_
_
_
_
_

Las fintech y las grandes empresas: un crecimiento conjunto

El método “tradicional” se une a la “disrupción” en un proceso de desarrollo del sistema financiero en el que todos ganan, incluidos los clientes bancarios.

En el camino hacia un mundo sin dinero en efectivo, las startups de la industria financiera tienen un lugar especial, pues han sido parte importante del crecimiento que las transacciones electrónicas han experimentado en los últimos años.

La innovación y el entusiasmo de estas iniciativas por transformar al sector parece imparable: el número de startups fintech en México creció más de 14% desde 2019 para llegar a los 441 proyectos, de acuerdo con el estudio “Fintech Radar México 2020”. Y así en todo el mundo, los emprendimientos fintech no paran de surgir, pero en ocasiones necesitan ayuda.

El nuevo trabajo en equipo

La transformación digital es uno de los principales motores económicos de este siglo y con su llegada las empresas han tenido que reinventarse para formar parte de esta tendencia. En el camino, las grandes firmas financieras han encontrado en las startups un modelo ágil enfocado en los resultados y éstas, a su vez, han descubierto en las primeras un gran aliado para el desarrollo de sus ideas.

La sinergia ha demostrado ser buena idea: las empresas aportan su experiencia y conocimiento del mercado y las fintech presentan agilidad y optimización en los procesos, todo dentro de un equilibrio que hace posible la reevaluación de las debilidades y fortalezas de cada una de las visiones, con el fin de potenciar las virtudes de cada iniciativa.

Un ejemplo de ello es el programa Mastercard Start Path, el cual busca, a través de la aceleración de startups, transformar el futuro del comercio con transacciones ultrasónicas, dinero sin fronteras y herramientas para pequeñas empresas, entre otros servicios digitales.

Desde el 2014, este proyecto invita a jugadores emergentes a un programa de seis meses para innovar conjuntamente y brindarles la oportunidad de conectarse con socios en el ecosistema global de bancos y comerciantes, así como con socios tecnológicos y digitales para escalar su negocio y ofrecer soluciones transformadoras.

Un desarrollo Fast Track

Otro de los ejemplos más relevantes de colaboración entre emprendimientos fintech y empresas consolidadas en el mundo financiero es el programa Fast Track de BBVA, un proyecto que permite a grandes compañías trabajar de manera ágil con startups de diferentes partes del mundo. 

La iniciativa Fast Track, creada por Open Innovation de BBVA, la conexión del banco con el ecosistema fintech, tiene como objetivo agilizar los procesos de colaboración entre BBVA y las startups con la finalidad de implementar soluciones que mejoren los productos y servicios que la institución bancaria ofrece a sus clientes. 

Para ello, diseñaron una estructura de cuatro etapas con plazos definidos para alcanzar más rápidamente las metas planteadas: definición, revisión, implementación y ejecución. Es decir, la principal misión de un desarrollo Fast Track es llevar a un nivel superior lo que BBVA hace para mejorar la experiencia del cliente. Innovación y eficiencia de una forma más rápida de lo que se hacía hasta ahora.

Una de las piezas clave para el buen funcionamiento del programa Fast Track es la plataforma BBVA Open Marketplace, la cual fue desarrollada específicamente para ayudar a las ‘startups’ del segmento a conectarse con los responsables de las unidades de negocio del banco más adecuados según los productos que desarrollan.

Hasta hoy, más de 500 fintech alrededor del mundo se han inscrito en BBVA Open Marketplace, sitio donde tiene la posibilidad de presentar sus propuestas al mundo financiero y de ser consideradas para entrar a la iniciativa Fast Track.

En este camino de innovación financiera, en el que dos veredas tan distintas se unen y dan lo mejor de sí, hay un gran ganador: las personas que cuentan con más y mejores instrumentos para mejorar la relación con sus finanzas.

Archivado En

_
_