América Latina, atrapada entre la alta desigualdad y el bajo crecimiento
El PNUD advierte que la concentración de poder, la violencia y sistemas de protección social ineficientes son obstáculos para el desarrollo de la región
La brecha entre extrema riqueza y extrema pobreza que caracteriza a América Latina y el Caribe se ha agudizado aún más a raíz de la pandemia de covid-19. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) subraya que la crisis sanitaria y económica ha dejado también al descubierto la enorme concentración de poder en manos de unos pocos y la fragmentación de los sistemas de seguridad social. En su informe Atrapados: Alta Desigualdad y Bajo Crecimiento en América Latina y el Caribe, lanzado de forma virtual este martes, analiza algunos obstáculos para el desarrollo de la región y propone implementar sistemas universales de protección social para vencerlos.
“A pesar de los avances de las últimas décadas, los países de América Latina y el Caribe son más desiguales que los de otras regiones con niveles similares de desarrollo, y sus indicadores sociales aún se encuentran por debajo de los esperados para su nivel de ingreso promedio”, describe el documento. Para el PNUD, la falta de competencia derivada de la concentración de poder por parte de empresas con gran influencia política, los múltiples tipos de violencia y la aplicación de políticas sociales parciales e ineficientes lastran el desarrollo regional.
“El informe hace un llamado a los latinoamericanos para que comprendan la conexión entre todos estos factores y destaca un punto de entrada que puede servir para liberarse del bajo crecimiento y alta desigualdad: la implementación de sistemas universales de protección social que sean redistributivos, fiscalmente sostenibles y más favorables al crecimiento,” destaca el subsecretario general adjunto de Naciones Unidas y director regional del PNUD, Luis Felipe López Calva.
El organismo internacional destaca que la estructura actual de protección social en la región difiere mucho según la situación laboral, con trabajadores con contrato formal cubiertos por programas de seguridad social, estabilidad laboral y salario mínimo regulado y trabajadores en el mercado informal, que carecen de estos derechos. De forma paralela, muchos estados tienen programas de asistencia social para aquellas personas con ingresos inferiores al umbral de pobreza. Para reducir la desigualdad, el PNUD defiende que la protección social sea universal, con idéntica fuente de financiamiento para cada programa y la misma calidad.
Otro de los problemas detectados son las políticas fiscales, poco eficaces para la redistribución de ingresos. Según el organismo de Naciones Unidas, la mayoría de la población apoya aumentar impuestos a quienes más ganan, lo que da margen a reformas tributarias destinadas a crear sociedades más justas y equitativas. Sin embargo, los vínculos entre las élites empresariales y la política complican cualquier cambio: “Esta influencia se ejerce a través de interferencia en las reformas tributarias, en formas que van desde el bloqueo a los aumentos de impuestos a los negocios y a sus propietarios, hasta poner en peligro los recursos fiscales a través de la presión por exenciones y subsidios para sus operaciones, que desplazan el gasto redistributivo”.
La violencia es otra traba al desarrollo regional. América Latina y el Caribe alberga solo al 9% de la población mundial, pero actualmente representa el 34% del total de muertes violentas. “El progreso es posible, aunque solo se logrará si las políticas adoptadas abordan los desequilibrios de poder subyacentes entre actores para fomentar condiciones en las que los conflictos puedan resolverse mediante mecanismos pacíficos en lugar de violentos”, advierte el informe.
El PNUD concluye que los avances logrados en Latinoamérica en las últimas décadas para convertirse en una región de ingreso medio son inestables y desaparecen con rapidez en caso de crisis, como se ha visto con la pandemia actual. Para evitar nuevos retrocesos, cualquier política debe hacer frente a los citados desafíos estructurales.
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