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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Abreviatura histórica

PARADOR DE OROPESA, un castillo del siglo XIV en la provincia de Toledo

Paradores los hay que no son rentables y también aquellos que arrojan unos datos de ocupación superior a los de muchos hoteles postineros. Algunos pueden decepcionar a la clientela internacional porque son de nueva planta y tal vez espera un monumento histórico, como de hecho son la mayoría. Quejas se reciben a veces por su austeridad en determinados detalles, pero casi nunca por la falta de atención en el servicio. Al contrario, la amabilidad figura entre los valores destacados en las encuestas de satisfacción. Porque los paradores de turismo, que algunos querrían ver privatizados, simbolizan el legado de una red hotelera histórica y exquisita. Y su marca, indivisible, la bandera de un estilo de turismo que España hoy más que nunca necesita.

PARADOR DE OROPESA

PUNTUACIÓN: 6,5

Categoría oficial: cuatro estrellas. Dirección: plaza del Palacio, 1. Oropesa, Toledo. Teléfono: 925 43 00 00. Fax: 925 43 07 77. Central de reservas: 915 16 66 66. Internet: www.parador.es. Instalaciones: jardín, piscina, salón de estar, sala de convenciones para 60 personas, bar, comedor. Habitaciones: 44 dobles y 4 suites. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite perros. Precios: desde 70 euros, IVA incluido; desayuno, 16 euros + 8% IVA.

Cuántos automovilistas no se habrán emocionado al divisar, por ejemplo, el perfil almenado de la torre del homenaje sobre un montículo en un flanco de la autovía que conduce de Madrid a Extremadura... Esta fue la casa solariega de los condes de Oropesa, construida nada menos que en el siglo XIV, antes del descubrimiento de América, desde cuyos baluartes dominaban las llanas tierras del Campo Arañuelo. Impresiona remontar el pueblo que ahora la envuelve, torcer la última curva y entrar de lleno en la plaza de Armas sin saber por qué óculo, escalinata, matacán o portón introducirse. Es el secreto que nos guarda su historia lo que lo hace más inaccesible y, a la vez, deseable.

Arcones y cortinajes

De acuerdo, mucho de todo esto es nuevo y parcialmente impostado. Pero aquí hubo vida y se desataron pasiones. Subiendo por la escalera principal se llega a un balcón corrido por el que se vacían los salones regios y el bar. Grandes lámparas, largos cortinajes, arcones, óleos, peroles de cobre y vasijas de Puente del Arzobispo decoran los interiores, como es habitual en muchos paradores. Los muros exteriores aparecen bien pintados; los arcos, perfectamente silueteados; el escenario, limpio y comedido. Pero no neguemos que el edificio huele ya a viejo, a reivindicación inmediata de reforma. El pavimento, los zócalos y las molduras de las ventanas se ven deteriorados en muchas zonas, incluidas las habitaciones (la 509, una de ellas). Urge cambiar ya la tapicería y parte de los muebles. Los cuartos de baño satisfacen por su amplitud, comodidad y suficiente iluminación, pero los tiempos exigen una nueva imagen. Aunque la clientela clásica siga tentada por la atmósfera feudal y el dosel kitsch de la suite octogonal.

Reina en todos los espacios una absoluta tranquilidad. Especialmente de noche, cuando se termina el vaivén de los viajeros de paso que utilizan estas instalaciones como un pied-à-terre culterano en su desplazamiento a, o desde, Extremadura. Es cuando más se disfruta del enigma de su historia, de los rincones todavía no descubiertos, del antiguo aljibe que guardaba el agua de la casa... O de ese pasadizo que lleva al patio entre pendones medievales y focos de diseño. Es también el mejor momento para aposentarse en el comedor y comandar unas migas mientras se adivinan al fondo, a través de la gran cristalera, las cumbres nevadas de Gredos.

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Uno de los salones del Parador de Oropesa (Toledo) y su medieval silueta dominando las tierras del Campo Arañuelo.
Uno de los salones del Parador de Oropesa (Toledo) y su medieval silueta dominando las tierras del Campo Arañuelo.

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