Más de 100.000 personas se manifiestan en Londres y en otras ciudades británicas
La protesta llevada a cabo por el centro de Londres, cerca de las sedes del Gobierno y del Parlamento, transcurrió en general de forma pacífica, si bien a última hora del día hubo algún altercado en Oxford Street por parte de grupos que se habían separado de la marcha principal.
Más de 250 autocares trajeron a la capital a ciudadanos de todos los puntos del Reino Unido, mientras que también se organizaron protestas en Belfast (Irlanda del Norte) y Glasgow (Escocia).
Sindicalistas, funcionarios como profesores, enfermeras o bomberos y trabajadores comunitarios y de ONGs participaron en la colorida y ruidosa marcha, en la que también hubo muchas familias y personas mayores.
Con pancartas como "No a los recortes", "Que paguen los banqueros" o "Soy demasiado joven para estar tan enfadado", la larga columna humana avanzó durante todo el día por las calles del centro hasta llegar a Hyde Park, donde se celebró un acto reivindicativo en el que participó el líder del Partido Laborista, Ed Miliband.
En un discurso en este parque, Miliband arengó a la multitud al criticar el elitismo del Ejecutivo de coalición encabezado por Cameron, al que acusó de favorecer a los ricos.
No obstante, el líder laborista, que con su presencia en este evento quiso reconectar con las bases trabajadoras de su partido, fue abucheado cuando advirtió de que un Gobierno bajo su dirección no podría dejar de hacer recortes, si bien estos serían "más progresivos y más justos".
Miliband recuperó el aplauso de los asistentes cuando expuso sus propuestas de crecimiento y bienestar social, entre ellas atajar el desempleo juvenil, introducir un impuesto sobre las primas de los banqueros, construir vivienda social y detener "el experimento privatizador" del Servicio nacional de salud (NHS).
Esta es la mayor manifestación convocada este otoño por los sindicatos y otros grupos de activistas, que a lo largo de los últimos meses han organizado múltiples actos de protesta, el más impactante de los cuales fue la huelga de dos millones de personas el pasado noviembre.
Los manifestantes protestan contra la política de drástico recorte del gasto público del Ejecutivo de Cameron, que está en entredicho porque, no solo no ha conseguido de momento reducir el endeudamiento, sino que, según los analistas, está paralizando el crecimiento.
El Reino Unido está en recesión desde finales de 2011 y, aunque el desempleo bajó en agosto al 7,9 % -por el efecto de los Juegos Olímpicos-, no hay indicios de recuperación económica.
Los recortes del Gobierno han implicado el despido de cientos de miles de funcionarios, la supresión de numerosos servicios públicos y la progresiva privatización de la educación y la sanidad.
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