El médico de Jacko, acorralado
La declaración del guardaespaldas señala al doctor Murray
Diario de un juicio, el que se desarrolla contra el médico personal de Michael Jackson, Conrad Murray, en Los Ángeles, y que ayer entró en su tercer día. Si el primero aportó una foto para la historia de los mitos, el segundo introdujo el elemento que no deja seco ni un solo ojo entre los jurados: los niños, los hijos del fallecido, sobre los que algunos testigos aseguraron que vieron a su padre morir entre gritos de pánico.
El tercer día de sesión en la Corte Superior de Los Ángeles se inició con la subida al estrado de Alberto Álvarez, guardaespaldas al que recurrió el doctor Murray cuando se encontró a Jackson desmayado sobre el suelo y no respondía a los masajes cardiacos. El día prometía titulares para los cientos de medios que cubrían el caso, ya que, de momento, Álvarez comenzó declarando que Murray le pidió ayuda para deshacerse de las ingentes cantidades que existían en el hogar de la estrella de propofol -el anestésico responsable de su muerte, que Jackson utilizaba para dormir-.
El guardaespaldas también relató, a preguntas del fiscal, que el doctor Murray le gritó que se llevara en una bolsa todas las agujas y tubos y sondas con las que pinchaba a Jackson antes incluso de efectuar la llamada a los servicios de emergencia para que mandaran una ambulancia, llamada que hizo con una mano mientras que con la otra aplicaba un masaje cardiorrespiratorio al Rey del Pop.
El empleado de Jackson describió al detalle el escenario de la muerte del cantante. Entre las declaraciones más impactantes está la del momento en que Paris y Prince -hijos del artista- entraron en el cuarto y al ver el caótico escenario comenzaron a gritar "¡papi, papi!". "No os preocupéis, tranquilos, todo va a estar bien", les dijo Alberto Álvarez. No fue así, Jackson ya no respiraba. Tan rápido murió que no tuvo tiempo de cerrar los ojos. Tras el guardaespaldas testificarán Richard Senneff y Martin Blount, los médicos de urgencias que llegaron a la escena y que consideran que el doctor Murray les ocultó información de importancia vital.
Babelia
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