Dos películas de la Mostra exponen a seres comunes a giros trágicos del azar
Dos películas abordaron ayer en la Mostra de València-Cinema del Mediterrani, desde distintos puntos de vista, historias lejanas en lo geográfico pero similares en su capacidad de mutar el destino de sus personajes. Tanto la tunecina Al-Hadithat (El accidente), de Rachid Ferchiou, como la serbia Milos Brankovic, traducida para la ocasión como ¿Quién demonios es Milos Brankovic?, de Nebojsa Radosavljevic, exponen a hombres ordinarios a giros trágicos del azar que transforman radicalmente sus vidas.
Milos Brankovic es un arquitecto dedicado en exclusiva a su trabajo y a su pareja, Alexandra. Vive una vida apacible. Y de repente, un cúmulo de circunstancias adversas transforma su existencia en una pesadilla: es víctima de una banda de atracadores, su tutor falsifica su tesis, negocios turbios envuelven a su novia... La película, rodada en color pero positivada en blanco y negro, muestra ciertas partes de las escenas coloreadas posteriormente. Y es, a juicio de su realizador, un "homenaje a los grandes directores". "Hay aspectos en la película que podríamos calificar de metafilm, referencias al cinema verité", afirmó Radosavljevic, quien explicó, además, que se trata de "una visión específica de Serbia, pero también una visión general de cómo está el mundo".
En cuanto a Farés, el protagonista de Al-Hadithat, su vida cambia cuando es el hombre más feliz del mundo, pues su esposa Fátima acaba de dar a luz y acaba de comprar un nuevo taxi. Todo cambia para él cuando una pasajera enigmática y bella se sube en su vehículo. A partir de ese momento, según resume la productora, "está a punto de arriesgar su futuro, su felicidad y su propia vida".
En la jornada de hoy, La Mostra estrenará dos películas. Adieus Mères, en español Adios madres, del marroquí Mohamed Ismail, lleva al espectador al éxodo judío hacia Israel de los años sesenta. Y L'Ora di Punta (La hora punta), del italiano Vincenzo Marra, que tiene el atractivo extra de estar protagonizada por la consagrada Fanny Ardant.
