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Noticia patrocinada

Ecoplanes con familia, amigos (y compañeros de trabajo)

Empleados de Gas Natural Fenosa dedican tiempo libre a reforestar entornos naturales con especies autóctonas, eliminar las invasoras y reconstruir nidos en las jornadas de voluntariado ambiental

Voluntarios de Gas Natural Fenosa reforestando la Sierra de Guadarrama con especies autóctonas.
Voluntarios de Gas Natural Fenosa reforestando la Sierra de Guadarrama con especies autóctonas.Gas Natural Fenosa
Javier A. Fernández

Cristina Serrano, empleada de Gas Natural Fenosa en Barcelona, guarda buenos recuerdos de la primera excursión que hizo con sus compañeros. Fue al Parque Natural del Garraf, en 2014, un paraje verde entre Sitges y Castelldefels, para ayudar a la restauración forestal tras un incendio ocurrido en los años noventa. Serrano, de 44 años, acudió con su hija y su marido. “Plantamos encinas. Una de ellas tiene nuestro apellido y la tenemos geolocalizada”, explica Serrano, asidua a estos eco-planes domingueros.

"Normalmente, vas al campo a disfrutar de la naturaleza. Con estas acciones, además, contribuyes a preservar esos espacios, lo que enriquece la experiencia", opina María Mangas, voluntaria y empleada del departamento de aseguramiento del sistema integrado de gestión de Gas Natural Fenosa. Mangas, de 40 años, se apuntó a la primera convocatoria madrileña en 2015. Convenció a su marido y a sus dos hijos de seis y diez años para recuperar las lagunas de Villacañas, en Toledo. "El paraje estaba situado junto a un antiguo vertedero, actual zona protegida. De vez en cuando afloran restos de vidrio y plástico que conviene eliminar”, apunta.

Desde que la empresa energética puso esta iniciativa en marcha en 2014, más de 550 empleados han dedicado 4.345 horas de su tiempo a la conservación de espacios naturales de toda España, en una veintena de salidas. Desde la playa Larga de Tarragona donde replantaron lirios de mar, barrones y carretones de playa hasta el Lago de Meirama en Cerceda (A Coruña), un pantano creado por Gas Natural Fenosa sobre una de sus antiguas minas de lignito. En su entorno, los voluntarios construyeron un refugio para nutrias, hoteles para insectos —una especie de cajas de madera llenas de leña donde construyen sus nidos— y comederos para las aves locales.

También en Argentina, Brasil, Colombia, México, Moldavia, Panamá y República Dominicana, países donde tiene presencia la compañía, han llevado a cabo acciones ecológicas. En 2016, Gas Natural Fenosa desarrolló 32 acciones en seis países distintos en las que participaron 514 personas. Más de 2.500 horas de las cuales el 30% se hicieron en horario laboral, según datos proporcionados por la multinacional.

Cada año más trabajadores se animan a participar en estas iniciativas. “Las convocatorias se anuncian dos semanas antes y las plazas suelen acabarse a los pocos días”, explica Iban Chico, subdirector de Medio Ambiente de Gas Natural Fenosa y organizador de las excursiones. Chico y su hijo pequeño pasaron el domingo pasado en la Pedriza. Participaron en labores de reforestación en el entorno y se acercaron a la biodiversidad de la zona desde el centro de interpretación, a la entrada del parque. Padre e hijo han compartido media docena de salidas. “Él se siente realizado y aprende buenos hábitos ecológicos que le servirán en el futuro”. Todos los voluntarios coinciden en que estas salidas contribuyen, además, a estrechar lazos entre colegas. “A muchos los conoces de vista, pero después de pasar un día en el campo con ellos, el lunes te paras a preguntarles cómo están. Se fraguan nuevas amistades”, asevera el subdirector.

Los familiares y amigos de los empleados pueden participar en las actividades.
Los familiares y amigos de los empleados pueden participar en las actividades.Gas Natural Fenosa

Las actividades están organizadas en colaboración con la Fundación Global Nature, una ONG española que promueve la protección de la naturaleza y la biodiversidad. “Ellos gestionan los permisos con los responsables de los parques naturales y organizan el plan de actividades. Así todo es más eficiente”, explica Chico.

Todos los voluntarios viajan en un autobús proporcionado por la empresa hasta el paraje elegido. Allí, los miembros de Global Nature enseñan a adultos y jóvenes cómo usar el azadón para retirar las plantas invasoras como la yuca o las chumberas y plantar las autóctonas. A los más pequeños se les dan nociones básicas sobre naturaleza. También explican el método que debe seguirse para limpiar los nidos artificiales creados para las aves a los más mayores. “Aunque estaban abandonados por la temporada, era bastante emocionante para los niños porque no sabían lo que iban a encontrar en su interior”, explica María Mangas. “Las limpiamos y fuimos anotando en un cuaderno lo que encontrábamos para que los expertos analizaran los datos”, continúa.

Cristina Serrano y su familia tuvieron ocasión de ver de cerca el proceso de anillamiento de las aves, una técnica de marcaje de especímenes salvajes, que permite a los investigadores conocer su comportamiento. "Colocamos anillas identificadoras a varias aves”, agrega. Lo hicieron muy cerca del lugar en el que habían plantado su encina, a la que aún no han visitado, pero esperan hacerlo pronto. “Nos dijeron que a los dos años empezaría a brotar y que a los cinco sería ya un pequeño arbolito. Aún es pronto para conocerlo”.

Esta noticia patrocinada por Gas Natural Fenosa ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.

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