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Airbus quita el sueño a la bahía de Cádiz

El previsible cierre de la factoría de Puerto Real divide a los sindicatos y sería un golpe para la economía local

Manifestantes de Airbus Puerto Real cortan el trafico en una protesta el pasado mes de abril.
Manifestantes de Airbus Puerto Real cortan el trafico en una protesta el pasado mes de abril.JUAN CARLOS TORO
Jesús A. Cañas

Lo primero que Juan Antonio Guerrero ve cuando sale de la tienda de campaña en la que duerme desde hace un mes es cómo la maleza se come las naves de Gadir Solar, inertes desde 2012. Lo que nació como un supuesto hito para la industria de la bahía de Cádiz, apenas necesitó dos años y 25 millones de euros de ayudas públicas para convertirse en un fiasco más. A pocos metros, la naturaleza ya directamente ha devorado la factoría de Delphi, que dejó a 1.904 trabajadores en la calle en 2007. La moderna planta de Airbus era la excepción a tanta desolación en el polígono Trocadero de Puerto Real. Pero Guerrero, trabajador de la compañía y sindicalista de la CGT, ya no tiene nada claro si la acampada de él y otros 33 compañeros a las puertas de la factoría la salvará de acabar engullida por los jaramagos.

El pasado jueves el furibundo viento de levante arrancó del asfalto buena parte de las tiendas de campaña azules que pueblan la entrada de Airbus Puerto Real. El temporal parecía una metáfora del embrollo que se montó entre los 280 empleados directos de la planta y los aproximadamente 200 auxiliares, después de que UGT, Comisiones Obreras (CC OO) y SIPA desconvocasen la huelga del viernes, pese a la inminente amenaza de cierre. Los tres sindicatos se aliaron —como federaciones nacionales, no como comité de empresa— con el Ministerio de Industria para proponer a la multinacional el mantenimiento de los puestos de trabajo y la conversión de la planta puertorrealeña en un centro de innovación sostenido por el Gobierno. A Airbus le gustó la idea y anunció que, de los dos centros que tiene en Cádiz (en Puerto Real y en El Puerto), solo iba a mantener uno abierto, aunque no precisó dónde.

La maniobra supone casi una muerte segura para la planta de Puerto Real, aunque sin certificar. Y a los trabajadores no pareció gustarles. Aunque UGT, CC OO y SIPA son mayoría en el comité, la plantilla desoyó su alto el fuego y este pasado viernes hizo huelga, con 150 empleados de piquete, quizás la movilización “más salvaje” que Guerrero recuerda. “Si seguíamos manteniendo movilizaciones, la empresa iba a acabar anunciando un ERE y el daño iba a ir para la empresa auxiliar, porque los trabajadores de Airbus tienen salida. Había que cambiar la estrategia, aunque fuese impopular”, asegura una fuente de esos sindicatos que pide el anonimato. Antonio Montero, secretario de Industria de UGT en Cádiz, da otra clave: “Se ha conseguido hacer un documento de intenciones en el que no se pone en ningún sitio el cierre de Puerto Real. Se habla de un solo centro. Hemos conseguido para la próxima semana que se sienten todos los actores para hablar del sector aeronáutico, con el aval del Gobierno”.

La desaparecida línea de montaje del estabilizador horizontal del A380 en la planta de Airbus en Puerto Real, en febrero de 2018.
La desaparecida línea de montaje del estabilizador horizontal del A380 en la planta de Airbus en Puerto Real, en febrero de 2018.PACO PUENTES

Con toda esa confusión como telón de fondo, en Puerto Real (41.600 habitantes) no quieren ni oír hablar de nada que suponga la salida de Airbus de su término municipal, donde se implantó en 1988 todavía bajo el nombre de Construcciones Aeronáuticas S.A. Y no solo porque el Ayuntamiento dejaría de recibir más de 270.000 euros anuales en impuestos y pago de suministros. “Se llevaría por delante a muchas familias. Hay una panadería que está cerca que cada día le hace los bocadillos a Airbus. No es la planta, es todo el movimiento que supone”, ejemplifica Carmen María Silva, delegada de Recursos Humanos del consistorio. “Si nos hacen trasladarnos, el impacto económico será brutal. Esta es de las mejores empresas de la bahía. El que menos gana está en 2.000 euros al mes”, sentencia Guerrero.

Más allá de los 700 trabajadores directos que Airbus tiene en sus dos centros en la provincia, la multinacional es capaz de dinamizar el sector aeronáutico gaditano con hasta 25 empresas que generan 1.000 puestos de trabajo. En Andalucía, las empresas aeronáuticas aportan el 6% al PIB industrial, entre 12.000 y 15.000 millones de euros, según contabiliza Antonio Conde, presidente del Consejo Aeronáutico de la Provincia de Cádiz. Pero el extrabajador de Airbus, hoy jubilado, asegura que ese peso está en caída libre. Ya antes de la pandemia eran 1.600 los empleados de la auxiliar en la provincia. “La incertidumbre es máxima. De esos 1.000, el 60% están en ERTE. Veremos si no pasan luego al ERE”, dice Conde con voz sombría.

El temporal de levante amainó el sábado en Puerto Real. Guerrero y los suyos volvían a taladrar sus tiendas de campaña al duro asfalto, cuando Rafael Hurtado, trabajador jubilado de Airbus, se coló por la acampada con una olla de menudo [guiso de garbanzos típico de Cádiz] para almorzar. Con 61 años, salió de la compañía con un plan social el pasado mes de diciembre junto a otros 49 compañeros, pero ahora ve peligrar el puesto de trabajo de su hijo, que sigue en la multinacional. “Pensábamos que nuestra salida iba a servir, pero esto es una sangría imparable. Esto era impensable. En Cádiz, entrar aquí era pensar que tenías trabajo de por vida. Pero vamos a luchar, Airbus no se cierra”.

Tiempos dorados y pasados

Los dos centros que Airbus —multinacional participada en un 4% por el Estado a través de la SEPI— tiene en Cádiz surgieron de la desaparecida Construcciones Aeronáuticas S.A., una compañía que se asentó en Madrid en 1926. En los años 80, la todavía CASA trasladó su división de fabricación de aviones comerciales a Puerto Real y la militar, a El Puerto. Fueron años gloriosos en los que los 1.000 empleados que llegó a tener mejoraron sus condiciones laborales “a fuerza de muchas horas de trabajo”, como rememora Antonio Conde, presidente del Consejo Aeronáutico de la Provincia de Cádiz. La bonanza, con sus idas y venidas, le ha durado a la planta puertorrealeña hasta la defunción del avión A380 a finales de 2019. Ahora, parece lejano el año 2018, cuando la compañía estudiaba con el Ayuntamiento desviar la carretera que pasa por delante de su entrada para poder ampliar la factoría.


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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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