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El temor de empresarios y trabajadores ante un otoño negro

Máxima preocupación por el regreso a la actividad tras el verano, cuando la pandemia amenaza con hacer estragos en el tejido productivo

Rafael Gimeno, propietario del restaurante castellonense La Casita de Gredos.
Rafael Gimeno, propietario del restaurante castellonense La Casita de Gredos.ESTEBAN MARTINENA GUERRERO

Mantener un restaurante abierto con solo cuatro mesas resulta imposible. Rafael Gimeno ni siquiera lo ha intentado desde que el pasado 13 de marzo bajó por última vez la persiana de La Casita de Gredos, un pequeño negocio familiar en el centro de Castellón. Nunca había parado tanto tiempo desde que empezó a trabajar en la hostelería, a los 14 años. Tiene 62 y ya ha afrontado unas cuantas crisis, pero teme que este golpe sea el definitivo: “No hay alternativa. Con esta edad, ¿qué voy a buscar?”, razona. El 1 de septiembre reemprenderá una actividad condenada al fracaso mientras se mantengan las restricciones por la covid-19, que le obligan a dejar un metro y medio de separación entre los grupos de comensales. Millones de compatriotas lo acompañarán en ese salto al vacío, muy pendientes de la evolución de una pandemia que amenaza sus empresas y sus empleos. La incertidumbre por la crisis aguarda tras las vacaciones.

El aumento de los rebrotes en los últimos días ha recordado a la sociedad española que el virus sigue ahí. Y sus consecuencias económicas, también. Cuando aún no se habían suturado las heridas de la crisis de 2008, el impacto del coronavirus ha provocado el mayor seísmo económico desde la Guerra Civil: en el segundo trimestre, el PIB cayó un 18,5%, un desplome inédito en las últimas ocho décadas. La economía española ya acumula dos trimestres consecutivos en números rojos, el umbral de la recesión.

Previsiones negativas

Crecimiento del PIB

En porcentaje.

2019 (INE)

2%

2020

2021

Comisión Europea

-10,9

7,1

Banco de España*

-12,1

7,3

-10,8

7,2

Funcas

-15

-12

-9

-6

-3

0

3

6

9

Tasa de paro

Media anual. En porcentaje.

2019 (INE)

14,1%

2020

2021

19,7

20,3

OCDE*

20,9

21,6

Banco de España*

19,1

Funcas

18,0

0

4

8

12

16

20

(*) Media del mejor y el peor escenario contemplado

Fuente: INE , Banco de España y Funcas

EL PAÍS

Previsiones negativas

Crecimiento del PIB

En porcentaje.

2019 (INE)

2%

2020

2021

Comisión Europea

-10,9

7,1

Banco de España*

-12,1

7,3

-10,8

7,2

Funcas

-15

-12

-9

-6

-3

0

3

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Tasa de paro

Media anual. En porcentaje.

2019 (INE)

14,1%

2020

2021

19,7

20,3

OCDE*

20,9

21,6

Banco de España*

19,1

Funcas

18,0

0

4

8

12

16

20

(*) Media del mejor y el peor escenario contemplado

Fuente: INE , Banco de España y Funcas

EL PAÍS

Previsiones negativas

Crecimiento del PIB

2019 (INE)

2%

En porcentaje.

2020

2021

Comisión Europea

-10,9

7,1

Banco de España*

-12,1

7,3

-10,8

7,2

Funcas

-15

-12

-9

-6

-3

0

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Tasa de paro

2019 (INE)

14,1%

Media anual. En porcentaje.

2020

2021

19,7

OCDE*

20,3

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Banco de España*

21,6

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19,1

Funcas

0

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10

12

14

16

18

20

22

(*) Media del mejor y el peor escenario contemplado

Fuente: INE , Banco de España y Funcas

EL PAÍS

Ahora, la recuperación que los analistas prevén para la segunda mitad del año se ve amenazada por una nueva oleada de la covid-19 que, todos coinciden, ya está llegando. De su intensidad dependerá el vigor del repunte y, sobre todo, el mantenimiento del empleo y del tejido productivo, muy tocado tras la parálisis de la primavera. Emilio Ontiveros, presidente de la consultora AFI, reconoce que nadie preveía un recrudecimiento de la pandemia tan prematuro: “Nos espera una recuperación menos pronunciada de la que se había anticipado en el escenario más favorable”. Ese supuesto, según el Banco de España, llevaría a una caída del PIB del 9% este año y un rebote del 7,7% en el siguiente; en el peor de los casos, el hundimiento llegaría al 15,1% en 2020.

La recuperación en forma de V canónica hace tiempo que está descartada y cada actualización de las previsiones económicas de los principales organismos se hace a la baja: el Banco Central Europeo (BCE) está decidido a mantener sus estímulos monetarios todo el tiempo que haga falta, consciente de que la salida de la crisis aún se antoja lejana. Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, cree que habrá que esperar tres años para alcanzar los niveles previos a la pandemia: “Supondrá un esfuerzo colosal, pero la recuperación se iniciará a partir del tercer trimestre y será más intensa el año que viene”. El panel del centro de estudios de las antiguas cajas de ahorros prevé un crecimiento del 13,1% entre junio y septiembre y del 3,9% en el último trimestre.

No será fácil. A falta de otros indicadores sobre el impacto económico de los rebrotes, el gasto con tarjetas de crédito en el comercio minorista sufrió en la última semana de julio su primera caída anual desde el final del estado de alarma, según CaixaBank. Los datos fueron especialmente negativos en los territorios más afectados por la pandemia, como Aragón y Cataluña. Para que la economía se recupere, lo primero es controlar la situación sanitaria. Pero Torres establece otras tres condiciones: extender los mecanismos de apoyo a las empresas y al empleo, aprobar unos Presupuestos expansivos para 2021 —esta vez llegan aires keynesianos de Bruselas, aunque el Gobierno aún no tiene asegurados los apoyos parlamentarios— y garantizar una vuelta al colegio que permita a los padres reincorporarse a su trabajo.

De momento, el Ejecutivo ha cumplido la primera de las premisas. Pese a los problemas burocráticos para recibir algunas ayudas, los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y los avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para la financiación a pequeñas y medianas empresas han servido para amortiguar el golpe del confinamiento: solo el 5% de los afectados por un ERTE ha perdido su empleo hasta ahora, según la Seguridad Social. Sin embargo, todavía quedan algo menos de un millón de puestos de trabajo subsidiados y el 30 de septiembre finaliza este mecanismo extraordinario.

Con la deuda pública ya por encima del 110% del PIB y los objetivos de déficit superados por el impacto de la pandemia, Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA para España y Portugal, cree que ha llegado el momento de priorizar: “Mantener los ERTE no puede implicar poner dinero en sectores que van a ser insolventes”. Ángel de la Fuente, director ejecutivo de Fedea, coincide en que no se puede preservar la economía con respiración asistida durante mucho tiempo, pero puntualiza en referencia al motor económico que representa el turismo: “No tiene sentido tirarlo todo por la borda ahora; hay que aguantar”.

Los sindicatos y la patronal están de acuerdo en extender los ERTE al menos hasta final de año, y en dos semanas se reunirán con el Gobierno para discutirlo. Sobre la mesa está la posibilidad de prolongar la medida solo para las actividades más afectadas por la crisis. Pero Gerardo Cuerva, presidente de la patronal Cepyme, reclama que el Ejecutivo dedique todos los recursos a su alcance para apoyar a las empresas en dificultades, con el colchón que ofrece el Eurobanco: “Hay que salvar a las pymes para salvar el empleo. Si las medidas no llegan habrá una hecatombe”. Todos los expertos consultados coinciden en que es el momento de las políticas expansivas: cualquier consolidación fiscal, incluidas las subidas de impuestos, debería posponerse hasta que pase lo peor de la recesión.

José, encargado de una tienda de electrodomésticos en Madrid.
José, encargado de una tienda de electrodomésticos en Madrid.INMA FLORES (EL PAIS)

Las particularidades del tejido empresarial español, donde las compañías con menos de 10 trabajadores representan el 95%, lo hace especialmente vulnerable al impacto de la crisis. Estos días, muchos pequeños empresarios lo fían todo al mantenimiento de los ERTE, ya que el espectacular desplome de la facturación no les permite mantener los puestos de trabajo. Es el caso de Hilario Alfaro, que ha visto caer a la mitad los ingresos de las dos tiendas de moda que posee en el centro de Madrid. La mayoría de sus clientes eran turistas: “Ahora mismo vivimos en una burbuja por los ICO y los ERTE, pero veremos cuando acaben. Las ventas no se van a recuperar”. Desde que estalló la crisis del coronavirus, sus ocho trabajadores están en casa y a sueldo del Estado. Como cuando su abuelo fundó el negocio hace casi un siglo, la familia vuelve a sacarlo adelante en estos tiempos difíciles.

La Confederación Española de Comercio calcula que una de cada cuatro tiendas habrá cerrado antes de final de año. El hundimiento del turismo, que perderá 99.000 millones de euros en 2020 —según vaticina el lobby Exceltur—, y las mayores restricciones al comercio internacional, como consecuencia de la pandemia y de las tensiones entre Estados Unidos y China, empujan a salir del túnel con una baza diferente a la devaluación de la Gran Recesión: el repunte del consumo interno.

De momento, las señales no son halagüeñas. La tasa de ahorro está en máximos desde 2013 y, según el consenso de los panelistas de Funcas, la demanda nacional —la suma de particulares, empresas y Administraciones públicas— caerá un 10,4% este año, con una influencia en el hundimiento del PIB muy superior a la del sector exterior. A la merma de ingresos en muchas familias se añade la pérdida de confianza: quienes pueden consumir no lo hacen igual que antes por el miedo al virus o a la evolución de la economía. Pepe Álvarez, secretario general del sindicato UGT, reclama que los salarios suban y el ingreso mínimo vital llegue a sus destinatarios: “Para recuperar el consumo, el dinero tiene que estar en manos de quienes lo van a utilizar, que son los trabajadores”, asegura a EL PAÍS. En la misma línea, Cuerva completa: “Las pymes españolas no están internacionalizadas. Si el consumo interno cae, nos caemos con él”.

Mientras continúe la incertidumbre sanitaria, será muy difícil volver a los niveles previos a la pandemia. Y, según Cardoso, la ralentización económica empezará a tener un gran impacto sobre el empleo en el último trimestre: “A medida que las ayudas se vayan reduciendo empezaremos a ver cómo el paro refleja cada vez más la caída de la demanda”. Hasta ahora la tasa de desempleo solo ha escalado hasta el 15,3%, pero la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calcula que en 2021 puede llegar al 21,9% en el peor de los escenarios.

José, encargado de la tienda de electrodomésticos Tien21 en el barrio madrileño de Vallehermoso, teme ser uno de los perjudicados. Después de 52 días encerrado en una habitación por culpa del coronavirus, se reincorporó en mayo entre una avalancha de clientes. Pero el efecto rebote tras el confinamiento duró una semana. Desde entonces, la facturación ha caído cerca de un 40%, uno de los tres empleados se ha marchado sin que nadie lo haya sustituido y la mujer de José se ha quedado sin trabajo ni subsidio. Si él es el siguiente, la pareja y sus dos hijas vivirán con la única muleta del paro. “Tengo miedo a que quiebre la empresa”, dice preocupado. Este año, la incertidumbre por la crisis lo ha recluido en casa durante las vacaciones.

El necesario y crucial apoyo de Europa

A diferencia de la crisis anterior, esta vez el marco europeo favorece a España. Las políticas expansivas impulsadas por las instituciones comunitarias han dejado margen fiscal para que el Estado apoye a sectores estratégicos como el turismo o la automoción. Pero, más allá de preservar el tejido empresarial y el empleo mientras dure la recesión, el apoyo de Bruselas debe seguir para modernizar el modelo de crecimiento, según todos los expertos consultados. España aspira a recibir 140.000 millones del fondo europeo de recuperación, un 11,2% del PIB, que empezarán a llegar en la primavera de 2021 e impulsarán una salida verde y digital a la crisis. Ontiveros cree que este respaldo, articulado a través de proyectos que deben contar con el visto bueno de la UE, ayudará a reactivar la inversión, muy lastrada por la incertidumbre de los últimos meses: “No generará una recuperación del PIB de la noche a la mañana, pero sí mejores expectativas a medio y largo plazo”.

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