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El comercio, un aliado impensado para reducir la brecha de género

Cuando los países se abren al comercio, se generan mejores puestos de trabajo y aumentan los sueldos para las mujeres. Sin embargo, a nivel global, son pocas las empleadas en este sector

Planta procesadora de frutas en Neuquén, Argentina.
Planta procesadora de frutas en Neuquén, Argentina.José Ignacio Coda/Banco Mundial

¿Existe una relación entre los países más abiertos al comercio internacional y la igualdad de género? Por más aleatoria que parezca esta asociación, la respuesta es sí, y así lo afirma el reciente estudio del Banco Mundial, Las mujeres y el comercio: La función del comercio en la promoción de la igualdad de las mujeres.

Cuando los países intercambian bienes y servicios, las mujeres ganan. Las empresas que exportan emplean más mujeres (un 33% más que aquellas que no lo hacen), les pagan más y les ofrecen más oportunidades de desarrollo profesional, de acuerdo con el informe.

De esta manera, el comercio se convierte en un aliado impensado para que las mujeres reinventen sus roles tradicionales gracias a que las empresas que las emplean están insertas en cadenas de valor mundiales, y como tal, tienen un importante rol en la economía digital y la modernización de los servicios.

Con mayor apertura comercial, la proporción que corresponde a las mujeres en los salarios del sector de manufacturas aumenta en promedio 5,8 puntos porcentuales. Y cuando las mujeres trabajan en sectores con alto nivel de exportaciones, es más probable que estén contratadas formalmente. Un empleo formal implica mejores beneficios laborales, capacitación y seguridad laboral, algo clave en momentos de pandemia.

Pero el comercio solo no puede cambiar el hecho de que las mujeres reciben menores salarios que los hombres, sufren peores condiciones de contratación y son las primeras en sufrir la desocupación.

De hecho, en América Latina y el Caribe, las mujeres están más expuestas al empleo informal en casi el 75% de los países, según la Organización Internacional del Trabajo. Nuestra región también tiende a estar especializada en el comercio de productos básicos, a diferencia de otras regiones, que ostentan una participación comercial más sofisticada.

En el informe ¿La integración comercial como un camino al desarrollo? también del Banco Mundial, elaborado por la oficina del Economista Jefe para América Latina y el Caribe, explica que la región tiene una integración relativamente baja en las cadenas comerciales y de valor internacionales. Y si bien todos los acuerdos comerciales preferenciales redundan en un mayor nivel de comercio bilateral entre sus miembros, solo los acuerdos sur-norte muestran mayores ventajas económicas para los países en desarrollo signatarios.

En muchos países, las leyes, las tarifas ocultas, y las políticas restrictivas condicionan su potencial en el mercado de trabajo, sus salarios y su capacidad de consumo. Lo que es peor, las crisis inesperadas, como la pandemia de la covid-19, pueden acentuar aún más la fragilidad de las mujeres en el mercado laboral.

Sin embargo, el comercio por sí solo no puede dar cuenta del hecho de que las mujeres están peor pagas y subrepresentadas en el trabajo.

El informe, preparado en colaboración con la Organización Mundial del Comercio, constituye la primera iniciativa importante dirigida a cuantificar el impacto del comercio en las mujeres. Este análisis se realizó con la idea de ayudar a los gobiernos a ver cómo las políticas comerciales pueden afectar a hombres y mujeres de diferente manera.

María Victoria Ojea es productora online del Banco Mundial.

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