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Las comunidades intensifican la competencia en rebajar el impuesto de sucesiones y donaciones

Las autonomías cuentan con 81 impuestos propios que solo representan el 2,1% de sus ingresos

Jesús Sérvulo González
Desde la izquierda, Luis del Amo, Jesús Sanmartín y Valentín Pich
Desde la izquierda, Luis del Amo, Jesús Sanmartín y Valentín Pich

Tras superar la crisis financiera y recibir más recursos que nunca del sistema de financiación, las comunidades autónomas se han lanzado a una carrera de competencia fiscal. En vísperas electorales, la batalla por las rebajas de impuestos se está enfocando en el impuesto sobre sucesiones y donaciones, el impuesto que sobre todo grava las herencias y los regalos, según advierten los economistas en el informe sobre el Panorama de la fiscalidad autonómica y foral de 2019.

El Registro de Asesores Fiscales del Consejo General de Economistas (REAF) considera que "en el impuesto sobre sucesiones y donaciones se va a ir notando, en términos recaudatorios, en los próximos meses, la competencia fiscal a la baja que en 2019 empieza a extenderse a hermanos y familiares más distantes". Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas apostilla: "Hay competencia fiscal, pero también hay un poco de desorganización fiscal". Y añade: "La fiscalidad autonómica se está complicando por segundos, hay un poco de irracionalidad".

Este impuesto que grava las herencias y los regalos está practicamente bonificado en todas las comunidades para los hijos, cónyuges y padres. La novedad es que las autonomías también están empezando a ofrecer ayudas fiscales a los primos, sobrinos, tíos del causante, advierte Luis del Amo, jefe de estudios del REAF. "Está claro que hay competencia fiscal a la baja", constata Jesús Sanmartín, presidente del organismo, que reconoce que puede haber movilidad fiscal para tributar menos, pero que cada vez resulta más difícil simularlo.

En un momento en que el debate sobre la fiscalidad toma cuerpo a nivel mundial y cuando arrecian las voces que reclaman más esfuerzo a los grandes patrimonios para reducir la desigualdad --una de las grandes herencias de la Gran Recesión--, y crece el clamor por un reparto más equitativo de la riqueza, las comunidades compiten por eliminar trabas fiscales a los grandes patrimonios. En Estados Unidos, por ejemplo, son cada vez más los que piden que los ricos contribuyan más. Es conocido el caso del popular político izquierdista Bernie Sanders que ha pedido elevar el impuesto sobre las herencias hasta el 70%.

En el extremo contrario y en el ámbito local, el nuevo presidente andaluz, el popular Moreno Bonilla, anunció que una de las primeras medidas de su Gobierno regional será eliminar el impuesto de sucesiones y donaciones. En la misma línea se ha manifestado el presidente del PP, Pablo Casado, que ha hecho de la supresión de este impuesto bandera para las próximas elecciones.

En este sentido, Aragón incrementa la reducción para los sucesores del grupo II hasta los 500.000 euros, estableciendo en donaciones una bonificación del 65% para familiares cercanos con una base máxim de 500.000 euros y Cantabria libera de tributación a los grupos I (descendientes) y II (descendientes y adoptados de veintiuno o más años, cónyuges, ascendientes y adoptantes) tanto en sucesiones como en donaciones. En cuanto a los herederos del grupo III (colaterales de segundo y tercer grado, consanguíneos o afines, ascendientes y descendientes por afinidad y parejas de hecho), Canarias casi les libera de tributación, con una bonificación del 99,9%, y en Madrid tanto a sucesores como a donatarios, si son hermanos se les bonifica en un 15% y si su parantesco es de tío a sobrino, en un 10%.

Los economistas creen que el aumento de las renuncias a las herencias no tienen tanto que ver con motivos fiscales como por estrategias de planificación fiscal, que el sucesor tengan deudas o porque las deudas de las herencias superan a los bienes y derechos. Y no creen que el tener que pagar impuestos lleve a renunciar a una herencia. "¿Por qué va a renunciar a un 30% como mínimo, en el peor de los casos, de un bien que no tenía?", dice Luis del Amo, que recuerda que siempre se pueden encontrar mecanismos para financiar el impuesto para disfrutar de un bien de mucho más valor.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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