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Caudal paisajístico dilapidado

Para las organizaciones ecologistas de La Marina Alta, las frustradas urbanizaciones programadas en las montañas de los términos de Pego y Gata de Gorgos son dos claros ejemplos de cómo dilapidar un valioso caudal paisajístico, ya irrecuperable, en nombre de un floreciente negocio ahora en quiebra.

Los daños medioambientales ocasionados por el programa urbanístico de Penya Roja pueden haber sido muy altos: la Plataforma en Defensa del Territorio de Pego envió a la Unión Europea un informe de la Universitat de València que advertía de las graves consecuencias de las obras para los acuíferos de la zona. Los ecologistas también creen que la pérdida de cubierta vegetal agravó los efectos de la riada de 2007. Y el Museo Arqueológico de Dénia asegura que la iniciativa urbanística provocó la destrucción parcial de una cueva de la Edad del Bronce y de varios poblados moriscos.

En Gata, los vecinos y turistas que frecuentan el linde del río Gorgos, que atraviesa valles repletos de viñedos y profundas gargantas casi vírgenes, se vieron sorprendidos en poco tiempo por las espectaculares dimensiones de la urbanización Gata Residencial.

El complejo ha derivado en una abigarrada concentración de chalés visible desde varios kilómetros a la redonda que cambió para siempre la faz de la montaña que linda con el vecino término de Pedreguer.

Entonces, las imágenes de Gata Residencial fueron esgrimidas por diversas entidades sociales, entre ellas el colectivo Abusos Urbanísticos No, para denunciar la hegemonía indiscriminada del hormigón en la comarca de La Marina Alta.

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