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Columna
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El ocaso de los modelos

La pervivencia de la modelización ha tenido su origen básico en la escasez de la información sobre el acontecer económico planetario. Internet primero, la CNN después y, posteriormente Google han evidenciado la integración de la economía mundial y la debilidad de los viejos paradigmas sobre el comportamiento de las variables económicas. La idea keynesiana de que "es mejor estar aproximadamente en lo cierto que exactamente equivocado" tiene su fundamento en que la economía no puede ser una ciencia exacta al depender de la estabilidad de las variables a lo largo del tiempo. Someter a un modelo econométrico el movimiento del mercurio es estéril, o incluso peligroso, si exige el recurso de los presupuestos nacionales.

Keynes dijo: "Es mejor estar aproximadamente en lo cierto que exactamente equivocado"

Pimco es el mayor inversor mundial de bonos. Su CEO, Mohamen El-Erian, señalaba recientemente que "el mundo se encuentra inmerso en un viaje de incierto destino, a través de un territorio desconocido, a lo largo de un camino sin fin y que, desgraciadamente, ya ha utilizado el neumático de repuesto" (a través de programas de salvación a los bancos o de estimulo económico). Thomas Friedman añade, siguiendo el ejemplo, que la falta de liderazgo mundial "hace que nuestras economías choquen unas con otras sin solución de continuidad". Dado que Pimco financia los excesos, entre otros, de los españoles, y que Friedman es uno de los columnistas más reputados del New York Times, sus consideraciones cotizan más en la inteligencia humana que los que se ponen sentimentales por su propia estupidez.

Dictar, sugerir, teatralizar consenso sobre el nuevo modelo productivo supone despilfarrar el mayor activo de la actividad económica, el tiempo. Los modelos productivos no se diseñan en el laboratorio político y mucho menos su contribución en el PIB. Las industrias no emergen por medidas tan verticales que pierden la brújula social. Los observatorios sectoriales utilizan frecuentemente el calidoscopio en lugar del catalejo del conocimiento. Sería bueno que las instituciones empresariales y sociales exigiesen reingeniería de un sistema que eterniza la aplicación de soluciones, que escucha a los empresarios pero que no les responde. Conviene recordar a Harvey MacKay: "Un sueño es tan solo un sueño, pero una meta es un sueño con un plan y una fecha límite".

Tampoco la reglamentación, por sí sola, cambia el rumbo económico de un país. Promover la economía sostenible es un proyecto tan vaporoso como estéril. Modificar el marco laboral lubrica el factor trabajo, pero no lo impulsa. Bajar el sueldo de algunos políticos es meramente cosmético; sería mejor implantar el despido libre de incompetentes recalcitrantes. El goteo de políticas, exagerando expectativas y hurtando el enfoque sistémico, solo conduce a la frustración.

El paro crónico, la deuda nacional consolidada, la falta de competitividad, por solo citar algunos problemas evidentes, solo pueden afrontarse desde un enfoque horizontal del sistema socioeconómico. Un enfoque que, por cierto, fue llevado a la práctica en España por Adolfo Suárez a través de los Pactos de la Moncloa. Una educación conveniente supone crear estándares de ámbito nacional reforzando la compartición de valores y principios, así como los conocimientos de matemáticas y lengua. Un mercado nacional integrado supone eliminar barreras domésticas que agravan nuestras limitaciones foráneas. Un régimen fiscal adecuado debe fundarse en la justicia distributiva y en los marcos impositivos de nuestros principales socios comerciales. La movilidad funcional y geográfica, y el desafío de la reinserción laboral, son retos que intentó afrontar Rodrigo Rato en 2002 y fueron purgados por una huelga general. Competir con éxito es más que participar en viajes comerciales junto a políticos asombrados, supone saber qué vender, en dónde y a qué precio; solo eso. Embridar la deuda supone utilizar el gasto público con el menor sesgo ideológico, racionalizar la libérrima interpretación que hacen todas las comunidades autónomas de sus Estatutos y la mayoría de Ayuntamientos de sus marcos competenciales, al tiempo que las instituciones financieras prestan aquello que razonablemente puede ser cobrado.

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Acciones horizontales también tienen su fundamento en vigilar el cumplimiento de la mayor parte de los estabilizadores automáticos señalados desde la UE, incorporando el paro, y todo ello apoyado en un potente sistema estadístico que suministre información de cada latido del pulso económico. Asegurar la libre competencia, facilitar la creación de empresas, limitar las ofertas de empleo público a los niveles de alta cualificación, prestigiar en todo momento las instituciones del Estado, etc. Todo ello contribuye a generar un clima amable con la creación, el riesgo, la estabilidad y solvencia como país. Mientras mantengamos enfoques verticales (industrias, sectores), en lugar de aproximaciones horizontales (clima para los negocios, calidad de vida), el World Economic Forum nos continuará situando por debajo de la mera curiosidad internacional.

José Emilio Cervera es economista. jecervera@jecervera.com.

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