_
_
_
_
_
Reportaje:Diseño

Dos grafistas en 3-D

Pati Núñez y Enric Jardí imprimen hondura y volumen a los objetos

Anatxu Zabalbeascoa

Una botella-jarrón. Una ilustración que salta de la página para golpear el estómago. Shakespeare en movimiento. Frascos anodinos que se sofistican con sólo una sutil etiqueta y se venden a precio de refresco. Una libélula que quiere hacer volar un libro. Hay un grafismo en España que no se conforma con las dos dimensiones. No es un estilo. Son ideas gráficas. Entre la sutileza y la rotundidad, su fuerza apunta en muchas direcciones. De la mayor delicadeza a la imagen más impactante, el efecto es contundente: el nuevo grafismo imprime hondura y volumen. Una nueva dimensión en el diseño gráfico español.

- La botella-jarrón. Hace ya unos años que, empleando vidrios coloreados y convirtiendo las botellas en lujosos estuches, los embotelladores de aguas minerales quisieron ganarse un puesto en la mesa de los restaurantes. La diversidad de las procedencias y el esmerado diseño de sus envases desencadenaron una fiebre que proponía la cata de aguas como alternativa a la tradicional de vinos. La idea de dignificar una botella de agua tenía pues precedente. Pero la grafista Pati Núñez (Figueras, 1959) no se sentía cómoda vistiendo de etiqueta algo tan elemental, transparente y sencillo como el agua. Por eso cuando hace unos meses la empresa Fuensanta le encargó el diseño de su nuevo envase, ella lo envolvió en vegetación y convirtió una simple botella en un jarrón decorativo. Trabajar con las ideas antes que con las formas es marca de la casa de esta grafista con Premio Nacional de diseño. Sus body sprays para los supermercados Mercadona ilustran una intervención opuesta: un diseño desnudo que lejos de hacer desaparecer un producto contrasta con el griterío colorista habitual de las estanterías del súper.

Son profesionales que dotan de una nueva dimensión al diseño en España

- La imagen puñetazo. Un clásico del mejor grafismo es el impacto, la bofetada visual, la sorpresa, un recurso complicado en el mundo de sobreexposición en el que vivimos. El impacto juega con lo inesperado, la descontextualización y el humor surrealista, deudor de los poemas visuales de Joan Brossa. Usando una radiografía, Enric Jardi (Barcelona, 1964) llevó a las páginas del The New York Times el retrato de un hombre enfermo engullido más que por su dolencia por el pago de las facturas que le generaba esa enfermedad. El mismo diseñador montó a Shakespeare a caballo y lo vistió de mujer para presentar su Un cuento de invierno al público de la barcelonesa Sala Beckett.

- Libros que vuelan. ¿Cuál es la parte de un libro que más se ve? La más pequeña: el lomo. Jardí ha diseñado para casi todas las editoriales españolas: de Planeta a Destino pasando por RBA, Booket, Edicions 62, Global Rhythm, Ediciones del Bronce, Muchnik o Península. Y ha tenido que aprender a sacarle jugo a los libros. Uno de sus últimos trabajos (libros del Asteroide) consigue no remitir a ninguna colección anterior. Esa falta de referencias consigue visibilidad en las librerías para una editorial pequeña. Pero son los lomos de Emecé los que salen volando de las estanterías envueltos en las tenues alas de una libélula. El trabajo de este grafista es una oda a, como él mismo cuenta en su decálogo, "no tener estilo, inventar y hacer preguntas en un diseño que debe ser para todos".

-

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_