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Columna
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Expertos y ayatolás

En la sociedad actual, muchas veces se acude a los expertos para que cualquiera actuación quede por encima del bien y del mal y libre de cualquier sospecha. Se busca el amparo de técnicos para poder tomar decisiones que muchas veces no tienen nada de técnicas. Los expertos también son humanos y muchas veces, consciente o inconscientemente, emiten opiniones y dictámenes que no son puramente técnicos sino que llevan consigo una gran parte de subjetividad y a veces arriman el ascua a su sardina. Por ello, el hombre de la calle tiene cierta prevención cuando acude a algún técnico. Así no va totalmente confiado al médico pues malo será que no le encuentre alguna enfermedad. Por la misma razón, algunos obispos frecuentemente nos dicen que casi todo es pecado y los militares que es imprescindible armarse para conseguir la paz. Igualmente algunos pedagogos se empeñan en enseñar como se enseña Geografía, Física, Matemáticas, Historia, Literatura y cualquier otra materia, corriendo el peligro de convertir la pedagogía en la ciencia de enseñar lo que no se sabe. En general muchos expertos barren para casa poniendo sus intereses particulares o los de grupo por encima de los criterios técnicos por los cuales son requeridos. Así, hacen correcta la definición de experto como aquel cuya visión y horizonte se reducen a un punto del cual es experto.

Feijóo, que no tiene un pelo de tonto, sabe de los impagables favores que le está haciendo Callón

Ahora están de actualidad determinados sociolingüistas muy solicitados en la construcción, deconstrucción y vuelta a construir decretos sobre la lengua gallega. En breves meses, el secretario general de Politica Lingüística pasó de pensar que el decreto del gallego promulgado por la anterior conselleira de Educación era un decreto de mínimos que debería ser superado a considerarlo una norma excesiva que debe ser reformada para conseguir un bilingüismo amable. En este caso, el experto ya no sólo reduce su horizonte a un punto, sino que además este punto es variable. Una de las formulaciones de un postulado de Euclides dice que por un punto sólo se puede trazar una y sólo una recta paralela a una dada. Jocosamente, los estudiantes de secundaria decían que si el punto es lo suficientemente gordo se pueden trazar varias rectas. En este caso también se puede aplicar el teorema del punto gordo y efectivamente en el corto intervalo temporal de meses se puede decir una cosa y la contraria si su punto de vista es lo suficientemente gordo.

Hay otros expertos que intervienen en el tema del gallego que están jugando un papel importante. En especial el presidente de la Mesa pola Normalización Lingüística, Carlos Callón, está participando de una manera activa en el debate. Con el anterior Gobierno no sólo manifestó ardientemente sus discrepancias sino que llegó a amenazar con denunciar a todos los profesores y centros que no cumpliesen estrictamente el decreto del gallego. Ni corto ni perezoso, él era el gran guardián del gallego y sus esencias. Incluso la anterior presidenta de la Mesa pola Normalización calificó de ayatolá a su sucesor, el propio Carlos Callón. No sabemos si el señor presidente es ayatolá o no, pero algunas de sus actuaciones sí que están cargadas de intransigencia y falta de visión, y, por tanto, hacen que todo lo que suene a normalización sea visto por algunos como una imposición. El gallego no es algo que competa a los expertos, sino una lengua elaborada y sostenida a lo largo de los siglos por sus hablantes, los gallegos. Elaboración y sostenimiento que se hizo fundamentalmente por la gente del pueblo de una manera natural y no desde luego por expertos, ni por gente que sólo vivía de su elaboración y sostenimiento.

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, que no tiene un pelo de tonto, sabe de los impagables favores que le está haciendo Carlos Callón. Cada vez que habla este señor, más gente piensa si el Partido Popular no llevará razón en su política sobre el gallego. Si no existiese el señor Callón, el presidente de la Xunta buscaría a alguien parecido para hacer el mismo papel

Sin embargo, el señor Feijóo no debería pensar que con esas ayudas y con otras similares ya tiene el debate ganado. La lengua es algo muy serio, muy sensible para muchos gallegos y no sólo es cosa de algunos expertos. Por esa razón, esos gallegos, más tarde o más temprano, le pedirán cuentas de su política.

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