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La necesidad de un cambio empresarial

Desde UGT de Andalucía creemos que la salida de la actual crisis económica no se puede centrar en propuestas de reformas basadas en la reducción de derechos y garantías de los trabajadores y trabajadoras. La capacidad de nuestra economía para reducir las actuales tasas de desempleo y comenzar a generar empleo neto no vendrá de la mano de reformas que devalúen aún más la dignidad del trabajo, con despidos más baratos o con la ampliación de la edad de jubilación.

Consideramos, por el contrario, que nuestro modelo laboral necesita cambios tendentes a reducir la enorme tasa de temporalidad y rotación del empleo o el alto porcentaje de bajos salarios. Necesitamos superar la excesiva precariedad, desigualdad, flexibilidad e inestabilidad que muestra nuestro mercado de trabajo y que condiciona la existencia de un sistema productivo poco competitivo y de baja productividad.

También hemos venido demandando, desde hace tiempo, la necesidad de impulsar cambios estructurales en nuestro modelo productivo que permitan reorientar las bases del tejido productivo y los sectores sobre los que se asienta, reforzando su eficiencia y sostenibilidad, gracias al impulso de la educación y el conocimiento, al desarrollo tecnológico e innovador o a al mayor peso de la actividad industrial.

Pero ninguna de estas actuaciones tendrá plena eficacia sino viene acompañada de un profundo cambio empresarial. Además de generar un "entorno favorable" que reduzca la incertidumbre y mejore la confianza manteniendo unas políticas que fomenten e incentiven la actividad económica y la creación de empleo; para avanzar en los cambios necesitamos una reforma empresarial que impulse una cultura empresarial diferente.

Para alcanzar un futuro de competitividad y productividad, generador de riqueza, empleo y justicia social en nuestra tierra es oportuno avanzar en cambios en el concepto de gestión empresarial. Necesitamos asumir que la producción de calidad y competitiva no sólo es posible, sino que se refuerza, con trabajadores y trabajadoras implicados en la empresa, con formación adecuada, con salarios adecuados y a los que se les respeta los derechos laborales y sindicales.

Se trata de impulsar actuaciones que permitan a las empresas enfrentarse a un esfuerzo modernizador que las sitúe en un entorno competitivo y dinámico. Para ello es esencial seguir profundizando en la idea de mejorar a través de la flexibilidad interna: impulsar la polivalencia funcional, organización de los tiempos de trabajo, formación ocupacional, reconocimiento de las trayectorias profesionales, implicación en los resultados, trabajar en equipo, mejorar la salud y seguridad...

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Pero la consecución de un tejido empresarial más amplio y diversificado, capaz de competir en el exterior y con capacidad de anticipación a las demandas de unos mercados, cada vez más, globales también exige cambios en la dinámica empresarial tendentes a mejorar la dimensión de las empresas. El análisis del tamaño medio de las empresas en Andalucía pone de manifiesto la existencia de una abrumadora realidad: más del 90% son microempresas con menos de 10 trabajadores.

Una circunstancia que incide en la competitividad y, por tanto, en la viabilidad futura del proyecto empresarial ante las dificultades que este tipo de empresas presenta a la hora de poder invertir en investigación, en inversión tecnológica, en capacitación profesional o en capitalización; cuestiones que inciden directamente en los niveles de productividad y en la generación de beneficios.

Por ello, el sector empresarial debería dirigir sus esfuerzos hacia una mayor cooperación que permita desarrollar alianzas estratégicas que impulsen proyectos de inversión y desarrollo de bienes y servicios de más valor añadido. Intensificar la colaboración entre las empresas además de materializarse en una ventaja competitiva, se traduciría en una mejor capacidad de respuesta, mayor capacidad innovadora y un mejor posicionamiento hacia los mercados foráneos.

En definitiva, un profundo cambio empresarial que debe impulsar la consecución de un tejido empresarial dinámico, emprendedor, competitivo, mejor dimensionado, comprometido con la sostenibilidad y con la consecución del que, hoy por hoy, es el gran reto colectivo andaluz: la generación de empleo en Andalucía.

Manuel Pastrana Casado es secretario general de UGT de Andalucía.

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