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La aerolínea de bajo coste Norwegian también entra en concurso de acreedores en su país de origen

El tribunal de primera instancia de la capital norguega acepta la petición presentada por la compañía tras no ver “poco probable” que alcance un acuerdo. La compañía de bajo coste ya había dado el mismo paso en Irlanda

Agencias
Copenhague -
Un avión Boeing 737-800 de Norwegian despega del aeropuerto de El Prat de Barcelona en septiembre de 2019.
Un avión Boeing 737-800 de Norwegian despega del aeropuerto de El Prat de Barcelona en septiembre de 2019.Carles Ribas

La aerolínea de bajo coste Norwegian podrá seguir un doble proceso de reconstrucción en Irlanda y en Noruega, después de que la justicia de ambos países aprobara las solicitudes de la compañía, en serio riesgo de quiebra desde hace meses. El tribunal de primera instancia de Oslo informó este martes de que acepta la petición presentada horas antes por la aerolínea. Ya contaba con el visto bueno de la justicia irlandesa, donde también se había declarado en concurso de acreedores. Es un paso a la desesperada para tratar de salir de la situación crítica en la que se encuentra.

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“Tras una estimación global este tribunal no ve poco probable que Norwegian pueda lograr un acuerdo con sus acreedores. Las condiciones para abrir un proceso de reconstrucción se cumplen”, consta en un fallo que protege a la compañía de un posible concurso. En un comunicado enviado anteriormente, el consejero delegado de la aerolínea, Jacob Schram, ya había destacado que un proceso “en paralelo” aumentaría las opciones de éxito y que la compañía quiere aprovechar el tiempo para reducir su deuda y su flota y volver a ser atractiva para nuevos inversores.

“Un proceso complementario de reconstrucción bajo la ley noruega beneficiará a todas las partes y aumentará la probabilidad de un resultado exitoso. Nuestro objetivo es asegurar puestos de trabajo en la empresa y contribuir a asegurar, en Noruega, la infraestructura más crítica y la creación de valor”, ha detallado el consejero delegado de Norwegian, Jacob Schram.

La empresa ha indicado que llevará a cabo este proceso en su país de origen para “fortalecer” el resultado obtenido en Irlanda y “redimensionar” su balance. La doble vía de concursos en ambos países será coordinada por la compañía, que ha garantizado que seguirá operando sus rutas con normalidad y que sus bonos y acciones seguirá cotizando en la Bolsa de Oslo. “A partir de ahora nos concentraremos en trabajar en pos de nuestro objetivo de reducir la deuda de la empresa, así como el tamaño de nuestra flota de aviones y asegurarnos de que somos una compañía que los inversores consideren atractiva. Estaremos listos para competir por los clientes una vez la pandemia del Covid-19 quede atrás”, ha apostillado Schram.

Norwegian ya había presentado a mediados de noviembre una primera solicitud de concurso de acreedores ante un tribunal irlandés después de la negativa del Gobierno noruego a darle apoyo económico adicional para afrontar las pérdidas provocadas por la pandemia de coronavirus. La petición afectaba a la filial de gestión de activos Arctic Aviation Assets y a Norwegian Air International, a cargo de la flota de aviones. La aerolínea ha convocado una asamblea extraordinaria el día 17 para buscar el apoyo de los accionistas a un plan para obtener 4.000 millones de coronas noruegas (375 millones de euros) mediante un programa de conversión de deuda en acciones y emisión de nuevos títulos.

La aerolínea, que en los nueve primeros meses del año perdió casi 600 millones de euros por el impacto de la pandemia, ya había anunciado recientemente la suspensión de 1.600 puestos de trabajo y la reducción de sus rutas. Norwegian evitó en mayo la quiebra tras lograr el respaldo de acreedores y accionistas a un plan para convertir 12.700 millones de coronas (1.163 millones de euros) de deuda en acciones. Ello le permitió acceder a una ayuda estatal de 3.000 millones de coronas (275 millones de euros), la mitad del total de un paquete al sector aéreo noruego.

Norwegian atraviesa una difícil situación financiera desde hace años, agravada en 2019 por la prohibición temporal de vuelo de los Boeing 737 MAX y los problemas con los motores Rolls Royce, y agudizada con la crisis del coronavirus.

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