Café ¿salado?
Reconozco estar viciado por el café. Tomo muchos al día, tantos que no quiero ni decirlo, no vaya a ser que mi médico me llame al orden o mi mujer me cante las cuarenta... En serio, el café es una maravilla, cuando es bueno. En mi restaurante lo cuidamos muchísimo. Tenemos dos cafeteras para ello, y cada una para los 15 tipos de café que tenemos en nuestra carta, con las infusiones... En fin, ya saben, pura locura lo de estos restaurantes, que llegamos a tener 70 referencias en vinos de Jerez y 200 de champán. Sin embargo, el café no ha entrado en la cocina principal, como han entrado otras bebidas. El café acompaña a los postres, armonías con chocolate, leche... En fin en el mundo dulce, sí, mucho menos que en el salado. De todas formas, yo no hablo por mí, que en mi cocina salada el café ha tenido dos incorporaciones claras en los últimos años. Una de las más representativas fue en el plato "La Gallina de los huevos de Oro", en el que el caldo tiene un puntito de café, buscando un torrefacto que diera potencia. También recuerdo un coctel de bienvenida al restaurante. Sin alcohol, que alternábamos con un vino dulce. Maravillosa idea.
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