Invierno del descontento berlinés

Alfombra roja, brillo de estrellas y recesión. Tres fueron ayer los ingredientes inaugurales de la 59ª edición de la Berlinale, la quermés cinematográfica del festival que vino del frío. Frisaban las 20.00 cuando The international, interpretada por Clive Owen y Naomi Watts y firmada por el director alemán Tom Tykwer, sirvió de arranque a la muestra como una ácida metáfora de las causas que nos han empujado a este invierno del descontento. En efecto, el filme trata, a modo de thriller, sobre brutales desfalcos y banqueros sin escrúpulos. ¿Les suena?

La palabra crisis planea sin duda sobre la muestra. Se niega en los discursos de los organizadores, se repite en las colas para comprar las entradas y se explicita en los argumentos de las películas. "En momentos como éstos, nada como el cine para olvidar", aseguró el director de la muestra, Dieter Kosslick. Según él, las cerca de 400 películas y las decenas de estrellas de Hollywood que acudirán al festival serán suficientes para huir de la dura actualidad, por lo menos mientras los patrocinadores lo permitan.

Se ha reducido el espacio para los documentales, antaño plato fuerte

Porque otras grandes preguntas son éstas: "¿Cómo se portará Volkswagen [patrocinador oficial] el año que viene? ¿Bastará con el dinero público?", se preguntaba el miércoles el diario Süddeutschezeitung en un editorial, y concluía: "La recesión cambiará el cine y cambiará los festivales".

"No queda un stand libre en el European Film Market (EFM), las cifras de compradores y vendedores de momento son estables", aseguró Beki Probst, su directora, en un intento por ahuyentar los malos augurios. El EFM es el primer mercado de cine del año y suele tomarse como un infalible indicador de tendencias.

¿Y el cine? En la selección se han privilegiado películas de ficción -con la inclusión algo incomprensible de La pantera rosa 2, con el inefable Steve Martin- y reducido el espacio para los documentales, de tradicional, uno de los platos fuertes de la muestra berlinesa, y este año una mala idea si uno se recluye en un cine para evadirse.

La apuesta es también por las estrellas, mucho más numerosas este año que en el anterior. Las primeras en llegar fueron ayer los actores de The international, Clive Owen y Armin Mueller-Stahl. En los próximos días llegarán Kate Winslet, Jude Law, Michelle Pfeiffer o Demi Moore. También las hay, no se crean, entre los miembros del jurado, como la presidenta, la actriz Tilda Swinton, Oscar a la mejor secundaria por Michael Clayton.

Dieciocho películas compiten por el Oso de Oro. Entre ellas figuran algunos asiduos a este festival, como Bertrand Tavernier, que acude con In the electric mist, con Tommy Lee Jones; el sueco Lukas Moodysson, que presentará Mammoth con Gael García Bernal, o el alemán Hans-Christian Schmidt, director de Storm, un thriller con la Corte Penal Internacional de La Haya como trasfondo.

Latinoamérica vuelve a ser protagonista, tras haber ganado el año pasado el Oso de Oro con la película brasileña Tropa de élite, de Jose Padilha. La directora peruana Claudia Llosa, de 32 años y benjamina de los directores que acuden a Berlín, presentará La teta asustada, mientras Adrián Biniez, argentino, celebrará su bautismo en este concurso con la película Gigante.

Entre los títulos que han creado más expectativas está The reader, de Stephan Daldry, con Kate Winslet, por su tema, que trata de la herencia del Holocausto y que vivirá su estreno en las pantallas alemanas. En la sección paralela Panorama, España tiene su sitio con Sólo quiero caminar, de Agustín Díaz Yanes, y Coyote, de Chema Rodríguez.

La venta de entradas comenzó el miércoles y a las pocas horas ya habían sido vendidas 15.000 localidades.