_
_
_
_
_
CHINA | Laboratorio de ideas | BREAKINGVIEWS. Reuters

Paso al yuan

China desearía evitar pérdidas en su gigantesca cartera de divisas extranjeras y aumentar su influencia mundial. Tiene la esperanza de que los Derechos Especiales de Giro (SDR, en sus siglas en inglés) del FMI puedan hacer ambas cosas, pero el plan parece poco realista. En lugar de intentar cambiar las normas antiguas, una potencia en auge debería intentar establecer otras nuevas. China debería centrarse en hacer del yuan una divisa de reserva mundial.

Durante la crisis de 2009, Zhou Xiaochuan, gobernador del banco central de China, insinuó incrementar la cuota de las economías emergentes en el FMI. En la práctica, esto significa que comprarían más SDR a cambio de obtener más votos. La crisis del euro da a China otra oportunidad para poner este tema sobre el tapete.

El plan de los SDR resulta atractivo para China por dos motivos. El primero, que intercambiar dólares por la divisa artificial de los SDR -una cesta virtual de dólares, euros, yenes y libras- traería una diversificación automática de las divisas. El segundo es que, en teoría, el aumento de los derechos de voto daría más importancia a la voz de Pekín en los debates internacionales. Pero lo cierto es que los SDR no pueden hacer mucho por China. Para empezar, el FMI no es lo bastante grande para resultar relevante. Supongamos que China duplica su cuota hasta el 7,4%, cercano a su porcentaje del 8,3% del PIB mundial. Los 24.000 millones de dólares en SDR solo absorberían en torno al 1% de su cartera de divisas extranjeras. Además, es probable que Europa se uniera lo suficiente para evitar un recorte importante de su actual 32% de votos en el FMI.

China debería obtener más control con su propia divisa. En estos momentos, los controles de capital suponen que los socios comerciales de Pekín no pueden acumular grandes cantidades de yuanes. Pero Pekín podría comenzar a retirar estos controles gradualmente. Entonces tendría sentido que los contratos internacionales se denominaran en la divisa de la que probablemente sea la próxima superpotencia económica.

Si China compartiera con Estados Unidos el exorbitante privilegio de intercambiar y emitir deuda internacional en su propia divisa, es probable que Pekín no estuviera tan interesada en la hucha de las divisas extranjeras. Esto debería ayudar a reducir los desequilibrios comerciales mundiales, y hacer que China se sintiera orgullosa y poderosa. -

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_