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Urkullu califica de "parada técnica" la pérdida del Gobierno

El PNV ofrece a los 'abertzales' un "espacio de encuentro" para defender Euskadi

Con una intervención apoyada en la crítica sin cuartel a un Gobierno socialista que "administra pero no gobierna" y en la denuncia sin ambages de la violencia de ETA, el presidente del PNV, Íñigo Urkullu dejó en la celebración de los 114 años de su partido un aviso a los navegantes socialistas: "Nuestra parada es técnica, solamente para coger aire y arrancar con nuevas propuestas e iniciativas". El máximo dirigente peneuvista advirtió al Ejecutivo de Patxi López y a los socialistas de que el PNV es la "garantía de un país que no va a detenerse", porque el "cambio político arrumbado y amañado no puede hacer que lo construido en 30 años se desmorone en un lustro".

"Gobernar requiere una ambición, una meta; nuestra meta es Euskadi", mientras que la del PP-PSE es simplemente "durar en Euskadi y Navarra", recalcó en un discurso plagado de censuras a la inacción del Ejecutivo de Patxi López. Un Gabinete con un resultado más bien exiguo, a tenor de la interpretación realizada ayer por Urkullu de sus dos meses de gobierno: "Han pasado 100 días [se cumplen el próximo 18 de agosto] que en realidad han sido 100 noches y el Gobierno no ha amanecido", interpretó.

"Han pasado cien días de Gobierno del PSE, que han sido cien noches"

Urkullu dejó también un mensaje diáfano en relación con la violencia de la organización terrorista ETA, cuya existencia de terror cumplirá 50 años el próximo 31 de julio. Presentó al PNV como el "Partido de la No Violencia" y apuntó que después de todos esos años "no tenemos por qué sufrir ninguno más".

"La democracia y la política", subrayó, "son incompatibles con la violencia como medios para supuestos fines políticos. La violencia no tiene sitio ni sentido entre nosotros", declaró en un mensaje para los que quieren ensayar un polo soberanista al margen de los peneuvistas y sin condenar a ETA. De hecho, Urkullu avanzó una oferta a los abertzales, que no detalló, de crear un "espacio de encuentro para quienes quieran defender nuestra identidad" y "contribuir a la causa nacional vasca". Aunque sí dejo claras dos cosas: que ni está en juego el liderazgo del partido a la hora de buscar ese acuerdo -"lo hacemos sin desnaturalizar nuestro propio proyecto político"- y siempre desde el desapego total a la violencia. "Un compromiso que mira al futuro", agregó en otro momento de su intervención en Sabin Etxea, acompañado por el líder del ala soberanista, Joseba Egibar, y el resto de la ejecutiva peneuvista. "Un futuro que a los abertzales nos emplaza a identificar qué nos une y qué nos separa; qué hace imposible o no la colaboración y cómo entendemos la construcción social de un pueblo para todos", en alusión a la violencia.

La oferta del líder peneuvista -que llega un día antes de que finalice su ronda de contactos hoy con el PP y Aralar para cerrar un acuerdo de estabilidad institucional- puede marcar un otoño que el propio líder de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, había señalado como el momento para que el polo soberanista echara a andar. A ese mundo le recordó Urkullu en la parte en euskera de su discurso, el camino emprendido con el nuevo Estatuto Político y la ley de Consulta de Ibarretxe. En castellano apuntó que el PNV nació hace 114 años para "ejercitar su derecho como pueblo a ser lo que de manera dinámica decida dicho pueblo ser".

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