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Montilla mima el alma catalanista

El líder del PSC combate fugas de voto hacia CiU manteniendo el peso de los más catalanistas en las listas - Tura y Maragall compensan la presencia de Corbacho

Miquel Noguer

La ley del péndulo aplicada a la política. Después de intentar movilizar al electorado no nacionalista alertando todos los días contra las "pulsiones separadoras" entre Cataluña y España, José Montilla reenfocó ayer el discurso del PSC para evitar la huida de su público más decepcionado por los derroteros que han tomado el Estatuto y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El líder del PSC se rodeó del sector más catalanista del partido, encarnado ahora por la número dos en las listas, Montserrat Tura, para transmitir el mensaje de que los socialistas siguen siendo tan catalanistas como siempre, estén o no en la trinchera nombres como los de Pasqual Maragall o Antoni Castells.

"CiU no es el cambio ni el recambio", asegura el candidato socialista
Toni Comín tensa Ciutadans pel Canvi al figurar en las listas por tercera vez

Montilla defendió ante el consejo nacional del PSC que las listas aprobadas ayer para concurrir a las elecciones de noviembre no deben leerse en clave de distribución de poder entre uno u otro sector del partido. "Del primero al último somos catalanistas", dijo. Las listas son, efectivamente, un intento de soldar en un solo proyecto la fracción más catalanista y la más próxima al PSOE. Montilla espera haberlo conseguido colocando a Tura en el segundo puesto y al ministro Celestino Corbacho en tercer lugar, y premiando al consejero Ernest Maragall con el número siete pese a las reiteradas críticas de este a la estrategia del PSC en Madrid.

La cúpula socialista entiende que en las últimas semanas ha quedado claro que, pese a haber gobernado con Esquerra Republicana durante siete años, el proyecto socialista se mantiene a años luz de la ambición nacional de los independentistas. De ahí que las advertencias contra el soberanismo fueran ayer mínimas y Montilla se dedicara más a mimar a los catalanistas, que según las encuestas pueden estar tentados de votar a Convergència i Unió (CiU). Los socialistas saben que la mitad de sus votantes todavía no han decidido ir a votar. Otras encuestas, como la publicada la semana pasada por EL PAÍS, indican que el 45% del electorado del PSC prefiere a Artur Mas como presidente. De ahí el interés de Montilla en conseguir de nuevo la confianza de esta parte del electorado, ya sea a base de redoblar su discurso más federalista o mediante ataques directos a CiU. Montilla llamó a desconfiar de Artur Mas por considerar que no es en absoluto el "cambio" que necesita Cataluña. "CiU no es el cambio ni el recambio, sino volver al pasado", dijo. Para demostrarlo, recordó que las listas de CiU están copadas por personas que ya ocuparon puestos de responsabilidad en los Gobiernos de Jordi Pujol. "Son los mismos que antes, solo hay que ver las caras", dijo, y citó a Artur Mas, a Felip Puig, a Ramon Espadaler y a Antoni Fernández Teixidó. "Los que hundieron Cataluña no pueden pretender presentarse ahora como los que la pueden levantar", dijo.

La votación de las listas del PSC se hizo sin un solo voto en contra del consejo nacional, aunque se registró una abstención.Más conflicto hubo en Ciutadans pel Canvi, la asociación política que hasta ahora había concurrido en coalición con el PSC y que en esta ocasión queda descolgada. Esta plataforma maragallista vivió ayer cierta tensión en la reunión de su asamblea porque uno de sus miembros, Antoni Comín, figurará por tercera vez en la lista del PSC pese a que los estatutos de la asociación solo permiten un máximo de dos legislaturas. Varios miembros expresaron su disconfromidad. Comín, que pretendía figurar en la nueva junta rectora de Ciutadans, tuvo que retirar su candidatura a última hora entre críticas por querer mantenerse en el Parlament al margen de los estatutos de su asociación. Finalmente será Àlvar Roda, concejal en Sant Cugat, el nuevo presidente de Ciutadans.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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