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Reportaje:Moda

Brillante elogio de la simplicidad

Miuccia Prada rompe esquemas en la Semana de la Moda Masculina de Milán - La familia Zegna celebró el centenario de su firma con un doble desfile

Eugenia de la Torriente

¿Cómo describir la sensación de unas sábanas frescas, tirantes y crujientes? Porque ese efecto produce la colección masculina de Prada para primavera-verano 2011. El domingo por la tarde, en la Semana de la Moda de Milán, Miuccia Prada volvió a demostrar que, cuando está ágil, es capaz de cambiar el rumbo de la moda. Como es habitual en ella, hizo casi exactamente lo contrario que todo el mundo esta temporada. Donde otros ven oscuridad y arrugas, la diseñadora de 61 años vislumbra un horizonte hiperclaro. Su elogio de la simplicidad parte de la voluntad de construir ropa con la menor cantidad posible de elementos. Una premisa que le condujo a la forma más pragmática y funcional del vestir, los uniformes, y al más básico y polivalente de los materiales, el algodón.

La casa Gucci quiere recuperar su suntuosidad perdida
La diseñadora Sarah Burton apostó por el continuismo en su debut en McQueen
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Lo interesante del trabajo de Prada es cómo elabora un discurso original sobre dos pilares que lo son tan poco. Y cómo consigue que la singularidad de su propuesta no traicione esa simplicidad que le da sentido. Los uniformes se repiensan con una sensibilidad muy poco obvia y quedan reducidos a las raspas, a su esquema utilitario. Batas de cirujano, chaquetas de marinero y hasta monos de butanero reconvertidos en otra clase de ropa de trabajo. De oficina. Los colores sintéticos -del ácido naranja a los hospitalarios verde y blanco- acompañan a los abundantes tonos de azul en una paleta que se aleja de los acordes naturales y terrosos que dominan en el resto de las colecciones. El vaquero -emblemático tejido de trabajo- se apodera de camisas y bermudas, reducidas a una suma de rectángulos.

Un uso voluntariamente tosco que choca con el tratamiento de sofisticación al que lo sometió ayer Frida Giannini en Gucci. Mezclado con muaré y seda, el denim se utiliza en trajes setenteros inspirados por Paul Getty III, descrito en las notas como "una figura de la jet-set internacional y la vida nocturna de Marraquech. Un icono que encontró el equilibrio perfecto entre la sofisticación y la despreocupación". La referencia obvia, tal vez con demasiada alegría, el hecho de que Getty tuvo una vida bastante trágica -acabó ciego y parapléjico- y es bastante parecida a la que manejó Roberto Cavalli la noche anterior. "Un rockero elegante, que no teme a la fantasía", decía el diseñador de 70 años antes de su desfile.

Giannini, de 38 años, consigue sus mejores resultados cuando se coloca en un punto intermedio entre la radical contemporaneidad de Prada y el escapismo nostálgico de Cavalli. La casa Gucci está embarcada en una carrera contra sí misma por recuperar la suntuosidad perdida. Y, a veces, a Giannini le pasa factura esforzarse demasiado. Por ejemplo, en las camisas estampadas con motivos de la casa. En cambio, parece mucho más relajada en los trajes y chaquetas en algodón orgánico -con un acabado fresco y rudo- y entonces su pulso deviene más seguro.

Quien debe tener el pulso como para robar panderetas es Sarah Burton. La diseñadora, de 35 años, se estrenó el domingo como directora creativa de Alexander McQueen con su primera colección masculina. En 21 conjuntos se enfrenta al reto de cómo suceder al que durante 12 años fue su mentor, fallecido en febrero. Para esta primera incursión, eligió la vía continuista y rescató algunas de las referencias preferidas de McQueen. Desde los estampados fotográficos a la mezcla de Saville Row con elementos de la cultura callejera. La ha titulado Pompa y circunstancia, pero en realidad la colección transmite gran humildad.

Una cualidad que derrochó la familia Zegna ayer, durante la celebración del centenario de su firma. Un desfile doble sirvió para presentar la primavera-verano 2011 de sus dos líneas: Ermenegildo Zegna, más clásica, y Z Zegna, diseñada por Alessandro Sartori. Por la noche se inauguró una exposición en la Triennale que repasa la historia de una casa que, a pesar de que la lujosa fiesta reuniera a 2.000 personas para escuchar a Michael Nyman, siempre ha destacado por su sensato, elegante y discreto acercamiento al estilo. Atributos que, un siglo después, parecen más modernos que nunca.

De arriba  abajo, un modelo con una creación de Gucci; diseño de Sarah Burton en su debut como directora creativa de Alexander McQueen
De arriba abajo, un modelo con una creación de Gucci; diseño de Sarah Burton en su debut como directora creativa de Alexander McQueenAP

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