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La CNMC multa con 118 millones a 15 empresas por repartirse concursos públicos de obras ferroviarias

Competencia, por primera vez, quiere sancionar a las empresas, entre las que hay filiales de ACS, OHL y Abengoa, con la prohibición de contratar con la Administración

Miguel Ángel Noceda
Operarios de ADIF en una vía de tren.
Operarios de ADIF en una vía de tren.albert garcía
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La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha sancionado a 15 empresas, entre ellas filiales de algunas de las constructoras españolas más importantes, por formar varios cárteles para repartirse concursos públicos de infraestructura ferroviaria de Adif por valor de más de 1.000 millones de euros durante 14 años. Entre todas deben hacer frente a una multa de 118 millones de euros, que se reparten entre Elecnor, Siemens, IndraIsolux, Inabensa (Abengoa), Alstom, Telice, Comsa, Neopul (Sacyr), Eym (OHL), Citracc y las filiales de ACS Cobra, Semi, Cymi y Electren. Además, los 14 directivos responsables han sido sancionados con 666.000 euros, y sus nombres y apellidos aparecen en el expediente. El procedimiento se inició a partir de la información aportada por Alstom, que se acogió al Programa de Clemencia, es decir, que se chivó del pacto ilegal que habían hecho las empresas, y por tanto se librará de pagar su parte de la sanción.

Esta sanción aporta una importante novedad: la CNMC activa, por primera vez, el procedimiento para la prohibición de contratar con la Administración. Se trata de una posibilidad que le otorga la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público y que permite a Competencia, entre las sanciones que impone tras un expediente, pedir que se prohíba la participación de la empresa infractora en futuros contratos públicos con la Administración (cualquier contrato público) hasta tres años. Esto sería un duro golpe contra las constructoras implicadas, aunque solo afecte a sus filiales, que son las responsables de la contratación, y no al grupo matriz correspondiente, que no es el que contrata.

En todo caso, ese veto todavía no es ni mucho inminente. Solo se puede imponer tras una sanción firme y las empresas tienen previsto interponer recurso contencioso-administrativo en la Audiencia Nacional y de casación ante el Tribunal Supremo, por lo que la vía judicial puede alargarse durante años. De prosperar, sería la Junta Consultiva de Contratación Pública, dependiente de Hacienda, la que establecería el periodo de prohibición para participar en concursos públicos. A su vez, las empresas podrían tratar de recurrir la resolución de esta Junta.

A juicio de fuentes empresariales, en el expediente hay confusión entre lo que es una UTE (unión temporal de empresas) y las prácticas de cártel. Asimismo, subrayan que entre los sancionados hay empresas que formaban parte de una UTE que ni siquieran ganó el concurso. También recuerdan esas fuentes que muchas de las sanciones determinadas por la CNMC han sido rechazadas tanto en la Audiencia Nacional como, en última instancia, en el Supremo. Entre ellas figura la multa a 39 empresas de residuos, por valor de 98 millones, rechazada por la Audiencia Nacional y posteriormente reabierta por la CNMC al considerar que el tribunal había cuestionado el procedimiento seguido en la instrucción del caso, pero no la conducta de las empresas. 

Trabajos de mantenimiento en las vías cerca de la Gare de l'Est de París, el 21 de febrero.
Trabajos de mantenimiento en las vías cerca de la Gare de l'Est de París, el 21 de febrero.JOEL SAGET (AFP)

Según explica la CNMC, las 15 empresas sancionadas se repartieron de manera ilícita los concursos públicos convocados por la empresa pública Adif relacionados con infraestructuras ferroviarias (sistemas de electrificación y electromecánica) para las líneas de tren convencional y alta velocidad. Durante 14 años, estas empresas crearon cárteles para falsear la competencia en los concursos públicos para el AVE y del tren convencional. Uno, para repartirse la construcción, suministro, instalación y mantenimiento de sistemas de electrificación de líneas ferroviarias de alta velocidad; otro, para el mantenimiento de los sistemas de electrificación en líneas de tren convencional; y un tercero para repartirse los concursos públicos y privados para la construcción, suministro, instalación y mantenimiento de equipos electromecánicos en las líneas de alta velocidad.

Primer cártel: reparto a través de las UTE

En el primero de los cárteles identificados por Competencia, para mantenimiento y electrificación del AVE, los hechos acreditados indican que 13 de estas empresas (Cobra, Siemens, Elecnor, Semi, Inabensa, Alstom, Isolux, Cymi, Comsa, Electren, Neopul, Citracc, y Eym) adoptaron acuerdos para el reparto de 24 licitaciones durante ocho años (2008-2016). El importe total de los contratos adjudicados al cártel asciende a 837 millones de euros.

Los acuerdos en ese cartel fueron evolucionando a lo largo del tiempo en función de las licitaciones que se iban produciendo y de las empresas que participaban de la estrategia. Son de destacar los denominados acuerdos que llaman micro-macro, en virtud de los cuales las empresas pactaron el reparto a partes iguales en facturación y margen de varias licitaciones a través de la constitución de diversas Uniones Temporales de Empresas (UTEs). La estrategia consistía en que dichas uniones —cuya formación era previamente acordada entre las empresas— que fuesen adjudicatarias de los contratos cederían un importe de la producción y margen de beneficio a las no adjudicatarias, que presentarían ofertas de cobertura o acompañamiento no ganadoras para simular concurrencia competitiva.

Segundo cártel: las empresas se sortean las obras

El segundo de los cárteles, creado para la electrificación del tren convencional, operó durante 14 años (mayo de 2002 hasta noviembre de 2016). Los hechos acreditados indican que las 10 empresas que crearon este cártel (Elecnor, Cobra, Semi, Inabensa, Cymi, Alstom, Electren, Siemens, Telice y Eym) adoptaron acuerdos en relación con, al menos, 239 licitaciones, de las que 173 resultaron finalmente adjudicadas y ganadas por empresas del cártel, con un importe total repartido entre las empresas de 134 millones de euros.

Los primeros hechos que acreditan la existencia de una estrategia de reparto en los concursos en líneas de tren convencional se remontan al año 2002. En ese momento los directivos de las principales empresas del sector suscribieron un acuerdo para repartirse todas las licitaciones que fueran convocadas por Renfe para el mantenimiento de las subestaciones eléctricas en las líneas de tren convencional. El acuerdo, entre otras cuestiones, preveía un método de reparto de las licitaciones mediante un sorteo para establecer el orden de adjudicación de los contratos, al que las empresas denominaron "ranking".

Obras en la línea de AVE de Orense a Santiago.
Obras en la línea de AVE de Orense a Santiago.VIA LIBRE

Las empresas también tenían previstos mecanismos de compensación entre ellas. De esta manera las que no eran adjudicatarias de los contratos se aseguraban un porcentaje de un 6% sobre la cifra de contratación a repartir a partes iguales. Los acuerdos se mantuvieron estables durante todo el tiempo como consecuencia, entre otros motivos, de la facilidad de las empresas para adaptarse a las circunstancias sobrevenidas y a los cambios en las licitaciones realizados por Adif.

Tercer cártel: menudeo de contratos

En el tercer cártel, creado para el reparto de concursos públicos y de un concurso privado para la construcción, suministro, instalación y mantenimiento de equipos electromecánicos en las líneas de alta velocidad, durante tres años (2013 a 2015), Alstom e Indra, con independencia de la complementariedad de sus tecnologías que ha justificado la constitución de UTEs acordaron en ocasiones repartos de licitaciones de menor cuantía o complejidad. Para ello, presentaban ambas ofertas, si bien una de ellas era de acompañamiento o de cobertura, con el compromiso de que la eventual empresa adjudicataria subcontrataría a la no adjudicataria. En 2015 se sumó a tales prácticas Elecnor.

Estas empresas han adoptado acuerdos para el reparto de, al menos, siete contratos con un presupuesto de licitación de 84 millones de euros. Es de destacar los acuerdos previos de reparto entre las tres empresas para la subcontratación del proyecto relativo a la red ferroviaria de Noruega denominado follo line, que fue adjudicado por un precio de 60 millones de euros.

Chivatazo de Alstom y Siemens

Más allá del dinero con el que se multa a las empresas, la CNMC ha activado también el procedimiento para la prohibición de contratar con la Administración, por lo que se remite la resolución a la Junta Consultiva de Contratación Pública del Estado a los efectos oportunos. No obstante, para que esa prohibición se haga efectiva la resolución ha de ser firme, tras pasar por los tribunales, proceso que puede alargarse años.

La CNMC ha decidido eximir del pago de la multa a Alstom Transporte, a su matriz y directivos, en su condición de solicitante de clemencia por un montante total de 8,9 millones de euros (8,8 millones a Alstom más 155.700 euros a sus directivos). Además, por el mismo motivo, se reduce en un 45% la multa correspondiente a Siemens y a su matriz (queda en 9,24 millones de euros). El programa de Clemencia de la CNMC consiste en reducir o eximir de la multa a la empresa o directivo que, habiendo participado en un cártel, aporte a la CNMC información sobre el mismo. El organismo que vela por la competencia tiene también un buzón para que sean los ciudadanos los que informen sobre este tipo de fraudes.

La CNMC recuerda que contra esta Resolución no cabe recurso alguno en vía administrativa, pudiendo interponerse recurso contencioso-administrativo en la Audiencia Nacional en el plazo de dos meses a contar desde el día siguiente al de su notificación.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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