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Reportaje:música

Fiesta con argumentos

Camilo Lara, un chico 'indie', descubrió un día la cumbia que amenizaba las fiestas a las que no iba. Mañana su proyecto Instituto Mexicano del Sonido hará bailar (y quizá pensar) al festival VivAmérica

Diego A. Manrique

Hasta el pasado marzo, Camilo Lara mantenía una situación laboral complicada. Ejercía de motor del Instituto Mexicano del Sonido (IMS), agrupación musical de electrónica bailable, pero a la vez era el director de la rama azteca de EMI Records, que todavía ocupa un impresionante palacio en el Distrito Federal. Es decir, hacía trabajo de despacho en días laborables y los fines de semana actuaba, a veces en otros continentes: "Estaba aceptado y creo que yo me desempeñaba bien, aunque me rebelara contra el rol de tecnócrata corporativo".

En marzo, tras caer EMI en las manos del estadounidense Citibank, una de las primeras decisiones para recortar gastos fue despedir a los directores de sus sucursales hispanoamericanas. Camilo lo aceptó sin dramatismos: "Debería haberlo hecho antes de que me empujaran. Pero han sido 18 años extraordinarios y quiero pensar que lo aprendido me permite desarrollar proyectos que no hubieran sido posibles desde una multinacional". Uno es El Taller, una productora que apostará por discos, libros, películas o series, "todo lo que sea creativo y no necesite presupuestos millonarios". Otro es IMS, que ha crecido demasiado para quedarse en aventura de fin de semana.

El IMS surgió en 2005, ofreciendo reconstrucciones electrónicas de músicas tropicales, mezclando lo popular con iconos de la alta cultura como Juan Rulfo, con cierta melancolía por un pasado imaginado. Lo que era entretenimiento particular se transformó en un directo con un Camilo alborotador ("¿me juras que ese tipo es un directivo de EMI?"), mordaz y un repertorio que obligaba a bailar y sugería pensar.

Al IMS le abrió camino el descubrimiento internacional de la cumbia, que no era precisamente la música con la que creció Lara, un chico indie. "La cumbia sonaba en las cocinas, en las fiestas de barrio a las que nosotros no acudíamos. Era ignorada por los medios, se trataba de algo de 'los de abajo'. Hasta que comprendimos su enorme capacidad de adaptación, que había prendido desde Canadá hasta Argentina; como el hip-hop, se ajusta a las circunstancias. En México gusta la llamada cumbia sonidera, por el uso espectacular de los efectos que hacen los sonideros, esos pinchadiscos con equipos móviles. Pero además surgen inventos fantásticos, como la cumbia rebajada, que empezó en Monterrey: son cumbias ralentizadas, con unos graves como los del dub jamaicano, que se supone que encajan con el impacto del pegamento inhalado. Vaya, eso no lo voy a probar pero el proceso tiene ideas aprovechables".

Lara no quiere perder la posibilidad de transmitir inquietudes con su música. Su próxima entrega será Político, "un disco enojado, de pura rabia ante la deriva de mi país". La violencia extrema todavía no afecta a la capital federal pero "ha alterado la vida en el Norte de México. Eso de estudiar los desplazamientos, para evitar determinadas carreteras, avisarse del peligro mediante redes sociales, no se había visto antes".

Entre las víctimas invisibles está la escena musical de las ciudades norteñas: "Van cerrando los bares y discotecas, han sido escenarios de tiroteos o bien los dueños se niegan a pagar el impuesto que exigen los narcos", lamenta. De ahí la dificultad para profesionalizarse: "Todo se queda en el amateurismo, en discos autoeditados. Hay talentos increíbles, como el cantautor Juan Cirerol, pero nadie quiere invertir en una música tan cruda. Es como el rock de garaje de los sesenta, yo lo llamo rock de cochera, donde los chavos se juntan para grabar en un ordenador".

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Político parte también de grabaciones caseras pero se terminará en Tucson (Arizona). "Es un enclave decisivo para la confluencia entre gringos e hispanos. Gente como Calexico entiende perfectamente el potencial de, por ejemplo, el mariachi. Yo era muy refractario, decía que el momento en que llegaban los mariachis a una fiesta era la señal para marcharte. Ahora entiendo que en el rock teníamos prejuicios contra los metales por culpa de esas trompetas que nos ensordecían".

Instituto Mexicano del Sonido pondrán música mañana al festival VivAmérica, a las 18.00 de Atocha a Cibeles.

Camilo Lara (con abrigo) con el resto del Instituto Mexicano del Sonido.
Camilo Lara (con abrigo) con el resto del Instituto Mexicano del Sonido.

Tomar la calle

VivAmérica, el llamado "festival de ideas" que organiza CasAmérica, sale mañana domingo a la calle. Atrás quedaran proyecciones, exposiciones, espectáculos de pequeño formato y potentes mesas redondas (que se pueden revisar en www.casamerica.es). A partir de las 18.00 desfilarán carrozas y agrupaciones por el Paseo del Prado, entre Atocha y Cibeles. Junta a ellas, dos camiones musicales: el del artista guatemalteco Meneo y el ocupado por el Instituto Mexicano del Sonido en formato de trío. Es posible que reconozcan al bajista que se ha traído Camilo Lara: se trata de Quique Rangel, en año sabático de su trabajo habitual con Café Tacuba.

El final de fiesta, a partir de las 20.30, será en Cibeles. Allí tocará un histórico de la salsa neoyorquina, el trombonista Willie Colón, un fichaje del que los organizadores están orgullosos: "Willie ha sufrido alguna mala experiencia en sus últimas visitas a España y su caché se escapaba de nuestras posibilidades. Pero se le explicó el concepto, la oportunidad de reunir a las comunidades de inmigrantes hispanoamericanos y aceptó venir. Por una cantidad simbólica, que conste".

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