"El miedo forma parte de lo cotidiano en el actor y en el hombre"
Hay que olvidar por un momento que Sergi López es uno de nuestros actores cinematográficos con mayor proyección internacional. O a lo mejor no. Pero lo que hay que tener muy presente es que este grandísimo actor nació en el teatro, se crió en el teatro y nunca ha dejado de hacer teatro. Su espectáculo fetiche Non Solum (del que existe la versión francesa, castellana y catalana), escrito junto con su compañero de aventuras escénicas y director del montaje, Jorge Picó, se presenta hoy en el ciclo Noches del Español, inaugurado ayer por la cantante María Lavalle y en el que participarán Rosendo, Maria de Medeiros y Carmen Conesa con su Big Band. También habrá veladas dedicadas al flamenco y al barroco.
"Necesito reencontrarme conmigo mismo haciendo teatro"
Pregunta. ¿Qué necesidad le lleva a subirse a un escenario?
Respuesta. En el oficio de actor lo del teatro es forzosamente profundo, tiene que ver con la propia persona, y yo necesitaba reencontrarme conmigo mismo haciendo teatro, y reescribir, actuar, confrontar con el público.
P. ¿Pero conlleva el vértigo de la soledad del actor?
R. La soledad del actor tiene mucho que ver con la del ser humano, el miedo forma parte de lo cotidiano del actor y del hombre, como el dolor de vivir. Aparte de que no estoy solo, somos un buen equipo.
P. El montaje es existencialista, pero no pesimista.
R. Tiene de existencialista lo mismo que yo. Lo que define a los personajes es que son todos iguales y por eso es existencialista, porque se preguntan qué hacemos aquí, quiénes somos.
P. Todo trufado con muchas ganas de hacer reír.
R. Es el animal que todos tenemos dentro, no puedo evitar que el humor se manifieste.
P. Sobre todo a través del surrealismo y del teatro del absurdo en este montaje.
R. Es un espectáculo más difícil de explicar que de ver, está hecho con la idea de escribir sin complejos, de tomarnos la máxima libertad. No queríamos contar una historia plana con un hilo argumental, sino que tratamos de dinamitar la estructura teatral para hacer un viaje insólito, y ahí es donde surge el surrealismo, lo excéntrico; lo extraño y lo raro acaban resonando, pero no porque el personaje te lleve de una estación a otra, sino porque es así el juego.
P. ¿Qué le queda de su maestro Jacques Lecoq?
R. Todavía cada día descubro hasta qué punto este individuo me salvó la vida; su legado es inconmensurable y me queda mucho por desarrollar. Que alguien te llegue a hacer creer en ti, que es posible inventar, que el teatro no es sólo interpretar y no está sólo para entretener es algo que llevaré siempre conmigo. Estamos para reinventar la realidad, lo que me conmueve y me posee.
P. ¿Canta algún bolero en la función?
R. Varios. Fue una obsesión que tuve en una época de mi vida.
P. Desde que creara con Picó este montaje en 2005 a hoy, ¿en qué ha cambiado?
R. Ha cambiado como yo, mucho y poco. Cada día lo hago distinto; no diferencio entre actuar e improvisar. Habla de la idea de ser el mismo pero distinto.
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