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Truco o trato

La fiesta bursátil y la reducción de primas de riesgo de la deuda europea de estos últimos días son un espejismo. Un cisne negro sigue aleteando en lagos europeos. La concertación de los principales bancos centrales del pasado miércoles para evitar cualquier fallo en la liquidez del sistema bancario internacional ha conseguido relajar las enormes tensiones subyacentes, pero es solo una anestesia. Decisión tan necesaria y esperanzadora como reveladora, por otra parte, de la gravedad de la situación de la eurozona como epicentro de una renovada crisis financiera internacional de consecuencias impredecibles.

La puesta en escena de los líderes alemán y francés, con sendos discursos aparentemente alineados entre sí y quizás también con la lectura entre líneas de la intervención del nuevo presidente del BCE ante el Parlamento Europeo del jueves, tal vez invite a un cierto optimismo en una semana que va a ser trascendente. Más allá de modificaciones ulteriores de los tratados que faciliten a medio plazo la emergencia de un verdadero gobierno económico en la eurozona, la cumbre del día 9 podría alumbrar alguna iniciativa para alcanzar parcialmente ese objetivo. Al menos, en cuanto a la activación de mecanismos de control y disciplina fiscal y presupuestaria verdaderamente persuasivos, y difícilmente rechazables en la coyuntura actual por Gobiernos de países al borde del abismo. Dadas las circunstancias, sería el más optimista de los posibles desenlaces que habría de incorporar en paralelo y de facto una proactividad y disposición de intervención del BCE equivalente a la de otras autoridades monetarias homólogas. Sin el BCE como coprotagonista, la película ciertamente no funcionaría.

La falta de acuerdo o uno no creíble sería desastroso y llevaría a una fragmentación del euro

Pero conviene ser realista y consciente de las dificultades. No es fácil confiar en que finalmente se superen las disparidades entre los dos países promotores, y en que una solución "impuesta" a muchos otros venza sus resistencias. Tanto más con la desconcertante falta de flexibilidad y agilidad con la que se toman las decisiones en Europa. Aun así, faltaría sortear la reacción de los mercados, cuya memoria impediría ordenar durante demasiado tiempo una estructura de tipos de interés y precios relativos de los activos mínimamente compatibles con la normalidad necesaria para recuperar el crecimiento económico.

Los otros desenlaces alternativos, ante la falta de acuerdo o sin credibilidad suficiente en el mismo, serían desastrosos y convergerían probablemente en la fragmentación parcial o total del área euro y una profundización en el corto plazo del paisaje recesivo que ya está descontado en Europa. Escenario este muy disuasorio, al que en todo caso ya hay que asignar una probabilidad no despreciable. "Truco o trato" es la popular expresión con la que de forma amistosa se invita en las noches de Halloween al "llamado" a contribuir a la celebración pacífica y festiva de la noche. "Trato" es la respuesta habitual, y también es la esperable el próximo viernes, después de que el BCE baje su tipo de intervención el día antes.

Sara Baliña y Daniel Manzano son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas de AFI (Analistas Financieros Internacionales).

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