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Barcelona quiere ser una referencia en el sur del Mediterráneo

La cumbre de ministros de Exteriores de la UE se reúne en Marsella

Miquel Noguer

Los impulsores de la candidatura de Barcelona como sede de la Unión por el Mediterráneo no ocultan que el objetivo es, en el fondo, algo "simbólico". Ni la capital catalana se convertiría de un día para otro en feudo de funcionarios de los 47 países de la Unión ni Barcelona aparecería de repente en los medios internacionales como la nueva capital del sur de Europa. El proceso, si la candidatura es finalmente elegida, será mucho más largo. "El objetivo es confirmar Barcelona como ciudad de referencia del Mediterráneo y aprovechar la sede para construir una capitalidad de la región", afirma la secretaria de Relaciones con la Unión Europea de la Generalitat, Anna Terrón.

Si las gestiones del Gobierno central y de la Generalitat culminan con éxito, la sede barcelonesa podría convertirse en una realidad hoy y mañana en la cumbre de ministros de Exteriores de la UE que se celebra en Marsella (Francia). El secretariado de la Unión por el Mediterráneo supondría para Barcelona el aterrizaje de una treintena de funcionarios con la misión de gestionar, fiscalizar y promover las ayudas de los países ricos a los de la orilla sur del Mediterráneo. El secretariado de la Unión sería el organismo internacional más importante con sede en Barcelona. La Generalitat y el Ayuntamiento esperan que sea una semilla que germine en algo que debería aportar valor añadido y proyección internacional a la ciudad.

Proceso de Barcelona

El director del Instituto Europeo del Mediterráneo, Senén Florensa, cree que la trayectoria de la ciudad avala la candidatura de Barcelona. Recuerda que el secretariado es fruto de un proyecto que se lanzó en la ciudad en 1995, el llamado Proceso de Barcelona, ratificado por los ministros de Exteriores de la región. En 2005 Barcelona acogió la primer cumbre euromediterránea de jefes de Estado y de Gobierno, que dio nuevo impulso a la Asociación Euromediterránea.

Pero la indefinición es total en estos momentos. La secretaría se creará, en Barcelona o en otra ciudad, pero sus contenidos y funciones carecen de concreción. Algunos países apuestan porque esta secretaría sea un órgano técnico que se dedique a la gestión de las ayudas al sur. Otros preferirían que el organismo tuviera un carácter más de representación y, por tanto, con alto contenido político y diplomático.

La reunión de ministros que comienza mañana apenas se ha podido preparar. Los problemas del presidente francés con la Liga Árabe surgidos en los últimos tiempos han impedido la celebración de reuniones previas para desbrozar el camino. "Puede pasar de todo: que la sede vaya a Barcelona, que vaya a otra ciudad o incluso que el lunes no se pueda acordar nada", admiten fuentes conocedoras de la negociación.

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Pero ¿qué supondría realmente para Barcelona conseguir la sede? De entrada, la ciudad acogería su primera sede de un organismo internacional de alto nivel más allá de la Casa Àsia, en funcionamiento desde 2001. Ello facilitaría la celebración en Barcelona de algunas de las cumbres anuales de los ministros de la Unión Europea, además de convertir la ciudad en lugar de paso de numerosos funcionarios y altos cargos de los 47 países comprometidos en el proceso. El Ayuntamiento de Barcelona considera que este simple hecho dinamizaría la economía local, además de facilitar la expansión de nuevas rutas aéreas desde El Prat hasta ciudades de Europa y del Mediterráneo todavía no conectadas directamente con Barcelona.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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