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El caos recibe al invierno

120.000 vecinos de Boadilla y Pozuelo amanecen 'sitiados' por la nieve

Los dos municipios pasan la mañana sin tranvía ni autobús y con retenciones

A las puertas de las casas de Boadilla del Monte se amontonaba la nieve. Tanto, que los vecinos se afanaban a primera hora para quitarla con palas. No iba a ser fácil. Debajo había hielo. Hubo que echar mano de agua caliente para derretirlo. Todo para poder sacar el coche para ir a trabajar. Porque Boadilla, una localidad de 41.807 habitantes, estuvo sitiada por unas horas durante la mañana de ayer. Con el tranvía y los autobuses interurbanos suspendidos hasta el mediodía.

Y no todos los afectados consiguieron limpiar la nieve que bloqueaba sus garajes. Se formaron grupos para compartir los coches que podían alcanzar el asfalto. En las calles más estrechas, los vehículos avanzaban a patinazos. El centro estaba embotado. Alcanzar la M-50, un trayecto que habitualmente cuesta dos minutos se llegó a convertir en una odisea de tres cuartos de hora, según Carlos, uno de los vecinos afectados. "Los vehículos cruzados en algunas calles han colapsado el tráfico", explicó el alcalde del municipio, Juan Siguero (PP), para justificar los problemas de tráfico que dejaron atrapados a miles de vecinos suyos. También alude a que resultó imposible llegar a todas las vías del municipio. "Tenemos una red muy extensa, de unos 300 kilómetros de calles. En las zonas con poca densidad de tráfico, como las urbanizaciones antiguas, fue más complicado llegar", justificó, a pesar de que la alarma estaba activada desde el domingo. El Ayuntamiento de Boadilla no facilitó los datos del operativo.

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Ocho kilómetros más al norte, en Pozuelo de Alarcón (81.365 habitantes, PP) se repetían los mismos atascos a las entradas y salidas del municipio. Marta Jar había oído que las carreteras iban a estar imposibles, así que decidió dejar el coche en casa por un día y se acercó a Colonia Jardín para coger el tranvía. Asegura que fue "un horror" encontrarse con el vestíbulo "lleno de gente esperando". Aguantó media hora. Y se lanzó a caminar, campo a través, hasta la Ciudad de la Imagen, en Pozuelo. Fueron 25 minutos de paseo helado hasta su trabajo.

Javier López decidió a las 11.00 que ya no iba a ir a trabajar. "He esperado cuatro horas a que llegara el metro ligero [tranvía] pero nadie nos ha informado de lo que estaba sucediendo", aseguró López a Europa Press tras desistir en su espera.

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Ángel Alonso llegó a duras penas al centro del municipio, conduciendo con cuidado por la calle todavía cubierta de hielo, hasta el instituto San Juan de la Cruz, donde trabaja. Fue uno de los pocos. "A las 11 se han suspendido las clases porque faltaban muchos profesores y alumnos", relataba Alonso. Otros seis colegios de la región, al menos, tuvieron que cerrar ayer por culpa de la nevada.

El Ayuntamiento de Pozuelo asegura que su plan preventivo de salado de las calle (en el que empleó más de 50 toneladas) había empezado el sábado, y que el domingo de madrugada lo ampliaron con tres vehículos cuchilla. ¿Por qué sobrevino, aún así, el caos? El Consistorio no responde. El de Boadilla asegura que "no fue por falta de prevención", pero no ofrece datos de la sal empleada.

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