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Facephi suspende su ampliación de capital por el descalabro en Bolsa

La empresa, que cotiza en el MAB, cae un 50% en 2015 al no firmar contratos

Salvador Martí, a la izquierda, y Javier Mira, máximos directivos de Facephi, el día de la salida a bolsa de la empresa
Salvador Martí, a la izquierda, y Javier Mira, máximos directivos de Facephi, el día de la salida a bolsa de la empresa

El tiempo juega contra Facephi. La empresa alicantina de software que desde julio cotiza en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) pese a no tener apenas facturación se ha visto obligada a suspender la ampliación de capital que anunció en marzo. Esa operación, con la que pretendía captar 1,45 millones, era clave para la supervivencia de la firma, según su auditor, PwC. Lo hace, como admite en el hecho relevante en que informa de su decisión, porque buscaba inversores a un precio de 1,5 euros por acción cuando su cotización es de menos de la mitad: 0,7 euros al cierre del jueves.

Ese día la compañía de Salvador Martí anunció que renunciaba a ampliar capital. Lo hacía por el retraso sin fecha —el tercero— en firmar un pacto con la patronal bancaria de Perú para instalar su software de reconocimiento facial en cajeros automáticos. Ese contrato era la principal esperanza de la empresa, que en 2014 solo ingresó 32.000 euros.

“El escaso atractivo que para los inversores supone acudir a la ampliación de capital tras la evolución negativa mostrada por el precio de cotización de las acciones”, reconoce el hecho relevante. La firma, que triplicó pérdidas en 2014, ha caído en Bolsa un 49,28% en lo que va de año. Hace dos semanas, y con la acción ya en estos niveles, una portavoz de Facephi se mostró confiada en cubrir la demanda.

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El fiasco de la ampliación de capital supone un serio problema para Facephi. “La viabilidad de la sociedad depende de que tanto el plan de negocios como la ampliación de capital se materialicen en los términos previstos”, advertía el auditor en el informe que acompañaba a las cuentas de 2014 presentadas a finales de abril. En ese balance, la empresa también se admite la situación: “Si por diversas razones se demorara la firma de los contratos que se esperan conseguir en los próximos meses [...] la empresa podría tener dificultades para seguir funcionando de una manera continuada”. Y apuntaba a la ampliación de capital como un factor que mitigaba ese riesgo.

La empresa permitirá revocar las órdenes de compra a los que han acudido a la ampliación. Además, exime así al Consejo de la sociedad, que se había comprometido a invertir 750.000 euros a ese precio. A cambio, estos compran las acciones que tenía la empresa en cartera por 455.000 euros (a 1,5 euros la acción).

Facephi comenzó a cotizar en el MAB en el verano de 2014. Pese a que solo había facturado 8.617 euros en 2013 llegó a valer 30 millones. En el plan de negocio preveía facturar 561.000 euros en 2014, finalmente ingresó 32.000, y 1,344 millones en 2015.

No es la primera vez que los principales directivos de Facephi montan una empresa de reconocimiento facial. En 2007 desde una tienda de informática en Alicante crearon el Instituto de Biometría Facial F7. Durante años anunció proyectos en prensa de su programa para reconocer la cara y sustituir contraseñas en bancos españoles y hasta en la T4 de Barajas, algo que nunca se puso en marcha. La tecnología es conocida y la ofertan otras empresas. F7 recibió un préstamo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), dependiente del Ministerio de Economía, de 332.208 euros para desarrollar el software. No ha devuelto ni un euro, según fuentes del CDTI.

Cambio de nombre y de local

En 2012 cambiaron de nombre y de local en Alicante. El 1 de julio de 2014 salieron a cotizar al MAB ya como Facephi. Ahora venden en América Latina el mismo software que desarrollaron en F7 con ayudas públicas nunca devueltas. Pese a cotizar en Bolsa, Economía no localiza a sus directivos y los ha demandado por impago. “Serán los administradores de F7 los que se harán cargo de la deuda de F7, y nada tiene que ver con Facephi”, replica la empresa.

F7 pregonaba que había instalado su sistema de reconocimiento facial en el Empire State Building de Nueva York. La entonces ministra de Ciencia, Cristina Garmendia, premió a sus directivos como “la mejor start-up innovadora de España, en unos premios del diario El Mundo en Valencia”. Facephi admite ahora que no llegó a colocar el sistema y achacó las noticias en prensa y su premio a un malentendido.

Salvador Martí es presidente y el principal accionista de Facephi con un 24,89% de las acciones. Además, es administrador de F7, en la que tiene el 8,55%. Javier Mira es vicepresidente ejecutivo de Facephi y tiene el 6,86% de las acciones de F7. El tercer accionista de Facephi, Juan Alfonso Ortiz Company también lo fue de F7.

Ya con el nombre de Facephi volvieron a conseguir préstamos de instituciones públicas. Recibieron 116.116 euros prestados del Instituto Valenciano de Finanzas y préstamos del Instituto de Crédito Oficial. Hace dos semanas Fecephi afirmó que no se planteaba entrar en preconcurso de acreedores.

Pese a las pérdidas, Facephi ha contratado con empresas de sus directivos y principales accionistas. En 2014, pagó 157.647 euros a cuatro sociedades de Martí, Mira y Ortiz. Estos prestaban “asesoramiento jurídico”, “servicios relacionados con la tecnología de reconocimiento facial”, “consultoría comercial informática” y “asesoramiento estratégico para la expansión comercial”. Según la empresa era la forma de pagarles su sueldo en el primer semestre de 2014, antes de salir a cotizar. El año pasado, cuando triplicó pérdidas, Facephi aumentó en un 80% el gasto en personal, una decena de personas en Alicante y el equipo directivo.

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