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La banda ancha en España es una de las más caras de Europa

El país logra el puesto 10 en el índice de digitalización de la UE, una mejora de dos posiciones con respecto al año anterior

José Manuel Abad Liñán
GETTY IMAGES

La banda ancha es muy cara en España en relación al resto de países de la UE. Es más asequible acceder a internet fijo para los ciudadanos de 21 de los 28 países europeos que para los españoles. Con todo, la posición de España mejora ligeramente —un puesto— con respecto a 2017.

De menos asequible (0 puntos) a más asequible (100), el país obtiene este año una puntuación de 74 frente a 70 del año pasado. La asequibilidad media de la banda ancha en Europa merece una puntuación de 87. Solo salen peor parados que España Croacia, Chipre, Portugal, Grecia, Malta y Eslovenia. 

Los datos forman parte del Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI, en sus siglas en inglés), fruto de un análisis de la Comisión Europea hecho público este viernes. Además de la asequibilidad de la banda ancha, cada año DESI mide la implantación de las tecnologías de la información y la comunicación en los países miembros de la UE, para comprobar hasta qué punto forman parte de la vida cotidiana de sus ciudadanos, sus empresas y las administraciones.

La digitalización mejora en España

El informe de la Comisión Europea concluye que en 2017 España dio un pequeño salto adelante en la calidad de su sociedad de la información, pero no lo suficiente para salir del grupo de países intermedios. El país logra el puesto 10 en el índice de digitalización de la UE, y sube dos puestos con respecto al último cálculo.

España mejora en todos los aspectos medidos por el índice, y mejora en la conectividad, pero se mantiene en el mismo puesto que el año pasado, el 14. En este ámbito, España supera en algunos puntos a la media europea en cobertura 4G, implantación de la banda ancha móvil, cobertura de la banda ancha de nueva generación, pero se distancia más del promedio en la implantación de la banda ancha rápida (igual o mayor a 30 Mbps) o la cobertura de banda ancha ultrarrápida. El peor resultado lo arroja el índice de asequibilidad de la banda ancha. 

El lastre, aun con mejoras, lo supone las variables relacionadas con el capital humano, en el que España aparece en el puesto número 14. Aunque el país casi roza la media europea en usuarios por internet, está rezagado en el porcentaje de su población con competencias digitales básicas (como crear una cuenta de correo electrónico o descargarse aplicaciones en el móvil). 

Pero no solo en las competencias digitales España queda por detrás de Europa. Aunque el país supera con creces a la media europea en graduados en carreras científicas y técnicas, eso no se traduce en que su mercado laboral esté al nivel de la UE en porcentaje de trabajadores especialistas en tecnologías de la información y la comunicación. En cifras concretas, de cada 1.000 jóvenes entre 20 y 29 años, 19,1 tienen un grado en ciencias o tecnología en Europa mientras que en España son 21,6. Al cotejar esos datos con los de empleados, la relación se invierte: un 3,7% de los trabajadores en Europa es especialista en TIC; en España, es el 3%. 

El uso de los servicios de internet también deja a España por debajo de la media europea, si bien el país iguala o mejora el uso de la Red para ocio, vídeo a la carta, videollamadas, redes sociales, servicios bancarios y compras.

De todos los indicadores analizados por la Comisión Europea, se mantienen o muestran avances en todos excepto en uno: el porcentaje de personas que han usado Internet para informarse en los últimos tres meses (78% en 2016, 77% en 2017). Con todo, en este aspecto se supera a la media de la UE, el 72%.

Los valores de las variables del estudio corresponden a las del último año terminado (en este caso, 2017).

Se mide parte de los paquetes integrados

Hasta este año, el informe DESI solo medía la asequibilidad a internet de 12 a 30 megas sin tener en cuenta paquetes integrados, tan comunes en España. Este año se ha ampliado la base y se han incluido ofertas empaquetadas, añadiendo voz, televisión o ambas. El índice tiene en cuenta el porcentaje de ingresos familiares dedicados en cada país al acceso a internet fijo para calcular hasta qué punto ese servicio resulta más o menos asequible para los ciudadanos de los distintos países europeos.

Según fuentes del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, las categorías utilizadas para el cálculo del estudio no son representativas de la demanda en España. El ministerio indica que en la oferta de productos de conectividad del mercado español, las más demandadas son las ofertas de paquetes que incluyen la telefonía móvil (telefonía fija y móvil y banda ancha fija y móvil; televisión, telefonía fija y móvil y banda ancha fija y móvil), lo que se conoce como paquetes cuádruples y quíntuples. Estas ofertas representan más del 80,3% del mercado según los datos publicados por la CNMC. Estas categorías, apuntan desde el ministerio, no están incluidas en la metodología del DESI.

Además del cálculo del acceso a internet, DESI es una especie de termómetro que mide la salud digital general de los países europeos. Se basa en 34 indicadores reunidos en cinco grandes variables: la conectividad (mide la cobertura de banda ancha fija, de móvil, la red 4G, el precio de la banda ancha fija y, por primera vez este año, de los paquetes integrados con telefonía o televisión), el capital humano (los usuarios de internet, cuántos tienen habilidades digitales básicas, los graduados en ciencias y tecnología...), el uso de la Red (cuánto se consultan las noticias, se consume música o vídeo, se compra online...), la integración de la tecnología digital en las empresas y, por último, la calidad y uso de los servicios de Administración electrónica. En este punto, el estudio tiene en cuenta, por primera vez, la parte de esos servicios dirigida a las empresas. Además, ha incluido la calidad de la sanidad electrónica (la petición de citas médicas, por ejemplo) por primera vez según los datos del Eurobarómetro.

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Sobre la firma

José Manuel Abad Liñán
Es redactor de la sección de España de EL PAÍS. Antes formó parte del Equipo de Datos y de la sección de Ciencia y Tecnología. Estudió periodismo en las universidades de Sevilla y Roskilde (Dinamarca), periodismo científico en el CSIC y humanidades en la Universidad Lumière Lyon-2 (Francia).

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