Los sindicatos y Bruselas ponen en jaque las fusiones de cajas en Cataluña
Cataluña ya puede colgarse la medalla: es la comunidad que más deprisa se ha movido para redibujar su mapa financiero, destinado a pasar, si nada se tuerce, de 10 a cuatro cajas. Las cajas catalanas han superado sus recelos a perder independencia con profesionalidad y han elegido pareja de forma limpia en el baile abierto por el Banco de España, en sintonía con la Generalitat. El trasfondo es aprovechar la crisis para quitarle grasa a un sector engordado al calor del ladrillo y que se ha columpiado con el riesgo. La grasa se suprimirá mientras se reducen los actores en danza, vía uniones y caras reestructuraciones, con dinero público (a devolver) para pagar el adelgazamiento. Sin ese préstamo, sin FROB, alguna caja admite en privado que no se hubiera metido en este lío mayúsculo. Porque fusionarse se revela eso: un lío monumental.
La rapidez en la elección de pareja, imprescindible primer paso, no se traduce aún en cajas nuevas. Anoche, en la Administración catalana había quien, en tono preocupado, no daba casi nada por hecho, barruntando sobre las condiciones que pone Bruselas a las ayudas, cuando soplan ya vientos de no más manga ancha con el apoyo público en nombre de la crisis, y la necesidad de acelerar los procesos. Ninguna caja ha formalizado una petición de ayuda al FROB. "Ni siquiera hay pacto laboral. Sin él, tendremos un problema, y gordo", señalaba esta fuente en alusión a las cajas Catalunya, Tarragona y Manresa. Hay avances, no acuerdo. Los sindicatos representados en las cajas amenazan abiertamente con intentar parar la fusión.
Más allá de hacer más atractivas las condiciones de las prejubilaciones y las bajas incentivadas y de dar tiempo a algunas oficinas en pérdidas para ser rentables, las plantillas exigen una "justificación" del alcance de la escabechina (1.800 empleos y 500 oficinas). El delegado en Tarragona del Gobierno catalán, Xavier Sabaté, ha considerado el recorte "brutal" e "inaceptable". CC OO, sindicato mayoritario, que tira de la cuerda pero no pasa por radical, va a una con SEC, UGT y CSICA.
¿Podría realmente pararse la mayor fusión? Para ser aprobada en asamblea, una integración requiere dos tercios de apoyo. Los empleados tienen 20 de los 160 consejeros generales en Caixa Catalunya (necesitan 35 más), 14 de los 112 en Caixa Tarragona (necesitan a otros 25) y disponen de 12 de los 105 en Caixa Manresa (les faltarían 23). Los sindicatos aseguran que no es imposible convencer a impositores y hasta a políticos y empresarios. Pero nadie quiere que la sangre llegue al río. Esperan que las cajas muevan ficha.
El choque laboral no es lo único que inquieta en la Generalitat, que alberga temor, aunque menos que hace unas semanas, sobre el necesario sí de Bruselas al FROB. España diseñó su sistema de ayudas más tarde, al no haber tenido que intervenir bancos (salvo CCM) en el peor momento de la crisis. "Es injusto que paguemos ahora un cambio de clima para con las ayudas", comenta un alto cargo. "No puedo llevar a mi asamblea un acuerdo de fusión sin tener garantizada mi parte de FROB", señala el director gneral de una caja. Las ayudas ni se han pedido. Las cajas siguen dando explicaciones y detalles al Banco de España, enredadas en resolver plataformas tecnológicas, consensuar marcas, fundir estatutos, definir el material sobrante.
En este contexto, hoy se reúnen los consejos de las cajas Penedès y Laietana. En el sector se asegura que hay voluntad de pacto, pero en pañales. Si todo va sobre ruedas, las asambleas de las cajas no podrán avalar las fusiones hasta, como mínimo, finales de marzo. Resume la situación un banco español con presencia en Cataluña. "Queremos zamparnos activos de cajas... pero ¿cuáles? El catálogo de oferta sigue vacío".
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