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Reportaje:LIGA EUROPA | Vuelta de los cuartos de final

"El año que viene no traeré el reloj por si también me lo roban"

Los jugadores y cuerpo técnico del Valencia culpan a la actuación arbitral de la eliminación

Nadie podía imaginar la noche del 8 de diciembre, cuando el Oporto remató con un 3-0 la andadura del Atlético en la Champions, que el Calderón vería una semifinal europea. Y más cuando desde el primer partido contra el Panathinaikos en la ronda previa de la Liga de Campeones, la afición rojiblanca no había podido disfrutar de una victoria europea en casa. Tampoco lo pudo hacer ayer, pero dio lo mismo.

Un agarrón a Zigic en el área, que obligó al jugador de más de dos metros de altura a cambiarse su camiseta rasgada, pudo cambiar el sentido del partido y de la eliminatoria. El colegiado alemán decidió no pitar penalti y las protestas de Unai Emery, que tuvo varios encontronazos con el cuarto árbitro, le costaron la expulsión. Más sosegado, Emery justificó al término del encuentro a su equipo y cargó de nuevo contra el Florian Meyer. "Lo habéis visto todos, las televisiones no engañan, cuando se decide poner un árbitro más es para que esto no pase. Creemos que el colegiado no tiene personalidad, ni sus ayudantes tampoco. Nos vamos muy dolidos porque hemos sido muy perjudicados y merecíamos haber pasado", se quejó el técnico.

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Para Emery su equipo hizo un "partido inteligente" y supo sobreponerse a las adversidades. "Cuando los árbitros vean la jugada se les caerá la cara de vergüenza por el daño que le han hecho a la gente que ha depositado su ilusión en esta eliminatoria y a todos los profesionales que hemos trabajado en ello". El guardameta del Valencia, César, muy pitado por la grada, resumió la indignación de un vestuario que se montó dolido en el autobús de vuelta: "El sexteto arbitral no ha estado nada bien. No me creo que no lo hayan visto, pero para pitar un penalti en el minuto 86 al equipo visitante, en la vuelta de una eliminatoria hay que tener mucha personalidad". "El año que viene no traeré el reloj por si también me lo roban", se desquitó el portero.

Quique Flores prefirió no hablar de los árbitros. Pero sí lo hizo de su equipo que, según dijo, "supo aprovechar sus oportunidades" y lanzó la vista atrás para recordar el estado de aquel Atlético que recogió en octubre. "Cuando llegamos el equipo estaba muy dejado y ahora me alegro por ver a los jugadores y su trabajo. Trabajamos para vivir situaciones como ésta porque, a veces, parece que predicamos en un desierto", dijo.

Ayer era día de fiesta en el Calderón y nadie quiso faltar a una cita con Europa que se resistía desde hacía 11 años. No se veían unos cuartos europeos desde 1999, cuando el Atlético venció a la Roma, para luego caer en semifinales contra el Parma. También aquel año los rojiblancos se cruzaron con un equipo español, la Real Sociedad. Ayer fue el Valencia el que cayó. El partido prometía goles y una plaza en la semifinal de la Liga Europa. No hubo de lo primero, pero se llevaron lo segundo. Crece el sueño europeo entre una afición que ayer animó como nunca y no se movió cuando el árbitro pitó el final. Mientras, se complica la fecha para la final de Copa contra el Sevilla. "Es un día para disfrutar, cuando sufrimos como hoy y pasamos todo queda atrás", se regocijó Reyes. "Nunca vi un penalti tan claro", se fue azorado Zigic. "Lo ha visto todo el mundo", añadió incrédulo Villa.

De Gea bloca el balón ante Zigic y Domínguez.
De Gea bloca el balón ante Zigic y Domínguez.REUTERS

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