan mayores márgenes y, a la vez, concentrar los esfuerzos de comercialización en los canales más rentables. Se priorizan los vehículos de mayores dimensiones y con mejores configuraciones para obtener los máximos beneficios pese al complejo contexto. Renault, por ejemplo, elevó en 2,9 puntos el precio medio de venta en el tercer trimestre, lo que le aportó una mejora en los ingresos de 260 millones de euros solo entre julio y setiembre, a lo que se añaden otros 141 millones por la mejora de gama.

Reducción de costes

“Las medidas tomadas para reducir aún más los costes y maximizar el valor de nuestra producción nos permiten confirmar nuestro objetivo para este año, a pesar del deterioro en el suministro de componentes en el tercer trimestre“, afirma la responsable financiera del grupo, Clotilde Delbos, a través de un comunicado.

La reducción de la capacidad para fabricar es un problema pese a que Renault trazó hace un año un nuevo plan que le sacara de la situación en la que se encontró en 2020, con unas pérdidas acumuladas de 8.000 millones de euros. Entonces fichó al expresidente de Seat, Luca de Meo, y puso en marcha un plan que pasa por corregir los objetivos de centrarse en las grandes cifras de ventas y apostar por aumentar la rentabilidad por vehículo vendido. Y eso pasaba también por reducir un 20% su capacidad de producción y el despido de miles de personas.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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