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Reportaje:Información privilegiada | Empresas & Sectores

La sucesión de Quintás calienta motores

El ex ministro Jordi Sevilla, candidato a dirigir Funcas, la fundación de las cajas

Miguel Ángel Noceda

Quedan todavía dos años para la sucesión en la presidencia de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), pero ya han empezado a sonar los tambores y las distintas fuerzas toman posiciones. Juan Ramón Quintás, actual presidente, cumplirá entonces su segundo mandato y los estatutos de la entidad no permiten más de dos. Por eso, desde antes del verano comenzó a orquestar la sucesión, entre otras cosas porque el catedrático gallego debía dejar por obligación el puesto de director general, que compartía con el de presidente, al cumplir en agosto los 65 años. A eso hay que añadir que se tiene que hacer el relevo en Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorros, que ocupa el veterano Victorio Valle, aunque en este caso no hay límite.

Así las cosas, Juan Ramón Quintás entabló contacto con las fuerzas vivas del sector para buscar un consenso. En ese sentido, pactó con los responsables del PSOE un paquete en el que figuraba el nombre de José Antonio Olavarrieta como director general y el de Jordi Sevilla como director de Funcas, como principales candidatos, aunque existían otros nombres en la lista, como José María Méndez, director de la CECA.

Llegó la asamblea general de las cajas de Zaragoza a principios de septiembre y se produjo únicamente el nombramiento de Olavarrieta, un hombre de la casa que era director general adjunto. Alguien entendió que se había roto el acuerdo y que la candidatura del ex ministro socialista de Administraciones Públicas para ocupar la dirección de la fundación se había disuelto. Algunas fuentes, por otra parte, sostienen que Quintás dio un golpe de mano, aprovechando precisamente que estaba obligado al cambio por su cumpleaños. Pero la verdad es que era así y, probablemente, pudo suceder que no había un consenso claro. Olavarrieta figuraba en el paquete de consenso pactado por Quintás y los socialistas, que veían con peores ojos a Méndez.

No obstante, la sucesión en Funcas sigue abierta, toda vez que puede ir acompañada por otros cambios en la confederación y por la preparación de relevos a más largo plazo. Y es que el nombramiento de Sevilla se contempló como un primer paso para saltar a la presidencia en dos años. Pero eso son palabras mayores y, desde luego, en ese cargo también estarían interesados muchos responsables de cajas, así como el propio Olavarrieta.

Según los estatutos de la CECA, para ser presidente hay que serlo previamente de una caja o director general. La CECA, además de ser la confederación de todas las cajas, tiene la consideración de caja de ahorros. Es decir, para Olavarrieta no sería ningún problema. Cumple 65 años justo dentro de dos y tendría que dejar la dirección general; pero para presidente no hay límite de edad (sólo de dos mandatos). Otra cosa sería para el director de Funcas, que es la obra social de la CECA. Sin embargo, precisamente por regirse como una caja de ahorros, pueden modificarse las normas y permitir el ascenso por esa vía.

Todo está hablado. Al presidente de la CECA lo nombra la asamblea, que la forman los presidentes y los directores generales. Evidentemente, todo el proceso estará preñado de condicionantes. La correlación de fuerzas -formada a partir de los ayuntamientos y las comunidades autónomas, teniendo en cuenta también a los impositores, a las entidades fundadoras y a los empleados- al final puede tener poco que ver con el nombramiento porque a veces priman otro tipo de intereses (no hay más que ver las disensiones que han ocurrido en Caja Madrid dentro del PP) que aparcan las diferencias políticas. Nadie se atreve, en estas circunstancias, a apostar por quién tiene mayor peso. Ningún grupo político, a la hora de hacer cálculos teóricos, llega a dominar por mayoría la asamblea, donde también hay mucho poder nacionalista.

En cualquier caso, todo estará en función de las negociaciones y de los consensos. Porque, con excepción de la presidencia de Quintás, la historia dice que con el PSOE mandó Braulio Medel, y que con el PP ascendió Manuel Pizarro, quien fue el que colocó a Quintás, un hombre que estuvo en política como diputado de UCD, de presidente manteniendo el cargo de director general.

Braulio Medel (izquierda) saluda a José Luis Rodríguez Zapatero en presencia de Miguel Blesa, en el centro, y Juan Ramón Quintás.
Braulio Medel (izquierda) saluda a José Luis Rodríguez Zapatero en presencia de Miguel Blesa, en el centro, y Juan Ramón Quintás.ULY MARTÍN

Fusiones por obligación o por voluntad

El mundo de las cajas está enfebrecido. El proceso de fusiones parece inevitable, aunque a los responsables de las entidades les cuesta ponerse al frente del mismo. Es probable, no obstante, que el aumento de la morosidad como consecuencia de la crisis obligue a acelerar las negociaciones. Más allá de la obligación, las que ya han reconocido su voluntad de alianza son las del País Vasco y Castilla y León, y las que lo tienen en proceso de maduración son las andaluzas, lideradas por Braulio Medel, presidente de Unicaja y hombre fuerte del PSOE en el sector. A excepción de la cordobesa Caja Sur, que depende de la Iglesia, las otras (Caja Sol, Caja Granada y Caja Jaén, además de Unicaja) preparan armas y bagajes. -

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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