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Reportaje:

Una compañía indeseada

El 70% de los hoteles y la mitad de los establecimientos de agroturismo prohíbe la presencia de perros

Disfrutar de un fin de semana fuera cuando se tiene un perro no es tan sencillo. Sólo el 30% de los hoteles vascos, un total de 87, acepta animales de compañía, según una guía editada este año por la Fundación Affinity. Si se opta por un agroturismo o una casa rural, el propósito puede resultar algo más fácil, porque casi la mitad de estos establecimientos en Euskadi lo permite, aunque la mayoría con la condición de que el animal pernocte lejos de las habitaciones. En los autobuses públicos interurbanos sólo se admiten perros guía.

Pese a que los establecimientos tolerantes con las mascotas son todavía una minoría, Euskadi es, después de Cataluña, la comunidad española que mantiene el porcentaje más alto de hoteles que los aceptan. La media en el conjunto de España es del 22,3% y Baleares, con un 14%, la comunidad donde los canes son peor bienvenidos en su sector hotelero.

"Las mascotas nunca nos han producido ningún destrozo en nuestro hotel"
Algunos locales que permiten animales cobran un suplemento

La categoría de los hoteles que aprueban la estancia de animales domésticos no es problema en el País Vasco, donde cabe elegir desde los más básicos hasta los de cinco estrellas. Algunos de sus propietarios afirman que decidieron hace años abrirles sus puertas porque ellos mismos tenían perro y eran conscientes de "lo difícil" que resulta viajar o veranear con ellos. Argumentan que las mascotas suelen estar "bien educadas" y no ocasionan problemas. "Nunca nos han producido ningún destrozo ni ninguna cosa rara. Puede que en alguna ocasión algún perro haya ladrado un poco, pero no es lo común", observa Marco Giannoti, director del Hotel Mundaka, de una estrella.

El alojamiento de animales de compañía -perros, en la mayoría de los casos, y ocasionalmente algún gato- no siempre es gratuito. El Hotel Sheraton de Bilbao, que mantiene habitaciones específicas para clientes que se registran con estos animales, cobra un suplemento de 25 euros más IVA por cada noche de estancia. Por lo general, los canes tienen vetada la entrada a los restaurantes de los hoteles.

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De los 289 establecimientos y casas rurales pertenecientes a la asociación vasca Nekazalturismo, casi la mitad permite que el cliente lleve a su perro, aunque sólo veintisiete le dejan corretear por la habitación del dueño. En el resto, los animales deben dormir en casetas instaladas en el jardín, garajes, establos u otras dependencias secundarias de la finca, según precisan responsables de esta agrupación, que integra al 85% de la oferta de este tipo de alojamientos que existe en Euskadi.

Lo que también tiene su complejidad es llegar al destino en el transporte público. En Euskotren los animales están prohibidos, al igual que en el metro de Bilbao. Pueden ser trasladados en los trenes de Renfe y FEVE, aunque en esta última compañía el billete obligatorio para perros cueste algunos céntimos más que el de su dueño. Los autobuses interurbanos del servicio público de las tres provincias vascas sólo autorizan perros guía. Un portavoz de la Diputación guipuzcoana asegura que se está estudiando la posibilitad de modificar la norma para permitir que animales domésticos viajen con Lurraldebus.

Pero a miles de vascos les gusta llevar a su perro de vacaciones. Así lo confirman los 5.500 pasaportes para animales domésticos -canes, gatos y hurones- expedidos en Vizcaya y los 2.469 en Guipúzcoa desde que en octubre de 2004 se hizo necesaria dicha acreditación para viajar con estos animales por los países de la Unión Europea. En Álava, ni las instituciones ni el Colegio Oficial de Veterinarios facilitan el número de pasaportes concedidos.

Para Esteban Martínez, del Centro de Acogida y Adopción de Perros y Gatos de Vizcaya, el hecho de que apenas se vean animales domésticos en bares y restaurantes, donde sus propietarios se reservan el derecho de admisión, es consecuencia de una falta de educación social. Este veterinario recuerda que en países como Francia o Alemania la presencia de canes no está prohibida "prácticamente en ningún sitio". Y atribuye esta diferencia tanto a la falta de conciencia de quienes no están acostumbrados a convivir con un animal, como de quienes se confiesan sus amantes y luego acaban abandonándolos.

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