La guerra interna en Bodegas Martúe acaba en los tribunales
El fundador intercambia denuncias con Emilio Aragón, Carlos Cutillas y tres accionistas
La historia de Bodegas Martúe, en La Guardia (Toledo), parecía idílica: Fausto González plantó unas tierras heredadas de su familia a finales de los ochenta. En 2000, con las cepas ya crecidas, se metió de lleno en el mundo del vino. Consiguió incluir entre su accionariado varias caras famosas, como la del empresario audiovisual Emilio Aragón y el inversor inmobiliario Carlos Cutillas. Una década después, exportaba ya a 20 países. Sin embargo, el negocio ha terminado en un duro intercambio de denuncias. Fausto González acusa a Aragón, Cutillas y otros tres consejeros de delito societario y falsificación documental. Y estos, a su vez, han denunciado a González por esconder la contabilidad y por maniobrar, supuestamente, para ocultar el estado real de la bodega.
Los problemas llegaron a esta finca del norte de Castilla-La Mancha con las deudas. La bodega, según las últimas cuentas presentadas en el Registro Mercantil, en 2012 facturó 1,7 millones de euros y ganó 200.047 euros, un resultado muy similar al del ejercicio anterior. Las deudas, sin embargo, se habían amontonado: crecieron un 60%, hasta los 2,15 millones.
La compañía comenzó 2014 con serios problemas económicos. Necesitaba refinanciar sus deudas. Para poner en orden las cuentas, Fausto González barajó la posibilidad de vender activos. Algunos accionistas, entre ellos Aragón y Cutillas, exigieron antes de tomar ninguna decisión conocer al detalle las cuentas de 2013. Sin embargo, el consejero delegado, que además controla el 53,7% de las acciones, no se las enseñó. Y en junio, solicitó por su cuenta el preconcurso de acreedores.
Fausto González demanda a sus cinco accionistas por delito societario
Llegados a ese punto, las tensiones se convirtieron en una guerra abierta entre dos bandos. En uno, tres consejeros: Fausto González, su mujer y su cuñado. En el otro bando, cinco consejeros y accionistas, entre ellos, Aragón y Cutillas, dueños de más del 40%. Estos últimos solicitaron una junta extraordinaria, según fuentes jurídicas cercanas a este grupo. Ante la negativa de González, el 21 de julio convocaron y realizaron la reunión ellos. Destituyeron a González y nombraron presidente a Jorge Cutillas. En la junta, que tuvo lugar en la bodega, aprobaron además la contratación de la consultora KPMG para que analizara a fondo las cuentas. Y se llevaron a un notario para que diera fe de todo el asunto. Poco después, aseguran las mismas fuentes, acudieron a las oficinas con el auditor a buscar la contabilidad y otros documentos. La cerradura estaba soldada. Así que denunciaron ante la Guardia Civil la ocultación de información.
Los consejeros, a su vez, acusan al bodeguero de ocultar las cuentas
Fausto González, por su parte, niega esta versión del conflicto. A través de una portavoz, asegura que la reunión de julio se celebró a escondidas, y defiende que legalmente la sede social de la empresa está registrada en otra calle. Sostiene que la única reunión oficial es la que él convocó, el 11 de agosto. Tras esta junta, en la que hizo valer su participación mayoritaria del 53,7% de las acciones, decidió traspasar a un administrador el poder de la bodega.
¿Quién manda en la finca de Martúe? Según el Registro Mercantil, Jorge Cutillas, ya que la reunión de julio fue apuntada oficialmente. Según Fausto González, a los mandos está el administrador que colocó en la junta de agosto, porque lo aprobó él, por mayoría.
El juzgado deberá decidir si admite la querella contra Aragón, Cutillas y los otros tres consejeros por delito societario y falsificación documental. O si, por el contrario, es el fundador quien ha cometido un delito al negarles acceso a la contabilidad. Y todo, si es posible, antes de la vendimia, o la guerra echará a perder la cosecha este año.
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