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Reportaje:ACB

Una vez más, Mike Smith

A los 45 años, tras ocho retirado, el alero juega un partido con el Dos Hermanas

"¿Crees que estoy loco?". Michael Smith (Nueva York, Estados Unidos; 1963) lanza la pregunta al aire y luego sonríe. No hay respuesta. Tampoco la espera. El ex jugador de baloncesto del Joventut, Madrid, Caja San Fernando y Lucentum, entre otros clubes, sólo busca reafirmarse en lo oportuno de la decisión que ha tomado. Tras retirarse de las canchas en 2001, hace ocho temporadas, el alero volvió a jugar el sábado pasado un partido oficial a los 45 años con el equipo sevillano Dos Hermanas, de Primera Nacional, para el que trabaja desde octubre pasado como asesor y responsable de la cantera. En 15 minutos, Smith sumó nueve puntos, incluido un triple en los últimos segundos, y seis rebotes. "Por suerte, no soy un tipo que gane mucho peso. He estado yendo al gimnasio, haciendo pesas y me he entrenado con la plantilla unos días. Pero, claro, ponerme una equipación oficial y jugar un partido es otra cosa", comenta.

El 'ex' del Joventut y el Madrid se ofreció para ayudar al equipo sevillano en Primera

En realidad, el encuentro era intrascendente. Hace un mes, el conjunto andaluz estaba en puestos de descenso. Fue entonces cuando Smith se ofreció al técnico, Antonio Ternero, de forma desinteresada para tratar de apoyarle. Ahora ya respira aliviado gracias a que el Dos Hermanas ha conseguido la permanencia. "Vio que estábamos en riesgo y quiso ayudarnos. Ahora estamos salvados, pero hay muchos niños que querían verle jugar. Y mis jugadores querían jugar con él y poder decir 'yo he jugado con Mike Smith", cuenta Ternero.

Sin embargo, a los más pequeños del club les dice poco su nombre. O nada. "Ellos son de la época de Ricky Rubio", dice Smith entre carcajadas; "son sus padres los que se encargan de explicarles quién soy".

En ese momento surge el joven de 23 años que aterrizó en Málaga, tras un año en Irlanda, para estar a las órdenes de Javier Imbroda en el Maristas. El alero con gran capacidad de salto que pasó cuatro temporadas en el Joventut de Lolo Sainz y Jordi Villacampa, con el que conquistó la Copa de Europa en 1994. El que estuvo otros tantos años en el Madrid para acabar retirándose en el Caja San Fernando. Ahí puso fin a un periplo de 12 años en la ACB. La LEB le acogió un año más antes de su adiós definitivo. Desde entonces reside en un pueblo de Sevilla mientras que su esposa, de la que se separó, y sus hijos viven en Málaga. "Llevo media vida en Andalucía y me siento muy bien aquí", asegura el estadounidense, que participó en dos Campeonatos de Europa (1995 y 1997) con la selección española tras obtener la nacionalidad (fue 16 veces internacional).

Su relación con el Dos Hermanas le permite organizar las categorías inferiores del club. La otra parte de su tiempo la tiene ocupada con su trabajo en una agencia como representante. En unos días viajará a su país para seguir el último tramo del Campeonato de la Liga Universitaria en busca de algún joven prometedor. "Es muy difícil llegar a ser profesional. Además de talento y capacidad de liderazgo, la suerte es muy importante. Alguien tiene que verte y darte una oportunidad", explica.

La suya llegó mientras jugaba al baloncesto con el equipo de la Universidad de Carolina del Sur, en la que estudiaba Criminología. Era una oferta para marcharse al Yoplait, de Dublín. Hacía poco le habían aceptado para ingresar en la Academia del FBI en Virginia (Estados Unidos). Se lo pensó dos veces antes de coger el billete y volar a Irlanda: "Era una posibilidad para convertirme en jugador profesional. En mi país lo veía complicado. Mis padres me animaron a probar y, ya ve, no me fue mal".

Nunca se ha planteado ser entrenador -"demasiada responsabilidad", se justifica-. Pero a los 45 años, con una sonrisa permanente en el rostro, continúa agradecido a aquel golpe de suerte que le ha llevado a Dos Hermanas y a ponerse las botas una vez más.

Mike Smith, el pasado jueves en Sevilla.
Mike Smith, el pasado jueves en Sevilla.JAVIER BARBANCHO

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