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Cosa de dos
Columna
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Sabelotodo

Carlos Boyero

Creo haberme equivocado de canal al ver a Ana Pastor interrogando sobre todo lo humano al extrovertido y siempre profesional Antonio Banderas ya que los invitados a 59 segundos que se exponen al concienciado bombardeo o la ardorosa defensa de los periodistas, esos objetivos y antimaniqueos narradores de la realidad, siempre pertenecen a la casta política. Y me pregunto: ¿Qué hace un ilustre miembro del universo de los cómicos reemplazando en tan trascendente tribuna pública a los timoneles de la patria, a los infatigables defensores del bien común?

Deduzco que ese estratégico cambio de protagonistas se debe a que intuyen la fatiga del espectador en tiempos sombríos ante el previsible discurso del político, oficio que jamás estará amenazado por el despido o por el paro, y les da mucho más juego el artista concienciado, el triunfador que no se ha encerrado en su urna de cristal y expone su visión de las personas y las cosas.

Flipo con la cantidad de conocimientos que acumula Banderas sobre infinitos e inaplazables temas. Tambien con su aplomo, conciencia social y soltura dialéctica. Sabe de política nacional e internacional, del cambio climático y del islamismo, de Obama y del rey Boabdil, de la hostia en verso. Admiro que nada de lo humano le sea ajeno, pero me abruma ligeramente el tono enfático y la seriedad forzada. Y por supuesto, prefiero a un actor compacto y preparado, con estilo y calidez, estético y presuntamente ético como Banderas, soltándose el rollo en este programa que observar las siempre intragables actuaciones de una Esperanza Aguirre o un José Blanco. Banderas se gana fastuosamente la vida interpretando, pero si decidiera hacerse tertuliano o político no tengo ninguna duda de que tambien sería una estrella.

Le preguntan qué debe hacer el Estado con la sagrada cultura en medio de la agobiante carestía económica que está padeciendo el personal. Su respuesta me decepciona por obvia: apoyarla. O sea, soltar la pasta a los que velan por el alma. Está claro que el lirico inventor de la frase "no solo de pan vive el hombre" jamás sintió la cercanía del hambre. Sería asesor cultural.

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