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La negociación de Ferran Mascarell con Artur Mas desconcierta al PSC

El nuevo Gobierno, pendiente de la decisión del ex consejero de Maragall

Los socialistas catalanes han pasado un fin de semana sumidos en el desconcierto más absoluto. No recuperados todavía del batacazo electoral del 28-N y con algunas dudas acerca de si actuaron bien al facilitar la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat, ahora tienen que lidiar con la primera embestida del nuevo presidente: el intento de fichaje de Ferran Mascarell, ex consejero de Cultura del Gobierno de Pasqual Maragall, tal como adelantó EL PAÍS el sábado. Este socialista, que ayer seguía meditando si acepta el cargo, comunicará hoy su decisión a Artur Mas. Para el presidente electo, que hoy tomará posesión del cargo, el de Mascarell es un fichaje clave para darle perfil propio a un Gobierno que, a falta de estar completo, tiene en los puestos clave a políticos de la era de Jordi Pujol.

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La dirección del PSC conserva en la retina la opa que el presidente francés Nicolas Sarkozy lanzó a los socialistas franceses al fichar de sus filas a dos ministros y un secretario de Estado cuando todavía no habían digerido la derrota de Segolène Royal.Temen que les ocurra lo mismo. Con José Montilla como primer secretario interino a la espera del congreso del próximo año, la dirección del PSC se ha bunkerizado este fin de semana. La cúpula rehuyó hacer comentario alguno sobre el eventual fichaje, a la espera de conocer el desenlace.

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Ha caído especialmente mal el hecho de que Mascarell estuviera maniobrando para optar a la alcaldía de Barcelona a través de una elecciones primarias y, casi al mismo tiempo, negociando su incorporación al Gobierno de Mas. En la federación de Barcelona del partido, controlada por los partidarios del actual alcalde, Jordi Hereu, y enfrentada al aparato oficial, el eventual fichaje de Mascarell provoca básicamente incredulidad. La federación de Barcelona está en guerra con la cúpula del PSC y cualquier movimiento levanta mil y una suspicacias. Por una parte, les tranquiliza porque garantizaría la candidatura en solitario de Hereu; pero, por otra, consideran que no hace más que evidenciar la cercanía que hay entre sectores de CiU y del PSC. "Mas ha ido a una puerta que ya estaba entreabierta, los dos se habían lanzado guiños durante la campaña electoral", recuerdan estas fuentes, que también inciden en el hecho de que la fuerte personalidad política de Mascarell puede provocarle problemas a Mas cuando surjan las primeras discrepancias en el seno del Gobierno. "Que tome nota de Sarkozy: algunos de sus ministros le han llevado más problemas que otra cosa", recordaba ayer un miembro de la dirección del PSC.

La situación personal de Mascarell podría, sin embargo, inclinar la balanza en favor de su apuesta por entrar en el Gobierno. El próximo día 31 dejará de ser, en el marco de una reestructuración, consejero delegado de RBA Audiovisual. Y hay otro elemento de peso que apuntan fuentes socialistas: la encuesta que su entorno encargó para conocer si era conocido entre la ciudadanía no le dio, precisamente, buenos resultados. Además, Mascarell tiene una relación de amistad con Artur Mas desde hace mucho tiempo y ha colaborado activamente en proyectos del líder nacionalista, como la llamada Casa Gran del Catalanisme. Otra cosa será ver cómo lo aceptan los sectores más soberanistas de Convergència, como las juventudes del partido.

No hay nada decidido, pero en CiU son conscientes de que ahora a Mas solo le vale un de Mascarell. Y es que la reiterada frase del presidente electo de que hará "el Gobierno de los mejores" quedaría rápidamente sin efecto. Especialmente tras haber trascendido que otras dos personas ya han rechazado el cargo de consejero de Cultura. Son Imma Tubella, rectora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y Rosa Maria Malet, directora de la Fundación Miró.Además de la incógnita de Mascarell, quedan por despejar al menos otras tres caras que conformarán definitivamente el Ejecutivo de Mas. Son las de Trabajo, Sanidad y Justicia. Y para las tres áreas, Mas ha pensado en independientes, cuyos fichajes no están siendo fáciles. Para la primera, según informa Efe, figuran nombres como el del ex senador Sixte Cambra y el director general de ESADE, Carlos Losada. Para Sanidad, el del presidente de la Unión Catalana de Hospitales, Boi Ruiz, y el director de la Fundación Althaia, Manel Jovells. Y para Justicia, el de la abogada Silvia Giménez-Salinas y la catedrática de Derecho Penal Esther Giménez-Salinas.

El Gobierno de Mas estará formado por 11 consejeros y el presidente. Y por el momento Mas solo ha confirmado a Xavier Mas-Colell como consejero de Economía y a Felip Puig como titular del Departamento de Interior. Salvo sorpresas de última hora, el resto de las carteras quedarán como sigue: la diputada Irene Rigau dirigirá Educación; la democristiana Joana Ortega, Gobernación y Relaciones Institucionales; el alcalde de Sant Cugat, Lluís Recoder, Política Territorial y Obras Públicas; el democristiano Josep María Pelegrí, Agricultura, y el convergente Josep Lluís Cleries, Bienestar Social y Familia. Sin tener cargo de consejero, figurarán Francesc Homs, su mano derecha y seguramente secretaria general de Presidencia, y Germà Gordó como secretario del Gobierno.

Mas ha sostenido desde hace meses que su intención es formar el Gobierno de los mejores y para ello no ha dudado en incorporar a cuatro consejeros que formaron parte del último Gobierno de Jordi Pujol y que también estuvieron bajo sus órdenes cuando fue conseller en cap: Mas-Colell, Puig, Rigau y Pelegrí, aunque ninguno repetirá área. Con su deseo de fichar a independientes, Mas intenta equilibrar la presencia de pujolistas para dejar su impronta o su marca más personal en el Gobierno.

La toma de posesión se celebrará hoy en un acto solemne en el Palau de la Generalitat y después, previsiblemente, la militancia de CiU acudirá a la plaza de Sant Jaume para saludar el nombramiento, como sucedió hace siete años con las bases de los partidos del tripartito. Mas quiere dar hoy por cerrada la composición de su Gobierno, que tomará posesión el miércoles y se librará así de tener que llevar encima toda la legislatura la engorrosa etiqueta de haber tomado posesión mañana, el Día de los Inocentes. Finalmente, el Gobierno, tal como pretendía Mas desde hace un mes, empezará a trabajar el próximo lunes, 3 de enero.

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