Interior desoye a la Junta Electoral
La mayor protesta en la plaza de Catalunya congrega a más de 8.000 personas- La Junta Electoral de Barcelona prohibió la protesta por tres votos a dos
Más de 8.000 personas, según datos de la Guardia Urbana, hicieron ayer oír su indignación con cacerolas, llaves, latas y cualquier otra cosa capaz de sonar. Según la Junta Electoral, era su última oportunidad de hacerlo. A partir de la medianoche de hoy estaban infringiendo la ley porque empezaba la jornada de reflexión, en la que cualquier acto político está prohibido. Los Mossos d'Esquadra los podrían desalojar. Pero no fue así. Interior desoyó la decisión de la Junta Electoral Central. Pero lo hizo cubriéndose las espaldas. El Departamento localizó a una persona que consideró miembro de la protesta, le comunicó oficialmente el acuerdo de la misma y tomó nota de ello.
Los acampados pudieron quedarse en la plaza de Catalunya, siempre y cuando no ocasionasen disturbios. Y así parecía que iba a ser. A las diez de la noche, momento álgido de la tercera cacerolada que se celebra en el corazón de la ciudad, no parecía que los allí concentrados tuviesen intención de marcharse. Los protestantes (entre los que había desde niños hasta jubilados, personas encorbatadas y otras con rastas) llegaron dispuestos a hacer todo el ruido posible. Y a dejarse los pulmones con cánticos como "¡No hay pan para tanto chorizo!".
Muchos, además, iban dispuestos a quedarse a dormir, a juzgar por los sacos que llevaban bajo el brazo. Varias familias con hijos prefirieron pasar por la plaza por la tarde, donde se organizaron charlas, obras de teatro y actuaciones musicales.
Ayer se notó más que nunca que el movimiento de indignación surgido a través de las redes sociales el 15 de mayo está cuajando en los distintos estratos sociales. A pesar de eso, Barcelona todavía no llega al nivel de movilización de Madrid. La protesta en la Puerta del Sol alcanzó las 25.000 personas, según la policía.La jornada había empezado de la peor forma posible, con el anuncio de la Junta Electoral de Barcelona de prohibir, por tres votos a dos, la acampada en la plaza de Catalunya. Respondía así a la consulta realizada por la vicepresidenta del Gobierno catalán, Joana Ortega, sobre "el posible contenido electoral" de la protesta. La Junta de Barcelona se limitó a "hacer suyo el acuerdo de la Junta Electoral Central", en el sentido de considerar que las protestas "son contrarias a la legislación electoral" desde la pasada medianoche hasta las 24.00 horas de mañana. "Y en consecuencia, no podrán celebrarse".
De esa manera, la Junta Electoral de Barcelona pasó la patata caliente al Gobierno catalán. Su portavoz, Francesc Homs, anunció pasadas las 13.00 horas que se velaría por el cumplimiento de la ley, como diría el vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero dejó entrever que no se enviarían a los Mossos a la plaza de Catalunya, como tampoco iba a ir el Cuerpo Nacional de Policía a la Puerta del Sol si no se producían incidentes ni se alteraba el orden público.
La Generalitat y el Ministerio habían consensuado su actuación y habían coincidido en que el desalojo de los acampados habría podido derivar en enfrentamientos y graves incidentes.
Poco después, el Departamento de Interior anunció que había desplegado los "operativos necesarios" para garantizar el cumplimiento de la decisión de la Junta Electoral Central. En ese sentido, se dieron instrucciones a los Mossos para identificar a los responsables de las diferentes convocatorias, una misión imposible, pues tras los convocantes de la acampada no hay personas físicas ni jurídicas. Al final del día, optaron por buscar a una persona que valiese como representante y dieron la misión por cumplida.
La decisión de Interior de no ordenar el desalojo tiene cierto agarradero legal en el voto particular de dos de los cinco vocales de la Junta Electoral Provincial de Barcelona. Montserrat Comas, magistrada de la Audiencia de Barcelona, y la vocal no judicial Marina Gallés consideran que el derecho constitucional de reunión solo puede limitarse por causas legales que no se dan en este caso.
Las dos vocales discrepan abiertamente de la Junta Electoral Central y recuerdan que los concentrados en la plaza de Catalunya ni pretenden captar el voto ni quieren "incidir de forma partidista en la jornada de reflexión y el día de la votación". También recuerdan la sentencia del Tribunal Constitucional de autorizar reuniones y manifestaciones el día de reflexión si no se reclama el voto. Por eso, las dos vocales discrepantes insisten en que "no hay razones fundadas que justifiquen que la concentración convocada pudiera incidir o perturbar la neutralidad política... y por ello prevalece el derecho constitucional de reunión".
JOSÉ BELLVITGE Enfermero indignado "Hay que ir de la protesta a la propuesta"
"El caldo de cultivo ya existía. Nosotros llevamos dos meses protestando por los recortes en sanidad. Luego se han unido más colectivos. Es un movimiento heterogéneo, pero pasaremos de la protesta a la propuesta. Lo importante es que existe una presión".
PHILIP Británico en Barcelona "Aquí hay sobre todo buena energía"
"Llevo dos años en Barcelona. Me he acercado a la plaza porque hay sobre todo buena energía. Quizá esta noche me quede a dormir. La democracia que vivimos es falsa, y hay que cambiarla. Ojalá llegara a todas las ciudades del mundo algo así".
CHARO Y CANDELA Madre e hija "Se lo debemos a nuestros padres"
"He venido con mis hijos Candela, de nueve años, y Hugo, de cuatro, después del colegio. Queremos que sepan qué es el movimiento social, y queremos que nuestros padres estén contentos y orgullosos, porque ellos lucharon antes y ahora nos toca a nosotros".
CARLES SALES Actor "Este hervidero es solo el primer paso"
"¿Qué pasará en el futuro? Esto es el primer paso para un cambio estructural. Llevamos muchos años y el vaso se ha ido llenando. Es el momento de cambiar cosas. Yo creo que todo empezaría a arreglarse si nos planteáramos la república y el federalismo".
Los niños 'se suman' a la concentración
La tarde de ayer en la plaza de Catalunya de Barcelona fue diferente de la de días anteriores: cientos de niños se sumaron a la concentración en la plaza, convertida por los acampados en un gigantesco festival al aire libre con actuaciones musicales infantiles, teatro y performances. Pasadas las seis de la tarde, un hombre, disfrazado con un pellejo marrón, simulando un troglodita, hacía cantar y bailar a los más pequeños con canciones infantiles. Padres como Miriam y Eveli, de 41 y 42 años, querían sumarse con sus hijos a la protesta. Las familias, muchas helado en mano, fueron las protagonistas de la protesta.
Y mientras los críos disfrutaban de la actuación, las sesudas charlas sobre el futuro del país seguían. Tanto que los eventos se entremezclaban y era casi imposible abrirse paso. A un lado, un juego de niños; al otro, debate bajo la amenaza de la decisión de la Junta Electoral Provincial secundando la de la Central, que decía que la acampada tenía que disolverse.
Los acampados han dividido el lugar en tres zonas (Tahrir, Islandia y Palestina) y han colgado carteles con las actividades que se celebran en cada una de ellas. Así, los protestantes encuentran con facilidad lo que les interesa.
En la plaza no falta desde un área dedicada a la cocina, casetas donde se informa de los recortes sanitarios hasta un sector en el que los jóvenes indignados cuelgan con pinzas folios en los que explican la precariedad de su situación laboral.
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