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Columna
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La crisis en Galicia

El panorama mundial de crisis económica está caracterizado por una falta de confianza generada por los problemas, dificultades y errores cometidos en el sector financiero de Estados Unidos que se han trasladado al mundo financiero europeo, asiático y latinoamericano provocando situaciones graves a las empresas, empezando por aquellas relacionadas con la construcción y siguiendo por otras muy sensibles a la caída de la demanda de bienes de consumo. Esto está provocando en todo el mundo ajustes de plantillas y despidos.

Este clima de dificultades y de falta de confianza también afecta a Galicia, como no podía ser de otra forma en una economía globalizada. Sin embargo, los efectos de la crisis son menores en Galicia que en el resto de España, al menos hasta ahora. Todos los índices de actividad económica y de empleo así lo indican. El paro aumenta en Galicia, pero mucho menos que en el resto de España, de tal manera que el porcentaje está tres puntos por debajo de la media y actualmente está cuatro puntos por debajo del porcentaje de 2004. Todavía se crea empleo y aumenta la población activa.

En la apuesta por la educación y el impulso a la innovación reside la fortaleza de Galicia

El sector financiero gallego, esencialmente representado por las dos cajas, no presenta debilidades e incluso una de ellas hace unos días informó de que el número de depósitos creció considerablemente en lo que va de año. Hay sectores económicos, como el naval, que no presentan incertidumbres. La pregunta del millón es si la situación va continuar más o menos así o se van a acentuar las consecuencias de la crisis en los próximos meses, adquiriendo dimensiones similares a las que se padecen en otras comunidades autónomas como Valencia y Murcia.

¿Galicia puede resistir? Hay opiniones que manifiestan que Galicia, debido a su condición periférica alejada de los grandes circuitos económicos, padecerá la crisis con un cierto desfase temporal, pero que ésta llegará con toda su crudeza dentro de unos meses. Igualmente se argumenta que las economías menos desarrolladas que crecen menos en época de vacas gordas decrecen más lentamente en época de vacas flacas, pero finalmente les llega la crisis con toda su intensidad.

Hay datos que no apoyan dichas opiniones. Es cierto que Galicia aumentaba su PIB menos que la media española y europea hasta el 2005, pero desde entonces crece porcentualmente uno y dos puntos por encima de las dos medias (española y europea, respectivamente).

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Igualmente, hay sectores importantes en la economía gallega que presentan fortalezas. El sector naval tiene una cartera de pedidos que garantizan una carga de trabajo hasta, por lo menos, el año 2014 y con unas muy buenas perspectivas para años posteriores. El sector textil, gracias a sus aciertos en la innovación de procesos y diseños, tiene unas características y una adaptabilidad a factores externos de mercado mayores que el mismo sector de otros países y comunidades autónomas. Hay sectores emergentes como los de energías renovables, tecnologías de la información y nuevos materiales donde, aunque con relativamente corta implantación, las empresas muestran un dinamismo encomiable.

Estas realidades no ocultan que hay otros sectores que tienen dificultades. El sector de la automoción necesariamente va a sentir la falta de demanda de los países occidentales debido a la crisis, como ya sucede hoy en día, lo cual inexorablemente llevará a ajustes de plantillas. Pero gracias a la alta competitividad del sector en Galicia y a las inversiones públicas y privadas en innovación y desarrollo puede que los problemas no lleguen a ser tan fuertes como los que ya se están produciendo en Cataluña, Valencia y Castilla-León.

El sector turístico también reflejará las dificultades de la economía. Sin embargo, la evolución del año indica que la caída es suave y menor que en las comunidades mediterráneas. En general, la economía gallega presenta una diversificación notable, con una dependencia del sector de la construcción mucho menor que en la mayor parte de las otras comunidades.

Estos factores, unidos al clima de confianza creado por el Gobierno gallego y a las medidas específicas aprobadas para activar la economía y para paliar las consecuencias de la crisis en determinados sectores sociales, hacen pensar que Galicia va afrontar los problemas con garantías y que el impacto en términos de pérdida de puestos de trabajo sera menor que en otras comunidades autónomas.

Aun siendo importante las medidas de apoyo adoptadas, sin embargo, a medio y largo plazo, lo más decisivo para fortalecer tanto el tejido productivo y la productividad de Galicia como para reforzar su capacidad e influencia, es la apuesta por la Educación y por la Investigación e Innovación que tan decididamente ha llevado a cabo el Gobierno de la Xunta en estos últimos años. En la continuidad de esa política residirá la fortaleza de la economía de Galicia.

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