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Fotonoticia:

Sant Joan se salta las normas

No hay norma que valga en la verbena de Sant Joan. La ley estatal, heredada de una norma comunitaria, que prohíbe la compra y el uso de petardos a los menores de 12 años se demostró inútil. Alrededor de las tradicionales hogueras -como la de Can Fabra en el barrio de Sant Andreu que aparece en la foto-, en las playas y en las plazas donde las orquestas amenizaban la tradicional fiesta del solsticio de verano, se podían ver a niños con las típicas bengalas en la mano y explotando cebolletas. "Petardos no hemos comprado porque a mis hijas no les gustan, pero bengalas sí. La tradición es la tradición", confesaba un padre en la plaza del Mar. Sin embargo, el sector pirotécnico ha notado un cierto bajón en las ventas, de entre el 5 y el 10%, provocado también por la crisis económica. En cambio, de cocas se prevé vender 1,7 millones. Los más jóvenes prefirieron, como cada año, celebrar la verbena en las playas de la Barceloneta.

Si cada palo debe aguantar su vela en este proceso juicial, también es razonable que el reconocimiento social se le atribuya a quien se lo ha ganado. En el caso judicial del hotel del Palau el mérito es de las asociaciones de vecinos del Casc Antic y de la de defensa de la Barcelona Vella. Cuando casi todas las instituciones intentaban salvar el proyecto contra viento y marea, esas asociaciones acudieron al fiscal de delitos urbanísticos y le llevaron todos los documentos a su alcance.

De aquella denuncia nació esta querella y esta querella derivó en el encarcelamiento de Millet y Montull. Seguramente breve, porque todo apunta a que la próxima semana, cuando finalicen las declaraciones testificales, podrían abandonar el módulo de Brians 2 en el que, según sus abogados, no han tenido ningún problema de aceptación entre el resto de los reclusos, algo que niegan otras fuentes.

Ahora, la juez Míriam de Rosa ha adoptado otra decisión que la desmarca aún más, si cabe, de su colega Juli Solaz, el titular del Juzgado de Instrucción 30, que tardó mes y medio en admitir la querella del fiscal y registrar el Palau por el saqueo de la institución, y más de tres meses en imputar a los saqueadores confesos para acabar dejándoles en libertad sin ni siquiera una fianza. Fue también Solaz el que tardó mes y medio en resolver la petición de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) de ejercer la acusación en el caso. Y cuando lo hizo les exigió una fianza de 6.000 euros, una cantidad inalcanzable. La juez De Rosa, por el contrario, ha tardado un día en aceptar como acusación popular a las asociaciones vecinales que acudieron a la fiscalía. Y ya les ha anunciado que les pedirá una fianza asequible, por lo que desde mañana podrán ser parte en el proceso. Un ejemplo más de dos maneras de ser y hacer como juez de instrucción.

"La personación de los vecinos en este proceso es el éxito de la ciudadanía. Cuando las instituciones demuestran su incapacidad para que funcionen los mecanismos de control establecidos es muy saludable que haya ciudadanos y entidades activos y vigilantes en defensa del interés público", afirma el abogado de los vecinos, Jaume Asens.

El mismo fiscal refiere en la querella: "la fuerte presión vecinal" hizo rectificar a las instituciones y "rebajar las expectativas urbanísticas" de la propuesta inicial. Por eso, se descartaron las tres plantas de aparcamiento y se atajó la posibilidad de reconvertir el hotel en viviendas.

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Ahora, con Millet en la cárcel, nadie reconoce haber mediado para que el proyecto saliera adelante. Al menos eso es lo que dijeron ayer al salir del juzgado Carles Martí, ex primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, y Xavier Trias, jefe de la oposición municipal.El Gremio de Pasteleros informó de que espera vender 1,7 millones de las típicas cocas, una cifra similar a la del año pasado. La crisis, según el Gremio,llevará a las ciudadanos a comprar cocas más pequeñas. Cada familia se gastará entre 16 y 30 euros.

Hasta la una de la madrugada no se había registrado ningún incendio grave. No obstante, los bomberos de la Generalitat y de Barcelona tuvieron que realizar cerca de 200 salidas, sobre todo para apagar pequeños incendios urbanos o de matorrales.

En las carreteras, a media tarde la autopista AP-7, principal arteria viaria de Cataluña, acumulaba más de 30 kilómetros de retenciones en sentido norte, entre Sant Cugat del Vallès y el peaje de La Roca. Hacia el sur, las colas se prolongaban 17 kilómetros. El Servicio Catalán de Tráfico (SCT) ya había previsto una operación salida "complicada" por la gran cantidad de vehículos -las previsiones apuntaban 550.000- que iban a abandonar Barcelona en pocas horas para celebrar la noche de Sant Joan.

Un choque frontal entre dos vehículos (que dejó cuatro heridos leves y uno grave) dificultó la circulación en la C-31 a la altura de Palamós. El tráfico también se complicó, por la tarde, en la autovía A-2, en la C-32 y en las rondas de Barcelona.

Información elaborada por Helena Belmonte, Camilo S. Baquero y Jaime Fernández-Blanco.

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